Santa Olalla – Aracena

by Julen

Amanece el día y los cristales empañados dicen que fuera hace frío. Otro día de cielo azul pero que deja paso a temperaturas por debajo de los 10 grados. Así que ritual de cada mañana: abrigrarse. Ya habrá tiempo de quitar ropa de encima, si procede. Antes de salir de Santa Olalla, tostada de rigor y análisis previo de la etapa del día: salimos por pista hacia las antiguas minas de Cala, luego carretera, luego caminitos… y Aracena.

La luz de primera hora de la mañana da para entretenerse y jugar a hacer fotos y probar con un par de videos. Por el camino nos encontramos con la gente del lugar que va a atender a su ganado. Por esta zona sobre todo vacas más que cerdos. La pista discurre, como otras veces, entre dos muretes que nos separan de los animales.

Cruzamos varias fincas lo que supone abre y cierra cancela. Una, dos, tres, cuatro… pierdo la cuenta. Eso sí, las vacas a escasos metros de la pista o en la pista misma imponen. Cuernos hermosos y terneritas que se arriman a sus mamás en cuanto ven a estos dos tipos disfrazados de marcianos. Y alguna que otra, claro, se asusta. En fin, tramo entretenido a cuenta del ganado.

Termina este tramo junto a los terraplenes de las minas de Cala. No es paisaje cotidiano; destaca sobremanera entre las lomas su perfil rectilíneo. Quedan al otro lado, junto a una campa inmensa que se abre antes de llegar a una carreterita que une las minas con Puerto Moral y Aracena.

Justo antes de entrar en esa carretera nos encontramos con la última cancela: cerrada con candado. Hay que saltar por un lateral, aunque apenas hay altura. A Fran ya le hemos escuchado muchas veces este asunto: caminos públicos en fincas privadas que acaban cerrados a cal y canto. La finca en cuestión es Pedro Vaquero. Es la primera que nos hemos encontrado cerrada, también hay que decirlo. Y en el rutómetro ya se indica una forma alternativa de cruzarla. Así que no parece tan grave el asunto.

La carretara deja a ambos lados amplios cotos de caza mayor. Otras veces que había andado por aquí (verano de 2008) siempre me había topado con ciervos y otros animales del estilo, pero esta vez sólo hemos visto cerdos. Cerdos y más cerdos.

Queda el repecho final para subir a Aracena, casi 400 metros de desnivel desde el embalse de Aracena, que se deja a la derecha. Primero Puerto Moral y luego Corteconcepción hacen más llevadera la subida. Avituallamiento líquido en este último pueblo antes de dar las últimas pedaladas por los caminos y veredas que conducen a Aracena.

Al de poco de comenzar por estos estrechos caminos empedrados, Alberto añade más marcas a su cuerpo. ¡Zas! al suelo. O sea, que a partir de ahí precaución, que no queda tanto para el final de su experiencia transandalus. Para animar más el asunto, nos perdemos. El GPS y el rutómetro dicen una cosa pero eso es imposible. No sé, quizá me he liado. Preguntamos a la gente que anda por los alrededores (en bici, a pie y con burros) y retomamos el camino de Aracena, no sin ciertas dudas.

Pues eso, que aquí estamos, en Aracena. Me he tenido que subir a un hotel de cuatro estrellas que tiene un chamizo con un ordenador de monedas. 8 euros por hora y media, toma goma. En Aracena, imposible conectarse. En la Oficina de Turismo ya me lo han dicho bien claro: ¿Qué quiere? Es sábado y, además, Sábado Santo. Pues vale. a punto he estado de conseguirlo en la Peña Bética a través del enchufe del farmacéutico, que es el presi, pero estaban viendo una procesión en Sevilla y no he querido líos. Allí me han dicho lo de este hotel y me he subido con la bici para postear. Dura la vida del blogger, ¿verdad? 😉

Bueno, pues mañana más. Me quedo solito para hacer los tres últimos tramos hasta Moguer. Y el miércoles de la semana que viene a currar como un poseso… la que me espera.

Datos del día: 45 km en 3 horas y 53 minutos.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.