Pasamos la tarde en nuestro alojamiento a las fueras de Villaharta. Las obligaciones incluían encender una chimenea pero ni Alberto ni Fran ni nuestra posadera fueron capaces de mantener el fuego vivo más allá de los diez minutos iniciales. Por supuesto yo ni lo intenté. Así que tuvimos que disfrutar de una fría tarde y de una noche un poco peleona. Claro que el espectáculo de Fran secando la ropa en el microondas no tuvo precio y compensó la debacle. Eso y el ventilador girando a toda pastilla la noche entera con el colgador de ropa debajo subido sobre la mesa fue un número circense en toda regla.
Bajamos a cenar a un restauante cercano. Ración de cochifrito que no pudimos terminar y entrevista telefónica con Roge Blasco de Radio Euskadi. El día tres de abril repetiré ya en la Vía de la Plata. Obligaciones con los medios, qué cosa.
Ambiente de la roja en el bar con todo el mundo siguiendo con pasión el partido en la tele. Júbilo general y los consiguientes cubatas de mis compañeros de ruta. Aunque no hace falta que gane la selección para este tipo de asuntos, como os podéis imaginar. Estuvo bien verlo ahí en Villaharta. 0-1 ganó España y la gente encantada.
Ya por la mañana nos despedimos de Fran que se volvía para Córdoba pensando en lo que iba a disfrutar con la bici en la bajada técnica desde Cerro Muriano. Nosotros cogemos carretera y allá que nos vamos con la incógnita de si se podrá vadear el río Guadalbarbo. La bajada es rápida y… ¡zas! Imposible, lo mires por donde lo mires. Buscamos alternativa pero no la encontramos. Media vuelta a subir lo que habíamos bajado. Alegría.
Arriba retomamos la carretera. Tendremos que ir hasta Pozoblanco y de allí a Alcaracejos. Es la única opción que se nos ocurre. Al de poco de coger la carretera nos topamos con un rebaño de más de mil ovejas que ocupan todo el ancho de la calzada espoleadas por los perros y los pastores. Todo un espectáculo para urbanitas como nosotros. Los acompañamos un trecho y luego adelantamos por la izquierda al rebaño pidiendo paso con amabilidad. Las ovejas lo entienden y no ponen pegas.
La carretera baja al Guadalbarbo y sube y baja y sube, y vuelve a subir para luego bajar. Rediós, preciosa pero no acaba nunca… de subir. Bien, se corona un puerto, pero no, da igual, se baja y a seguir subiendo. Nos hacemos casi mil metros de desnivel acumulado en la tontería de carretera hasta Pozoblanco. Eso sí, como os digo, preciosa, con sus cortijos y luego ya en zona más adehesada con sus toros, sus cerdos, caballos y resto de fauna habitual por estos lares.
Decidimos no entrar a Pozoblanco y seguir hasta Alcaracejos. ¿Qué echáis en falta? Ya, barro, pero todavía no tocaba. ¿Qué más? Eso es, viento en contra y una buen recta donde los camiones pasan zumbando a toda pastilla. Como vamos sin agua paramos en unos invernaderos y le sacamos el agua al dependiente de la caja. Gracias, majo, un detalle dejarle sin agua al compañero que viene luego a hacerte el relevo.
Para las 13:30 estamos en Alcaracejos. Hambre. Bocata de tortilla de jamón y tapas para la espera cortesía del Bar Tic-Tac, récord mundial de televisores gigantes por metro cuadrado. Eso sí, nadie de los lugareños les hacía caso. Pero menuda fiesta debieron tener ayer con la roja.
El final de etapa son 26 kilómetros hasta Hinojosa del Duque por zona cien por cien Pedroches. Dehesa. horizonte, encinas, cortijos y nuestra dosis diaria de barro, esta vez negruzco y vete tú a saber a cuenta de qué. Las ligeras lomas se van sucediendo y enseguida llegamos a Hinojosa. Paso por boxes a manguear las bicis y al hostal. Luego toca echar un vistazo a la programación de procesiones, que ya entramos en las fechas más señaladas. Mañana os cuento.
Distancia recorrida: 81,39km. Tiempo sobre la bici: 5h 52min. Desnivel acumulado: 1388 m.
Enlaces útiles:
- Serie completa de posts sobre esta ruta en bici por el Camino Mozárabe y la Vía de la Plata.
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- Ruta prevista Granada – Mérida – León.