Aldeaquemada – La Carolina (15)

by Julen

Img_1879Al lado pasa la autovía, gran avance para esa humanidad que se desplaza por los mismos caminos y al mismo tiempo. Hoy es 31 de julio, una fecha señalada que separa el tiempo de ocio y laboro para mucha gente. Estamos en La Carolina.

Ayer fue día de relajación en Aldeaquemada. Sólo un paseo de cinco kilómetros hasta el paraje de La Cimbarra donde en época de lluvias la piedra hace posible una espectacular cascada escondida entre las encinas. El río Guarrizar, sin embargo, permanece remansado en estas fechas, dormido junto a los numerosos yacimientos de arte rupestre de la zona.

El relieve de Sierra Morena parece más amable para la bici que el de Sierra Nevada o Cazorla. Hoy el primer tramo nos  conducía por una carreterita tranquila casi oculta entre los pinos y que terminaba por toparse con la autovía y sus faraónicas obras. Uno con su bici se siente casi nada ante el tamaño y velocidad de lo que se mueve por esas vías del ¿progreso?

El segundo tramo nos introduce de lleno en tierras de guerras pretéritas. Moros y cristianos, dale que te pego hace unos cuantos siglos. Hoy norte y sur, siglos después, tampoco parecen en calma. Aquellas batallas quedan fijadas al terreno en forma de ruinas de un castillo aquí y otra fortaleza allá. Incluso tal fue la cantidad de contiendas que la gente de la zona dispuso de material para fabricar sus herramientas reutilizando lo que quedó por allí abandonado. No hay mal que por bien no venga.

Particularmente curiosa es la silueta del castillo de Castro Ferral. La pista por la que se sube deja entrever las ruinas varias veces entre los pinos. Al final de la subida un cortafuegos le da paso en forma de amplia avenida. Ruinas en ruinas, un pasado que se resiste a desaparecer.

Img_1891Otro tramo que nos sumerge aún más en el pasado es la calzada romana que recorremos tras dejar atrás Miranda del Rey. Un camino para pedalear con la imaginación colocada 2.000 años atrás. Increíble que pervivan estas vías y… que no estén mejor señalizadas y mantenidas. El tramo de calzada romana termina en un puente que queda como testigo mudo de la ruta que hoy sigue conduciéndonos por caminos milenarios.

Y de nuevo golpe con el mundo del siglo XXI porque la carretera se da de bruces con la autovía, que había estado escondida a nuestros ojos y nuestros oídos durante más de veinte kilómetros. Primero Navas de Tolosa y luego La Carolina. Etapa tranquila de pistas en buenas condiciones para rodar y que para las once de la mañana algo pasadas ya estaba completada.

Bici a boxes porque creo que la cámara a la que puse un parche hace un par de días pierde aire. Poco, pero pierde. Además, quince días de caminos polvorientos hacen crujir a la bici por varios sitios. Así que le damos, también a ella, un masaje reparador en la tienda de bicis del pueblo, donde un tipo bien amable se va a encargar de que no le falte de nada. Ya queda poco: sólo tres días para regresar al punto de partida: Antequera. Nos leemos. Ah… también he grabado la pequeña crónica para MQP.

Distancia: 59,0 km. Sobre la bici: 3h 52m. Desnivel acumulado: 900 m.

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1 comentario

M. Luz Congosto 06/08/2009 - 17:50

Vengo con retraso a leer el fin de la ruta.
Siempre veo Sierra Morena desde la autovía y me parece preciosa, desde la bici debe ser espectacular.

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