Día de descanso en Alhama de Aragón

by Julen

El amanecer ha traído consigo un cambio en la rutina diaria. Hoy no hay pedales y Alberto se marcha para Fuengirola, como ya hizo el año pasado. Entonces fue en bici y hoy es una triple combinación de trenes. Algo antes de las nueve nos hemos despedido. Hasta la próxima… que quizá pueda pasar por terminar en verano este mismo camino o por recorrer algún otro.

A las 9:30, aprovechando que estamos en un balneario, he recibido una nueva sesión de masaje terapéutico. Una chica encantadora se ha encargado de recorrer el pretibial anterior para arriba y para abajo. Me ha quitado casi el dolor al caminar y puede que luego pase de nuevo por sus manos. Ya veremos. A ver cómo se da el día. Escribo esto todavía a última hora de la mañana sin saber muy bien cómo acabará.

Me he dado un paseo matutino hasta el lago termal y luego por la zona baja del pueblo, junto al río. Compra básica: un dedal con la imagen de la Virgen del Pilar para la ortodoxa colección de dedales de mi madre. Luego visita a la iglesia parroquial, con un San Roque bien majo, y después un té en uno de los baretos donde he podido leer el periódico de ayer viernes. ¿Quién dijo prisa o aceleración? De eso nada. El pueblo se contagia de esa lentitud pegajosa del balneario. Porque aunque el edifico sea nuevo y se vea el trajín propio de temporada alta, en este tipo de sitios la bruma de la melancolía lo impregna todo.

Bueno, segunda sentada para escribir el artículo de este día de descanso. Son ahora cerca de las 16:30. He vuelto a hablar con la fisio a la hora de comer, quien todo amabilidad se ha prestado a una segunda sesión y me ha infiltrado. Siempre hay una primera vez para estas cosas y a mí me ha tocado a los 47 añitos. Luego tengo de nuevo piscina termal para rematar esta jornada de recuperación. A ver si con calma consigo al menos llegar hasta Teruel. Me hace mucha ilusión recorrer Sierra Menera y hacer fotos de lo que hoy queda de aquel antiguo pueblo minero en el que Boquitas Pintadas pasó algún verano.

Voy a revisar mapas y rutómetro de la etapa de mañana, en la que tengo previsto llegar a Daroca. Prefiero considerar alternativas de carretera para tenerlas a mano si es que el estado de las pistas y senderos se complica a cuenta de las lluvias de estos últimos días. El plan de viaje se retrasa un día y no creo que vaya a llegar hasta Valencia, como comentaba antes. Pero, como suelo comentar con mi colega David, a veces lo bueno de los planes es no cumplirlos. Pero tenerlos, hay que tenerlos.

Por cierto, que estaba viendo por Internet el final de la Vuelta al País Vasco y vaya cómo caía agua en Oñati. Se ve que por fin la tierra recibe la dosis de elemento líquido que tanto hacía por todas partes. Estaban las carreteras para gente habilidosa como Samuel y el hombre ha cumplido pronósticos.

Bueno, pues aquí lo dejo por hoy. El tiempo fluye despacio. Mañana de nuevo en ruta para ir a Daroca. Las previsiones del tiempo son buenas y eso es toda una alegría.

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