Entre otras muchas trabajadoras me debo acordar de:
- Mi madre, que a fin de cuentas ha trabajado toda su vida y lo sigue haciendo.
- Mi hermana, que empezó a trabajar antes que yo y me «mantuvo» durante un tiempo.
- Mi pareja, que hace horas extras e incluso me dedica algunas.
Pero es que, además, tengo la más íntima de las convicciones: las mujeres trabajadoras hacen mejores empresas. Y más aún si tienen responsabilidades de nivel. Ahora mismo me persigue la sensación de que cada vez que me encuentro con un consejo de dirección sobretestosterónico (estamos inundados), allí las cosas no van todo lo bien que debieran. Y la sensación empieza a estar repleta de realidad. Tenemos que cambiar las cosas.
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5 comentarios
¿Te voy a tener que dar las gracias todos los malditos días?
¡Esto ya empalaga!
Bueeeeno, vaaale. Thank you very much once again. Beso.
Mucho tienen que cambiar para que a las mujeres nos sea atractivo estar en un consejo de administración.
Julen, lo que ha escrito Lula tiene mucha tela. Yo de ti le tiraba de la lengua.
Que buen homenaje a las trabajadoras.
Noe, tengo la sensación en esta corta pero angustiosa vida que nos ha tocao en suerte, que lo que no empalaga, amarga al de poco. Así que… ¡al turrón! 😉