En nuestro modelo tentativo de empresa abierta hemos incorporado desde hace tiempo la reflexión sobre el territorio común en que habitan proyectos con y sin ánimo de lucro. No es que estos dos conceptos se excluyan radicalmente, pero sí que concitan participación diferente. Puede ser que la sobrevaloración del éxito personal basado en lo profesional haya generado un considerable problema de percepción social respecto a la empresa. Una empresa que dice claramente que está «para ganar dinero» pudiera estar perdiendo la batalla frente a la «empresa con propósito». Pero ¿es el mismo perro con distinto collar? Buff, asunto delicado.
He cruzado varios correos con Felipe G. Gil, de Zemos 98, a cuenta de la forma en que el colectivo al que pertenece se plantea su futuro. Fran Cortés, coordinador de la TransAndalus, me decía también que su asociación ha llegado a un punto donde el proyecto requiere dedicación ¿profesional? Los indianos han planteado el derecho a la segregación como una forma de encarar el crecimiento. Pero, cuando la empresa a acometer comienza a dar dolores de cabeza organizativos y de ambición profesional, personal y colectiva, ¿qué hacer? Convertir el proyecto en una empresa y adoptar sus prácticas es una de las salidas. ¿Triste salida?
Desde luego que hay proyectos que alimentan su fuerza a base de no sobrevalorar sus ansias de ganar dinero. Goldratt siempre ha dicho que las cosas están claras: una empresa está para ganar pasta. Eso luego se ha traducido y endulzado en aportar valor al accionista y cosas similares. Pero nuestra sociedad del primer mundo vive en territorios confusos donde las contradicciones galopan a lomos de la felicidad. Menos mal que yo profeso la religión de la paradoja y que cultivo mi tolerancia a la incertidumbre. De todas formas es difícil salir del círculo dinero, dinero, dinero.
La cultura, con mayúscula o con minúscula, nada en el terreno de la economía, sujeta a una esclavitud feliz. El arte conecta con su entorno de referencia y trata de aportar su grano de arena. Hay que seguir leyendo a quienes levantan voces críticas. Es importante mantener la tensión de que no es oro todo lo que reluce.
¿Por qué existe la TransAndalus? Porque surge del cariño y del «porque sí» de un grupo de personas que comparten una afición. No parecería que en el origen sea la motivación económica lo que mueve participación, ¿no? Hay otros valores y son los que predominan y hacen el proyecto interesante. Pero como todo está interconectado ese proyecto genera también valor económico diverso, difícil de cuantificar, pero lo hace. Sin embargo, en la medida que crece necesita horas profesionales y ¿retribuidas? ¿Aceptamos el órdago y entramos en la dinámica de las transacciones económicas? Difícil evitarlo, me temo. Entonces, ¿cómo manejar esta delicada convivencia de motivaciones de rango superior y esas otras de que aquí todos vivimos de unos ingresos económicos?
En este sentido creo que la empresa abierta puede ser una alternativa «diferente» que evite incorporar un proyecto ilusionante a esquemas burocráticos y anticuados. Diluir los límites con el entorno y generar divergencia para abrir espacios a nuevos proyectos personales es fundamental. Porque el proyecto puede reproducirse en forma de esporas para crear una red de proyectos conectados donde los nodos se desarrollan tanto de forma autónoma como en la medida en que forman parte de esa red.
Le dije a Fran Cortés que desde Obea, nuestro grupo de investigación de Mondragon Unibertsitatea, trataríamos de documentar su caso. Y espero que no sea un caso «cerrado» ni de «éxito» sino un caso que muestra un proyecto necesitado de evolución, complejo e ilusionante a la vez. Entramos en territorio complicado, donde surgen múltiples alternativas. Hay estrechos senderos y pistas, muchas de ellas aparentemente difíciles y en subida, pero allá arriba siempre aparece algún paisaje que recompensa, aunque todos sabemos que el camino continúa. A disfrutarlo.
5 comentarios
Ya ustedes tienen mucho camino andado en la responsabilidad social. Nosotros hemos tenido que aprender a los trancasos , pero las experiencias que hemos tenido han sido bien gratificantes.
Nacho publicó una frase que me impacto y es un cambio radical de paradigmas:
“La función estratégica del área que se ocupa de las personas en las empresas, llamémosla Recursos Humanos por seguir la tradición, consiste en incrementar la satisfacción (e incluso el orgullo) de las personas por pertenecer a la empresa, incrementando el rendimiento económico de la empresa a través del desempeño de esas personas satisfechas y orgullosas”
Mañana lo propongo como misión estratégica de RRHH
salutti,
Alberto
Te cuento tambien, que ya hemos hecho un grupo de docentes iniciados en blogs y como administrador estoy promoviendo el primer encuentro de «Aprendices Bloggers», como un retoño de tu iniativa, allende los mares,
Gracias
Alberto
«En este sentido creo que la empresa abierta puede ser una alternativa “diferente” que evite incorporar un proyecto ilusionante a esquemas burocráticos y anticuados. Diluir los límites con el entorno y generar divergencia para abrir espacios a nuevos proyectos personales es fundamental. Porque el proyecto puede reproducirse en forma de esporas para crear una red de proyectos conectados donde los nodos se desarrollan tanto de forma autónoma como en la medida en que forman parte de esa red.»
Al leer este párrafo me ha venido un flash: esto es lo más parecido al Camino de Santiago. Los Peregrinos persiguen un propósito, los menos creyentes buscan una experiencia, otros sólo quieren pasárselo bien, otros cuantos aprovechan para hacer del Camino su forma de vida. También tenemos a los hospederos que se ganan la vida gracias a todos los anteriores, a los que venden el kit completo del Peregrino, los que dan de comer a unos y otros (a veces gratis, otras veces no), …
¿no será que la empresa abierta lleva ya inventada hace unos cuantos siglos?
@Alberto, todo lo que puedas mover bienvenido sea. Gracias por los esfuerzos.
@Deiane, tan sólo reutilizamos ideas que pululan por ahí, sea en el Camino de Santiago o aquí en Azores. Esto es un mundo hiperconectado donde nosotras, las personas, somos quienes vamos decidiendo qué conexiones primamos. Disfruta.
[…] servicios clásicos a emprendedores o ayudas al tejido empresarial simplemente porque tienen un objeto social específico y una voluntad no mercantil exclusivamente. En cualquier caso, la cuestión, para mí, es que La […]