Educación en tiempos de cólera

by Julen


Ayer escuchaba que algo que parecen tener en común todas las regiones europeas punteras en innovación (sea esto lo que sea, aquí un pdf ilustrativo) es la importancia que le han dado a la educación. Supongo que es una lógica de cimientos: la educación es el principio, la madre de todas las batallas, y ahí hay que poner toda la carne en el asador. Pues vale.

Pero, claro, quienes tenemos ya 43 para 44 años, quizá podemos entenderlo mejor. ¿Qué hacíamos cuando no estudiábamos? En mi caso y en palabras de mi madre, «jugar al pelotón». Bueno, vale, también leía y jugaba con mi hermana, y miraba mis álbumes de cromos. Simplicidad humana. El aprendizaje tenía que ver con lo que en casa te enseñaban, a base de ir descubriendo lo correcto y lo incorrecto con muchos menos miramientos que ahora, y, por supuesto, con lo que en las aulas te contaban, también con muchos menos miramientos que ahora. ¿Que no te lo sabes? Pon los dedos. ¡Zas! Con la regla de madera. Bueno, no siempre, pero tampoco como excepción.

Así que ahora innovar es, entre otras cosas, invertir en sistema educativo. Finlandia en el pedestal (lo dijo el informe PISA, amén). Hay que conseguir que la educación nos salve de todos los males de ignorancia y desierto cultural. Cada político en el poder piensa que ahí en las aulas está el futuro y no puede sino meter mano en el asunto para que el sistema juegue, cómo no, a su favor. Educación, educación, pero si ya de paso podemos hacer algo para que esta gente piense de la forma correcta, mejor, ¿no? Y sistema educativo tras sistema educativo, como el poder judicial, el chiringuito se va montando con cierta supeditación a objetivos algo oscuros. Joder, qué mal pienso. Voy a ir, por lo menos, al purgatorio.

Pero hay un problema. Houston, tenemos un problema: los estímulos que nuestros alumnos reciben al margen del sistema educativo son cada vez más y cada vez más atractivos. Si comparamos las armas de la publicidad con el tiragomas de la educación reglada, te entra la risa floja. Ahí fuera está la diversión, ahí los lugares donde buscar complicidad con los semejantes, los lugares donde socializar, donde hacer lo que quieren hacer. Los lugares donde renegar del sistema educativo oficial.

Los estímulos salen disparados a cañonazos de infinitas fuentes, la mayor parte de ellas incomprensibles para quienes venimos de los 60. La música a toneladas y gratis, los videos propios o ajenos a través de un chisme identitario como el móvil. Estos jóvenes no se enteran. Consumen y consumen como borregos sin hacer caso de lo que decimos los mayores. Hay que estudiar, hay que ser formales. Qué pintas, Dios.

Así que para ser innovadores, tenemos que invertir en educación. Lástima que todo lo demás, lo que es no-educación avanza como una apisonadora a toda velocidad. ¿Y qué hacemos con ello? Pues criticarlo, porque eso es el demonio: la tele, el video, el móvil, las marcas, el consumo. El demonio, o sea, lo que no es innovación. Porque el demonio, con perdón, siempre ha sido un cabrón. Y el sistema educativo va a llegar a rescatar a la princesa de las manos del malvado. Me quedo más tranquilo.

Y conste que todo esto se me ha arremolinado porque a la conversación de ayer que citaba al principio de esta entrada se la ha superpuesto la foto que Yoriento colocaba en EMPEZAR. Una imagen, una palabra. XII (309). Creo que se ha producido un cortocircuito.

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11 comentarios

Yoriento 04/09/2008 - 07:04

Innovación, investigación, desarrollo… pero con diversión¡ Como he dicho alguna vez, si yo hubiera vivido la adolescencia en el mundo de los ipod, los mesenger, los botellones y el todo a cien, tal vez no hubiera llegado a la universidad. La competencia con el ocio diario hubiera sido tal vez demasiada…

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Telémaco 04/09/2008 - 08:29

A la educación ha seguido la misma evolución que todo lo demás sólo que un poco de retardo, ha mutado desde la educación artesana hasta la educación «industrial» y ahora a la postindustrial globalizada.

La educación se imparte como el que fabrica un coche en una cadena de montaje y salen los «coches» de cualquier color mientras que sea negro… ahora parece que las autoridades aspiran a implantar el JIT…. pero como bien apuntas a estas alturas cada vez hay menos que no se hayan bajado de este mundo que no se está construyendo para ellos.

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Fernando 04/09/2008 - 11:38

Invertir en educación. Me duelen las orejas de oír eso, sí. Pero yo me pregunto: ¿la educación corresponde exclusivamente al sistema educativo? ¿Y en qué grado?
Desde luego, da miedo tirarse a la piscina.

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mkl 04/09/2008 - 20:01

Cómo está el patio, digo el segmebto recreativo. La educación, ay, la educación es el tema. En la conversación que ha salido del post con la gráfica del fracaso escolar que dejé ayer, comentaba que a la educación parece fácil evaluarla, como es cosa de la sociedad, o sea nuestra, y como basta con contar niños malos y buenos, o hacer media con las notas, pues es fácil darle caña. En cambio, para evaluar a otras instituciones lo tenemos más crudo y todo son opiniones discutibles.

