Cortegana-Calañas

by Julen

La pensión El Aceitón de Cortegana queda junto al cuartel de la Guardia Siví. Y cuando me he tomado la tostada sacrosanta de la mañana, también tenía al lado a la correspondiente pareja… de la Guardia Siví. Entrañable: alojamiento y desayuno junto a la benemérita; qué cosas tienen estos pueblecitos de la Transándalus.

He callejeado un poco por Cortegana. Las callejuelas se pegan unas a otras en torno a la loma que ocupa el pueblo. La gente despertaba sin prisa, como yo. El tiempo se mueve de manera diferente por aquí.

Tomo la pista para Aroche. Hoy vuelven los pistones anchos. Nada que ver con los senderos de los tramos desde Aracena a Cortegana. Hoy de nuevo se vuelve a la pista pista, esa que mejora más de alguna carretera por la que hemos transitado. Camino a Aroche los kilómetros pasan deprisa, aunque se hacen entretenidos entre la dehesa y por los repechos que se suceden.

Se llega a Aroche tras un buen cuestón y unos cuantos perros; hay que joderse con estos animalitos que insisten en defender la cutrechabola de su dueño. Bueno, lo dejaremos estar ahora que ando leyendo Día de perros, de Alicia Giménez Bartlett, que es la segunda novela de la serie de Petra Delicado .

Aroche bullía: repartidor de butano, obras en el centro, mujeres a la compra, hombres parados mirando sin hacer nada (?). He decidido tirar palante… con un pequeño error inicial de orientación que enseguida hemos subsanado.

Más pistón para ir hacia San Telmo. Enseguida comienzan los eucaliptos y los pinos. Eso quiere decir que se produce un cambio de paisaje radical. La mano del hombre deja otra huella, la que exige una explotación económica que debe de dar ganacias, supongo. Y hablando de intervención humana: espectacular el paso por la mina abandonada que precede a San Telmo. Aguas de colores imposibles, instalaciones decrépitas, soledad, viento, una vida que fue y ya no es. Pasado que deja una huella en la orografía… también humana.

En San Telmo, parada obligada tras los casi 60 kilómetros que llevo pedaleados. Solo hay un bar. Solo hay una tapa: ensaladilla con gambas. Solo hay unos hombres que juegan al dominó. Un lugar cerca de ninguna parte. Eso sí, con su pantallón de plasma para ver el fútbol. Con eso no se juega.

En los últimos kilómetros pega fuerte el viento. De cara, por supuesto. Quedan 27 kilómetros hasta Calañas, entre plantaciones de eucaliptos y a través de una maraña de pistas que conforman un gigantesco laberinto. Sin GPS puede ser un buen lío. ¡Es todo tan parecido! ¿No he pasado antes por aquí? Pues será que no, eso dice el GPS, pero ¡vaya lío!

Antes hay un primer tramo por carretera. En El Cerro de Andevalo están de romería. Allá abajo junto a un río de aguas escandalosamente anaranjadas, todo el pueblo da cuenta de comida tradicional. Lo mismo que aquí en Calañas, verdadero pueblo fantasma (al menos a media tarde). Luego traen a la Virgen en romería, a eso de las 10 de la noche. Para allá me iré, pues no tengo otro plan mejor para esta noche 😉

Mañana espero subir fotos a Flickr y, según la conexión que encuentre, quizá también un vídeo a Youtube.

Datos del dia: 81 km en 5 h y 48 min.

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3 comentarios

Juanjo Hidalgo 06/04/2010 - 12:25

Está claro. No me extraña lo del pueblo fantasma. Un Lunes de Pascua (Lunes de Traída) en Calañas pueblo no quedan ni los gatos. Algún viejo, muy viejo. Todo el pueblo ha ido a Sotiel a por la Virgen o la está esperando en la Venta del Enterraor.
Abrazos de un calañés ausente

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asier 06/04/2010 - 12:53

Me tienes que pasar el trazado, algun dia con un poco de tiempo y preparando mi bici (otra vez) me animare a hacerlo…

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Julen 06/04/2010 - 17:08

@Juanjo Hidalgo, pero a la caída del sol fue espectacular. Me encantó. Es la primera vez que veo una romería así en un pueblo andaluz. De verdad que fue estupendo. Un día de estos subiré un par de pequeños videos que hice. Enhorabuena, calañés 😉
@Asier, eso es fácil. La gente de TransAndalus tienen todo metido en GPS. Una gozada. Ya te contaré.

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