Leía un interesante artículo (otro) sobre cómo medir la influencia de un blogger. Se trata de On measuring the influence in the Blogosphere, de Tim Finin (vía Micropersuasion). Comenta este hombre asuntos ya conocidos, pero no por ello relevantes:
- cada vez es más importante la influencia en tu público objetivo particular
- las medidas cuantitativas sirven hasta donde sirven, pero necesitan el complemento de las cualitativas
- hay blogs con más enfoque maven y con más enfoque connector (siguiendo la terminología de Malcolm Gladwell en The Tipping Point)
El caso es que leyendo esta entrada, he conectado enseguida con otra lectura sobre la atención con la que ando metido estos días. Tiene que ver también con cantidad vs. cantidad. Ahora mismo parece que, por ejemplo, en la televisión los datos de audiencia de un programa son sagrados. Dictan sentencia sin posibilidad de alegaciones. O te oyen -otra cosa es que te escuchen- o estás muerto.
Y ahí, en el texto entre guiones del párrafo anterior, está una de las claves importantes. Seguramente que a más audiencia, menos atención. A más A-list, menos recursos dedicados por quien lee. Una gran audiencia garantiza gran divulgación pero en absoluto gran atención. Un programa de televisión o un blog pueden disponer de gran seguimiento, pero no requerirán habitualmente el mismo grado de atención. Pongo un ejemplo.
Si Lula Towanda escribe una historia, procuro leerla con atención y es más que probable que escriba un comentario en su blog. Me gustan sus historias. ¿Cuál es la audiencia de Lula? Creo que está en un nicho emocional (permitidme la expresión) que atrae. Y si miras sus entradas casi siempre ves comentarios, que complementan emocionalmente la entrada original.
En cambio, a medida que la audiencia crece, es evidente que decrece la atención que se le presta. Al menos en términos de media por persona. Si leo una entrada de Enrique Dans, mi grado de atención es menor. Lo leo rápido, diagonal salvaje, para ventilarlo en el mínimo tiempo posible. Pudiera ser que cada cierto tiempo me detenga en alguna entrada suya. Pero es evidente que mi atención es mucho menor que en el caso de la lectura de una historia de Lula.
Es una derivada de la omnipresente teoría de la larga cola de Chirs Anderson. Un posicionamiento fuerte en un nicho concreto genera fidelidad. A medida que creces esa fidelidad se va perdiendo.
Malcolm Gladwell en su libro distingue mavens, connectors y salesmen. Los primeros generan conocimiento, los segundos divulgan y enlazan, los terceros persuaden. Sin embargo, en la gran blogosfera, hay miles de mavens que generan no sólo conocimiento, sino emoción. Tienen sus pequeñas comunidades, sus pequeños barrios, donde la relación es intensa y normalmente muy placentera. No sé si el número de Dunbar es el límite, pero qué envidia da observar ese tipo de comunidades. Enhorabuena si te sientes parte de una de esos lugares privilegiados. Cuídalo.
Creo que empiezo a estar recursivo, por no decir pesado. Pero la idea que manejo en esta entrada me tiene abducido. Lo pequeño, la complicidad, el susurro, la atención. Si estás con esas neuras, puedes leer también:
- Me quedo al fondo, en la larga cola
- Mi barrio, first life
- La minoría silenciosa… y valiosa
- La multitud silenciosa
- Dunbar y los límites de los humanos
La imagen es de Caitlin Schwerin.
8 comentarios
Pues no había pensado en ello, pero tienes toda la razón.
Al menos a mi me pasa lo que describes.
Es una sensación compartida – yo lo interpreto como una pequeña rebelión ante la avalancha de información que padecemos – «todo» en principio nos interesa (un Cyber-síndrome de Diógenes), pero como es imposible abarcar ese «todo», filtramos por lo que podemos, que a veces es por cercanía emocional, ideológica, estilo, … pequeños detalles que acaban siendo los importantes.
Bonita entrada Julen, me ha gustado mucho
Como siempre estupenda entrada.
Me sube la vanidad unas décimas, esta tarde me tendré que poner el cilicio 🙂
A mi me pasa algo parecido. Leo a los «grandes» de pasada para ver por donde soplan los vientos y con mucha más calma a mis blogs emocionales, en los que encuentro algo más. Si tengo poco tiempo, sacrifico a los «grandes» y voy directo al corazón.
Le puse un comentario sobre este tema a Fernando Polo, haciendo la analogía entre los grandes almacenes y las tiendas primorosas. Me decanto por las segundas
Lo que más me gusta de mi blog son los comentarios y la suerte que he tenido de encontrar gente tan interesante. Durante todo este tiempo solo he tenido un comentario desagradable de un anónimo. El secreto está en que la gente encuentre tu blog y se sienta a gusto, la difusión excesiva abre mucho el círculo de lectores y se cuelan los que se entretienen fastidiando a los demás.
telémaco, somos unos cuantos los que andamos por estos territorios…
tic616, gracias. Me alegro de que te haya gustado. El filtraje sale de dentro. Sucede y ya está. A veces quizá le damos demasiadas vueltas.
lula, eras mi mejor ejemplo de lectura «porque sí», no me cabía la menor duda.
¡Bravo, Julen, Bravo! Pena no estar en la Ópera para pasarme quince minutos aplaudiendo. Este es un post de dar las gracias por poder leerlo.
Además, me he encontrado con mi barrio, first life, que en su día me perdí (por razones de fuerza mejor).
A mí me pasa igual, leo la larga cola con mucha más atención y comento más en ella, vamos en los blogstars no comento ni loca. Y no quiero morir de éxito, no quiero tener tanta atención que no pueda contestar personalmente a cada persona que me comenta, no quiero abrumarme por el número de comentarios, aunque unos pocos más no me importarían. Y no quiero dar mi blog, y sí ya sé que es como no dar mi número de teléfono, pero tampoco se lo doy a cualquiera, se lo doy a quien yo quiero.
En la misma onda andamos tú y yo como siempre.
Yo voy añadiendo y quitando blogs de mis favoritos, según la calidad y el interés que me genera la lectura de determinados post. No obstante, algunos perduran en el tiempo, esos como tu blog, son con los que más me identifico.
Saludos
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