Igual lo que no funciona es mucho más que la escuela, pero lo fácil es invertir allí, echarle culpas a todo el que la toque: profes, pupilos, progenitores y políticos; y a por otro plan de educación, a ver si con éste… Pero ¿y si lo que está en crisis son las organizaciónes, todas? ¿Y si lo que pasa es que resulta que nos lo montamos fatal? Ay, y si…

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Julen 05/09/2008 - 05:28

yoriento, ¿diversión? Eso es revuelo en las aulas. Baja la voz.
telémaco, es que el autobús al queremos que se monten no ofrece demasiado atractivo, desde luego. Así que seguro que hay mucha tentación de bajarse en alguna parada tan sólo con ir mirando por las ventanillas lo que hay ahí fuera.
fernando, el sistema oficial es de «enseñanza». La educación hace tiempo que huyó de las aulas en gran medida.
mkl, la «crisis» es de la sociedad, pero hay sistemas dentro de ella que han conseguido galones. Y ahí, me temo, que está la educación.

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Josu O. 05/09/2008 - 16:36

Muy sabroso el post para empezar este setiembre.

Me asalta una duda, ¿la tabla de paises más innovadores coincide con la tabla de los paises en los que los ciudadanos se sienten más felices? Los paises con mejores resultados en los informes PISA, ¿son los más felices?

Efectivamente la educación, esa acción compartida entre familias y escuelas, aunque algunos nos resistamos, hace tiempo que huyó de las aulas. Solo nos queda la formación. Y muchas familias hace tiempo que dejaron de educar desviando este cometido a un profesorado que lucha solo contra los molinos de viento del ocio y el bienestar y que está cediendo ante lo imposible.

Ante este panorama, a los educadores ¿solo nos queda sobrevivir felizmente hasta la jubilación?

Esta juventud del ocio y el consumo, ¿será capaz de pagarnos las pensiones?

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Manuel Colmenero 07/09/2008 - 09:39

Pues creo que si tienen mucha relación la felicidad con la educación.
Pero como muchos apuntais, la educación no puede estar acotada a las aulas, la sociedad, el vecindario los padres son educadores, y creo que vivimos en una sociedad donde la especialización nos ha invitado a dejar la educación en manos de especialistas (los colegios) y si luego no sale bien la culpa es de ellos.
Aun recuerdo cuando salia a la calle a jugar, si hacia alguna «fechoria» y alguien me veía, me regañaban y me advertían .. se lo diré a tu padre.
Hoy eso creo se perdió.
Por cierto, el indice de felicidad en los países esta intimamente ligado a los estados con menor nivel de corrupción. Será que la ética en la política es beneficiosa para los ciudadanos que votan a políticos éticos y con valores?
Es para pensarlo dos veces, la corrupción siempre he creído que es como los stocks en las empresas, cuanto mas grandes mas deficiencias organizativas esconden.
Gracias por el post.
Esta semana escribí uno sobre innovación, competitividad y educación, pero creo que no me expresé tan bien como tu Julen. Felicidades ¡¡¡
http://www.turismo20.com/profiles/blog/show?id=932414%3ABlogPost%3A103984

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Edu 07/09/2008 - 21:46

Como educador, empiezo a estar hastiado del discurso derrotista de colegas aburridos, desanimados y desmotivados, que se quejan de la falta de apoyo social (de los padres, madres, responsables políticos, medios de comunicación, etc) para esconder su desidia, incapacidad y absoluta falta de compromiso. Los niños y jóvenes han cambiado, por supuesto. Y requieren nuevas respuestas y nuevas preguntas. Pero hay saber hacerlas. Y hay que saber plantearselas a uno mismo también. El libreto de siempre ya no funciona.

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Manuel Colmenero 14/09/2008 - 07:07

Apreciado Edu, estoy totalmente de acuerdo contigo, alguien tiene que empezar a cambiar los estereotipos y luchar contra corriente.
Cuando doy clases o conferencias, os aseguro que intento dar lo mejor de mi, la ultima que di estuve mas de 12 horas preparándola, obviamente economicamente no me compensó, pero personalmente me enriqueció saber que mis oyentes aprendieron y se entretuvieron.
Es la mejor paga.
Os remito a esta entrevista aparecida en EL PERIODICO de Cataluña, creo que es muy ilustrativa de los que hablamos.
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=543087&idseccio_PK=1006
Que la disfruteis

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Julen 14/09/2008 - 07:39

Josu O., felicidad es una palabra cargada de subjetividad. Me temo que no hay respuesta a tu pregunta. Educadores hay muchos, unos profesionales y otros aficionados, unos a propósito y otros porque sí. La influencia viaja por caminos imprevisibles. Sé optimista, que cuesta lo mismo. Sí, tendremos pensiones 😉
Manuel, muy interesante la entrevista con Daniel Pennac (punto optimista, estupendo). Alejar la corrupción parece buen camino para sentirse a gusto. Eso sí, no sé hasta dónde llega la educación actual para promover ese valor.
Edu, no es asumir la derrota sino la necesidad de tener en cuenta las otras fuerzas que actúan. Luego la chispa (positiva) puede saltar en cualquier lado… incluso en las aulas.

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20 anti-técnicas en la educación de adolescentes (636) | Yoriento 04/02/2014 - 12:46

[…] hace tanto Julen exclamaba Houston, ¡tenemos un problema! Los estímulos que nuestros alumnos reciben al margen del sistema […]

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