Fuente Obejuna – Cazalla de la Sierra

Desayuno en Fuente Obejuna, en el Triángulo: café con churros. Pero churros tamaño king size. Y en cantidad. Y, claro, también una tostada con aceite y sal. Y como no llega con un café, pues que sean dos. Y así empieza el día, con una especie de atracón graso. O sea, que a dar pedales para bajar el desayuno. Por delante casi 100 km hasta Cazalla de la Sierra. Xabi nos acompaña; así que seguimos siendo tres. Antes con Fran, ahora con Xabi. Y, cómo no, en un mundo pequeño, tenemos amistades comunes.

La primera parte, tranquila, por las lomas suaves que nos van acompañando desde hace un par de días. Cortijos, toros, cereal, todo ello ocupando huecos entre el verde intenso de la primavera transadalusera. El GPS nos guía. Sin Fran como pastor de ovejas ciclistas, hay que fiarse de la tecnología. Aunque, por si acaso, faltaría más, llevo mapas y rutómetro.

Enseguida llegamos a Argallón donde llenamos los botellines de agua. Sí, de agua. Porque quedan 47 km por carretera hasta Alanís de la Sierra. Digo carretera, por llamarlo de alguna forma, claro. Más bien es una pista con algo de brea. Claro que para dar pedales, estupenda. Otra cosa es andar en coche por ella. Creo que no habrán sido más de cinco los que hemos encontrado en esos 47 km.

Hacia Alanís terreno con tres pequeños puertos que suben el desnivel acumulado en esta primera parte a los 1000 metros. El calorcito ya se nota. Subimos suave, porque desde Alanís todavía quedan otros más de 40 km hasta Cazalla de la Sierra.

En Alanís primera parada técnica para aprovisionamiento líquido y sólido, pero en pequeña dosis. Decidimos seguir hasta San Nicolás del Puerto para comer algo más de fundamento por allí. Los 11 km que tenemos que recorrer pasan en un santiamén. Pista ancha en ligera bajada al principio y luego típica zona con algo de barro y ¡por fin! un vadeo de los de mojarse los pies. Ya pensábamos que nos librábamos. Pero no, no hay etapa sin vadeo en esta primavera transandalusera.

En San Nicolás cae una tapa de carrillá. Sí, lo que yo siempre he llamado «carrillera» aquí es «carrillá». Sabe a gloria, como casi cualquier cosa que uno se meta después de 70 km dando pedales. Gran invento esto de los pedales para abrir el apetito. No cabe duda.

Desde San Nicolás ya sólo queda bajar a toda mecha por la Vía Verde de Cazalla de la Sierra. Cerca queda El Cerro del Hierro, donde se ha habilitado la antigua mina como lugar de visita. Nosotros sin embargo bajamos por la vía verde, cruzándonos con mucha gente paseando o en bici. A medida que nos acercamos a Cazalla es más evidente la sensación de que es semana santa y que eso supone un montón de gente de vacaciones. Gente y más gente en las riberas del río Huéznar.

Y para rematar el día, un precioso senderito para subir a Cazalla. Menos mal que lo hemos cogido. Andábamos con dudas de si subir por carretera, pero al final ha sido una buena decisión. Es ciclable casi al cien por cien. Excepto un par de pequeños tramos donde hay que empujar la bici, lo demás se hace montado.

Y aquí estamos, en Cazalla de la Sierra. Primera sensación de que sí, que hay gente, bastante gente. El hotel donde estamos, Vega de Cazalla, muy coqueto. Pero lleno. Bueno, supongo que es normal. Todos estos días atrás, sin apenas ver gente, daban la engañosa sensación de que los humanos habían huido y en su lugar sólo quedaban ovejas, toros y cerdos. Pues no.

Jueves Santo en Cazalla. Eso quiere decir que hoy le toca a la hermandad de penitencia más antigua de las que procesionan en Cazalla, la Real e Ilustre Hermandad de la Santa Vera-Cruz, con el Santísimo Cristo de la Salud y María Santísima de la Esperanza. A eso dedicaremos luego la tarde. Cosas de la TransAndalus en Semana Santa.

Datos de la etapa: 90 km en 5 horas y 59 minutos (por cierto, voy a meter este dato en las crónicas anteriores).