En diciembre del año pasado tuve la oportunidad de compartir reunión con responsables de cooperativas de consumo para hablar de empresa abierta. Tuvo algo que ver en ello el Ramón. El caso es que HISPACOOP, la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios, ha tenido el detalle de enviarme el informe «Mejoras del acceso de los consumidores en el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación«. Lo tenéis disponible también en PDF.

Lo reseño porque me parece un estupendo análisis de la web 2.0 desde la perspectiva del consumo. Y ya que aquí hemos mostrado antes nuestra preocupación ante la desmesura consumista que envuelve a todo este universo de lo 2.0, creo que el informe aporta ideas en esa dirección.

La llamada tecnología 2.0 es, como todas las tecnologías, una tecnología que arrastra unos determinados valores. Los usos que facilita una tecnología determinan posibilidades que inciden en la vida de sus usuarios y consumidores.
En el caso de «lo 2.0», además, nos encontramos con una tecnología especialmente «cargada» y orientada a la creación de pequeños o grandes sistemas sociales. Por tanto, hace aún más evidente la influencia de la tecnología en la creación de pautas de interacción social y en la generación de actitudes.

Nuestro consejo de siempre: hay que mantener la actitud crítica y no decir amén sin más a todo lo que llega de la web 2.0. La tecnología nos ayuda, pero también viene cargada de elementos de los que a veces no somos conscientes. Como usuarios, es evidente que la renovación constante de gadgets, aplicaciones y demás parafernalia nos tienta día sí y día también. Los nuevos mercados, además, se configuran sobre la base de reputación, que se extiende a modo de ciclos tipo «hype».

Por otra parte, también los colectivos de consumidores 2.0 se entusiasman fácilmente entorno a objetos sociales de interés. En particular –como demuestran el ejemplo de Lego- en torno a productos que admiten una identificación y un cierto grado de intervención, participación y reconocimiento.
Por tanto, el fomento de actitudes de consumo adecuadas podría pasar por la promoción de las nuevas comunidades en red, críticas o entusiastas, como mecanismo de filtro y control a las actividades y respuestas de las empresas en términos de relación con sus clientes y “antes llamados” consumidores.

El informe tiene 58 páginas y tras un primer vistazo rápido, habiendo leído algunas partes, me ha parecido digno de reseñar. El primer capítulo trata de dibujar al nuevo consumidor 2.0 en tanto que usuario de la web 2.0. El segundo se centra en analizar algunos ejemplos de comunidades «casi 2.0», incluyendo, entre otros, el interesante ejemplo del portal de la revista Consumer. En el tercer capítulo describen el modelo económico subyacente: wikinomía, larga cola y cosas por el estilo. Después analizan en un siguiente capítulo algunos casos de evolución de consumidor hacia prosumidor, conocidos como Epinions, Threadless, Panoramio o Last.fm, junto a otros menos populares (al menos para mí) como Kaltura o Sellaband. El penúltimo capítulo reseña algunas recomendaciones desde la perspectiva de consumo y finalmente hay un par de páginas en el último capítulo, el de las conclusiones.

Insisto, un buen informe. Enhorabuena a HISPACOOP.

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