Pueblos que lo fueron

by Julen

Número 43 de una calle principal

Pájaros arriba, ruinas abajo

Pedalear por esta zona ahora que llega el mes de agosto es sinónimo de pueblos con gente de la ciudad que regresa a pasar unos días. Algarabía algo ajena a lo habitual, bullicio de niños que corren y gritan mientras los abuelos observan la escena casi como si no fuera con ellos. El otro día en Piedrahíta, por ejemplo, la plaza estaba a rebosar de niños jugando a todo lo que su edad merecía.

Hoy la ruta ha sido bien diferente. Sí, han sido los mismos pueblos, pero más pequeños, más ocultos a la mirada de la «carretera general». Rodando por cañadas y caminos tradicionales, en paralelo a muros de piedra que parecen no terminar nunca, de vez en cuando surgía algún pueblo que, mayormente, lo fue. El Losar del Barco, El Charco, El Tejado, La Horcajada, Medinilla, pueblos y más pueblos.

Precisamente en este último una señora desde un balcón me preguntaba que hacia dónde iba. ¿Hacia dónde? A ningún lado, solo sigo una ruta para conocer estos pueblos. Y ella me insistía: ¿por qué?, ¿por qué estás por aquí?, ¿acaso eres de alguno de estos pueblos?, ¿cómo es que no vienes con amigos? Le he dicho que era de Bilbao y que había venido a conocer esta zona de Ávila. Ella no lo ha entendido muy bien porque, claro, he reconocido que no conocía a nadie de por aquí. Entonces, ¿para qué vienes? Me estaba liando y he decidido saludarla diciéndole adiós porque tenía que continuar ruta.

En la ciudad la gente no te habla desde el balcón. Vaya escena si sucediera. Allí el progreso se disfraza de anonimato y te coloca una capa de invisibilidad. Te ven pero no eres nadie, te ven pero no va con ellos. En cambio en cada uno de estos pueblos el saludo es religión. Buenos días, buenos días. Hasta luego. Que tenga un buen día. Hola.

Pero son pueblos que quedan asidos por un hilo muy delicado al presente. Gente mayor que sigue su ritmo de vida. Porque la mayor parte de estos pueblecitos -como tantos otros- resulta que lo fueron. Sí,  sobre todo, lo fueron. A lo mejor hay que pararse, bajar de la bici y conversar con esa señora mayor sentada a la sombra para entender qué ha pasado. Si se puede entender. Porque algo ha pasado.

En esta parte en cada pueblo hay alguna casa en ruinas. Abandono que deja la historia al rojo vivo, incendiaria, terca frente al olvido. Porque esos abandonos atraen la mirada y fijan el recuerdo. Pueblos que empequeñecen ante el progreso de las ciudades creativas donde dicen está el futuro. Mientras, esas ruinas son también el presente aunque para fotografiarlas debas venirte sin ninguna razón en concreto.

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6 comentarios

Pilar Kaltzada 30/07/2012 - 21:34

He pasado muchos años en un pueblo como los que describes, muy cerca de la ruta que estás haciendo y que yo estoy disfrutando muchísimo gracias a estas crónicas. Y sin sudar sobre la bici!
En cada una de esas casas abandonadas hubo una vez mucha vida. Sus paredes se caen hoy, pero antes sostuvieron a varias familias. Disfruta de la ruta, y sigue contándola, suave, suave 🙂 Eskerrik asko!

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Julen 07/08/2012 - 10:08

Pilar, para mí estos pueblecitos son una especie de «alimento para el espíritu». No sé por qué, pero es como si de repente se activara una especie de conexión interior. Cosa rara. Huy, huy, que esto me lo voy a tener que hacer mirar 😉
Gracias por tus buenos deseos.

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GEMMA rojo 01/08/2012 - 11:06

Oso polita Iturbe 🙂

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Julen 07/08/2012 - 10:06

Znks! A seguir bien, señora vecina 😉

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Alberto Blanco 04/08/2012 - 15:47

Me ha hecho una ilusión especial tu post, por los grandes recuerdos que me ha traido de mi infancia y adolescencia en La Horcajada, y también por algunos familiares que todavía viven allí… A lo mejor lo era la señora que tan interesada estaba en tus «para qués».

Un abrazo 🙂

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Julen 07/08/2012 - 10:04

Muy bonita toda esta zona, Alberto. Tenía pendiente dedicarle unos días… y quizá me hagan falta algunos más todavía. Puede que tenga que volver a retomar conversaciones con la gente del lugar para saber si hacen falta «para qués» cuando damos pedales por esos sitios tan entrañables 😉

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