Creemos en una red distribuida, que no descentralizada. Creemos que es positivo generar diversidad y evitar las grandes aglomeraciones. Son creencias, puedes o no compartirlas. A medida que más y más gente utiliza los conductos «oficiales» de conversación -Facebook, Twitter y LinkedIn a la cabeza- más conviene mantiene recordar el modelo en que creemos. Vivimos en un territorio donde se conduce por la derecha; no tenemos elección. Pero podemos elegir las carreteras por las que transitamos.
Bajar peldaños hasta llegar a la persona que somos -como agente económico- conduce, como opción, a la artesanía. Y paradójicamente, a medida que vas bajando peldaños vas cayendo en la cuenta de que necesitas a las demás personas. Hoy es muy difícil entender la producción de cualquier bien, tangible o intangible, sin contar con la ayuda de otras personas. Pero haber bajado todos los peldaños obliga a establecer relaciones de igual a igual. Sí, el famoso P2P, que dirían los anglosajones.
Las redes sociales son esos bares que están abarrotados. Cuanta más gente hay, más gente quiere estar en ellos. Su éxito es volumen. Y dentro de la cantidad, la campana de Gauss repartirá boletos como siempre lo ha hecho. Habrá de todo. Difícil buscar, pero siempre tendrás opciones para encontrar seres cercanos… y lejanos. Allí están todos.
¿Por qué entonces abrir otro bar? Porque no estamos buscando la cantidad. No estamos en la liga de ganar cuantos más partidos mejor. Hemos elegido otra opción, que creemos implica una dimensión más humana. Hay límites y los aceptamos. Aunque no rechazamos el lazo débil -a veces un misterio cómo evoluciona y muta- estamos buscando lazos fuertes en lo que nos veamos implicadas en un viaje colectivo. Por distintas carreteras pero explorando un territorio suficientemente apetitoso.
Nuestra investigación sobre empresa abierta se mueve en esta dirección. Es difícil que la vayas a ver desarrollada en Facebook, en LinkedIn o en Twitter. Otra cosa es que de vez en cuando usemos las grandes autopistas. Las usamos, pero sin renunciar al placer de conducir por carreteras secundarias, esas que pasan por pueblos y que invitan a bajar la velocidad sin necesidad de que te obligue a ello un cartel o, peor aún, un radar. Son carreteras que representan una elección.
10 comentarios
huuuummmmmm… muy interesante esta metáfora…
Juanjo, siempre son bonitas las carreteras secundarias. Lo único: no hay que tener prisa 😉
la gente de barrio preferimos las carreteras secundarias, ya lo creo 🙂
Es que en los barrios no caben autopistas 😉
[…] Consultoría artesana en red » Artesanía y diversidad, en defensa de las carrete… […]
No sé si soy capaz de dejar un comentario
Que sí, que sí, que ya ha llegado… y yo contestando dos semanas más tarde… mil perdones, que tenía pendiente repasar comentarios.
[…] Julen Iturbe y una defensa de la artesanía y la diversidad. […]
[…] otro día leíamos un articulo muy interesante ” Artesanía y diversidad, en defensa de las carreteras secundarias”, que nos parece muy apropiado para destacar algunas cosas del turismo en la zona que nos rodea.Para […]
[…] otro día leíamos un articulo muy interesante ” Artesanía y diversidad, en defensa de las carreteras secundarias”, que nos parece muy apropiado para destacar algunas cosas del turismo en la zona que nos rodea. Un […]