Facturar o no facturar, he ahí la cuestión

by Julen

Don dineroCreo que hay ¿trabajos? en los que no debemos facturar. O al menos hay que considerar ciertos proyectos de tal forma que su objetivo no sea ganar dinero. Quizá cobremos por ellos, pero debería ser lo mínimo imprescindible. Trabajar siempre para facturar te hace perder mucha perspectiva… de negocio. Sí, he dicho de «negocio».

Cuando hablamos de economía abierta, en realidad, lo que vemos frente a nosotros son alternativas en los modelos de negocio. Si Radiohead decide no cobrar de la forma habitual por un disco o el MIT a través de su opencourseware abre la lata de los apuntes de clase y los pone a nuestra disposición, no por ello renuncian a disponer de un modelo de negocio. Al eliminar una de las fuentes clásicas de ingreso tradicionales se afila la imaginación para buscar alternativas.

¿De dónde llega la facturación que alimenta la primera línea de la cuenta de resultados? Puede ser este un buen momento para repensar su procedencia. ¿Los ingresos atípicos pueden representar alternativas viables a futuro? Pero si eso es así, ¿debe la empresa aceptar como propio de su negocio una fuente de ingresos no vinculada a su cadena de valor tradicional? Mi respuesta es sí. La economía abierta «abre» también la lata del ingreso. Hay que repensar por qué las personas y empresas estamos dispuestas a «pagar».

¿Puede una empresa privada con ánimo de lucro pedir «donativos» y contemplarlo como una fuente de ingreso estable? Parece una locura. Pero el lucro y el no lucro se están fundiendo en una plaza de mercado donde las fronteras se diluyen. El tercer sector se privatiza y la empresa privada migra -o quiere hacerlo y hay que estar atento a las formas- hacia esquemas de valores propios del tercer sector. Y la santa madre iglesia bendice el cuarto sector, lo dijo el Aspen Institute, amén.

En un ámbito artesano, esta realidad la tenemos enfrente todos los días. Llevamos a cabo muchas actividades no facturables, junto a otras donde facturas lo que puedes. Aplicas leyes de mercado donde los proyectos tienen un precio. Pero ¿cómo cobrar a gente que se acerca para poner en marcha nuevos proyectos en los que están colocando toda su ilusión? Quizá pueda facturarse si disponemos de ayudas públicas… lo cual no sé en realidad si es facturación, porque se rige por otros criterios. Hay lo que hay y se factura lo que se factura. Nada que tenga que ver con precio de mercado. Y tan contentos.

Tenemos que conseguir proyectos para no facturar. Así de claro. O, como decía antes, proyectos que no se rijan por la obtención del máximo beneficio económico. Sí, tenemos que ser empresa y tenemos que no serlo. O tenemos que ser otro tipo de empresa. Al final, no me engaño, hablamos de ética. Eso en lo que tantas aplica el refrán: «dime de qué presumes y te diré de qué careces». Y hasta incluso, a veces, seguro que se me puede aplicar. Paradojas y dilemas irresolubles con los que convivimos.

Buen fin de semana, por cierto.

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La imagen en Flickr es de David Lacarta.

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10 comentarios

joía Jaio 23/10/2010 - 09:13

Bien dices, Julen. Aunque yo creo que esto por lo que tú apuestas tiene que ver más con las personas que con las organzaciones. Hay personas que en la pupila (que no es azul, como decía Bécquer) tienen tatuado el signo del dólar y con ese filtro miran cualquier acividad. Incluso la de ocio.

A mí me gusta mucho, y lo practico, tu concepto de la «economía del cariño» que encaja en este esquema y se parece mucho al truque de otros tiempos.

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Odilas 23/10/2010 - 09:51

Totalmente de acuerdo!, y creo que a veces actuamos como un RobinHood de los nuevos mercados: Cobrando mucho a los grandes y ayudando por casi nada a los «pequeños».
Un abrazo y fuen finde.

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Francisco Marco-Serrano 23/10/2010 - 10:42

Yo más bien diría que te refieres a beneficio monetario. Lo que sucede en mucjos casos es que se tiende a ser miope en el cálculo de beneficios económicos desestimando beneficios no monetarios de altp valor agregado, tal como afirmas, hasta para el consultor.

