Etapa 3: Huerta del Rey – San Esteban de Gormaz

by Julen

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La noche ha estado entretenida a cuenta de unos huevos estrellados con morcilla y picadilo además de un balde patatas fritas. Todo comida sana de esa que engulles solo cuando andas de ruta, sobrado de quemar tropocientas calorías. El caso es que la juerga gastronómica me ha tenido contento toda la noche. Vuelta y revuelta sin acabar de conciliar bien el sueño. Y si eso le pasa a alguien con la costumbre de dormir como un ángel, pues que muy mal, vaya. El despertar ha traído consigo más de una visita al baño. Hasta aquí puedo contar.

Desayuno en El Villarreal a las 7:30, lugar de sellado oficial del salvoconducto en Huerta de Rey. Un camarero muy amable nos ha sacado de dudas acerca de la diferencia entre un té americano y un inglés. No le hemos preguntado su nombre pero ya sería un Casiano o algún Crescencio, que para eso el pueblo tiene su fama. Total, que para las 8 ya estábamos pedaleando.

El cielo estaba oscuro y nos han caído unas gotas, pero el día se ha portado estupendo hasta San Esteban de Gormaz. Poco a poco ha ido despejando y hasta hemos pasado un poco de calor, aunque en la parte final parecía que el cielo se iba a desplomar sobre nosotros. A ver qué tal mañana, que es cuando ya en serio parece que el tiempo se pone complicado.

El camino ha sido muy entretenido, con tramos ribereños junto al Duero, subiditas entre pinos, pistas pedregosas sobre un suelo de un intenso color rojo arcilloso, algún que otro sendero… Vamos, casi de todo. Los kilómetros se hacen rápidomy para las dos ya hemos llegado a San Esteban. Aconsejados por un lugareño nos hemos metido un menú de 10 euros en un hostal junto a una gasolinera. Apariencia cutre por fiera, comida muy digna por dentro. Recomendable.

La anécdota del día en Castillejo de Robledo. En el bar Camino del Cid hemos estado charlando con el camarero, que ha resultado ser subcampeón estatal de cocktails. Allá en el bar unas 50 marcas de ginebra y otras tantas de ron. En mayo el hombre se va pars La Habana para participar en un campeonato. Allí en el pueblo no solo tiene el bar sino también un pequeño hotel rural donde pone en práctica su saber hacer. Según nos ha explicado solo utiliza productos nacionales en sus cocktails. Ahí es nada el colega.

Nos queda la tarde para degustar el románico de San Esteban. Estamos alojados en la casa rural El Rincón de Elena, muy agradable. Mientras termina la lavadora, aprovecho para escribir estas líneas.

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