Estoy en Tenerife para dar una conferencia sobre empresa abierta dentro de una jornada que ha organizado la Cámara de Comercio. También estará una compañera de Mondragon Unibertsitatea para exponer brevemente algunas claves de la experiencia de las cooperativas de Mondragón. En mi caso, voy a darle continuidad a lo que ya expuse en una jornada anterior. Insertaré algunos ejemplos para tratar de explicarme mejor.
Quienes han organizado la jornada han puesto el acento en dos conceptos que quizá convenga redefinir cuando hablamos de la economía abierta: rentabilizar y externalizar. El primero tradicionalmente ha estado atado a dos referencias: la última línea de la cuenta de resultados y una manera concreta de entender el «tiempo» en los negocios. Es decir, que ser rentable supone conseguir beneficios suficientes en un periodo de tiempo concreto. En la economía abierta, la idea de rentabilidad se ensancha porque incorpora un horizonte temporal de más largo plazo (la sostenibilidad lo requiere) y todo lo que de social supone (más allá de lo económico).
Por tanto, la «rentabilidad» se relativiza dentro de una perspectiva social que exige a las empresas no sólo jugar en el terreno de la generación de riqueza económica sino haciéndolo de una cierta manera. De hecho la convergencia hacia el cuarto sector no deja de ser un síntoma de este movimiento.
Otra cuestión es la de externalizar. En la economía abierta, este concepto pierde sentido. «Fuera» es cada vez más «dentro», si es que esos dos extremos sirven. Elaborar el mapa de «coopetidores» es una de las piezas fundamentales del tablero de juego de la economía abierta. Hay multitud de agentes con quienes competir, pero con los que también se puede colaborar. «Externalizar» no tiene sentido cuando es lo cotidiano, cuando no sientes «el dentro» si no es inserto en algo más amplio, ese ecosistema que le da sentido. Ahí estás tan fuera como dentro o viceversa.
Sí que resulta de interés, no obstante, esa idea de buscar quién complemente tus competencias como empresa. Esos modelos de mutua interdependencia resultan en general muy provechosos. Aportan diversidad y constantes oportunidades de compartir prácticas de trabajo y organización.
En fin, os dejo la presentación accesible, que es como otra que he utilizado antes pero a la que añado algunos ejemplos tras la investigación del sector de economía abierta… de la que hablaré más tranquilamente en estos próximos días, ahora que ya hay una primera edición digital para poder leer. Aunque aviso: son más de 300 páginas… que traducido a twitts son ¡¡¡cerca de 4.000!!!