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J. A. Galaso 23/10/2010 - 10:47

Yo creo que las verdades son relativas. Cuando conduces y tienes que aparcar vas a poca velocidad y tu mirada esta cerca del morro (o del culo según hacia donde vas), cuando vas por la autopista tu mirada se pone en el horizonte porque vas a mucha velocidad, no importa lo que pasa en los 30 primeros metros.

Cuando tienes asegurado el corto plazo puedes dedicarte a buscar proyectos para no facturar.

Lo único necesario para asegurar una estrategia a largo plazo es tener asegurado el corto, de lo contrario el largo plazo no va a existir.

Pero en el fondo estoy de acuerdo contigo no lo voy a negar

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Angel 23/10/2010 - 16:57

De acuerdo, desde dos perspectivas:
1.- No solo compartimos con la sociedad nuestros beneficios pagando impuesto sino también contribuyendo con lo que mejor sepamos hacer.

2.- Si te gusta, perdón si te apasiona tu profesión, como no vas a querer contribuir a su mejorarla aportando conocimiento y experiencia de forma gratuita bien en forma de un blog, de artículos o conferencias.

Gracias por tu artículo.

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Prudencio 23/10/2010 - 22:15

Muchas Gracias, Julen. Esta visión tuya de la economía social aplicada a nuestra labor como Consultores Artesanos (ya siento que soy para mí mismo de este cuño), precisa atención de la buena. Mi opinión hoy es que una solución puede pasar por la idea «freemium», en la que una parte de nuestros servicios, por ejemplo en mi caso las conferencias y reuniones de trabajo con promotores de viviendas, las realizo en las asociaciones y escuelas de negocio gratis, y mi retribución económica la consigo cuando a empresas promotoras les puedo ayudar de forma comprometida y mantenida a conseguir ventas. Por si ayuda.
Saludos de Prudencio

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Julen 25/10/2010 - 06:18

@joía Jaio, lo de la economía del cariño hay que cuidarlo, ¿verdad? Por cierto, para tu alegría te diré que ya tengo relato escrito para Globalkultura. Ahora sólo me queda pulirlo.

@Odilas, esa parte de sentirnos haciendo justicia tiene su gracia. Claro que mientras lo hagamos en una esquina y a pequeña escala. El sistema no admite mucho más, me temo.

@Francisco, sí claro, hablo de dinero. Eso de tan escasa importancia en la empresa moderna 😉

@J. A. Galaso, ¿y si fuera que mirando al largo plazo aseguras el corto? Lo digo porque a veces esa presión por lo inmediato impide ver la «rentabilidad» (no sólo económica, claro) de los proyectos no facturables.

@Angel, gracias por el piropo. Conste que esto de compartir puede que lo tengamos que ver poco a poco, experimentando con red, paso a paso. No hay por qué dar grandes saltos arriesgados. Quizá se trate de no hacer tanto ruido pero sí compartir nueces 😉

@Prudencio, lo de «freemium» es también un asunto delicado. Porque aunque todos vivimos de nuestra facturación, parece a veces que lo «freemium´» es sólo una estrategia comercial para captar futuros clientes. Pero mejor eso que nada, desde luego.

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Consultoría artesana en red » En pura lógica no deberíamos trabajar con ciertos clientes 22/12/2011 - 07:08

[…] Supongo que cuando alguien te llama para hacer un proyecto partes de la base de que “quiere” hacerlo. ¿Cómo no? Otra cosa es que, aunque “quiera” hacerlo, tenga los mimbres y la actitud para “poder” hacerlo. Y aquí nos enfrentamos a una primera gran decisión: ¿vamos a ser capaces de dejar, al final del proyecto, en manos del cliente unas prácticas que aseguren que cuando nosotr*s hemos desaparecido, él seguirá manos a la obra? No, no es tan fácil esa primera decisión de si trabajar o no con un cliente. Además, casi siempre, la facturación nos nubla la vista. […]

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Clientes y, sin embargo, amigos | Consultoría artesana en red 11/07/2014 - 13:06

[…] entiendo el trabajo de consultoría artesana sin proyectos no facturables. Tenemos que trabajar sin cobrar. Hay que hacerlo de vez en cuando. Porque sí, porque nos ayuda a […]

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Ez fakturagarrien inguruko artikulua 15/07/2014 - 15:03

[…] entiendo el trabajo de consultoría artesana sin proyectos no facturables. Tenemos que trabajar sin cobrar. Hay que hacerlo de vez en cuando. Porque sí, porque nos ayuda a […]

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