Redes personales, redes sociales

by Julen


He terminado de leer El estudio de las redes personales: contribuciones, métodos y perspectivas, de José Luis Molina, artículo que tenía ya pendiende desde hace cierto tiempo. En primer lugar debo decir que da gusto -de vez en cuando- el riguroso enfoque académico de este tipo de publicaciones. Yo de mayor, también escribiré artículos así… prometido.

El artículo está muy bien porque nos permite situar los hechos. Me explico. Por un lado, permite, antes que hablar de software social, pararse a analizar cómo se constituyen y funcionan las redes, bien con enfoque egocéntrico (las conexiones a partir de una persona) o con enfoque sociocéntrico (las conexiones y nodos definidos previamente por un criterio previo ya existente que le da sentido). Y, por otro, me queda claro que el enfoque social de todo el entramado 2.0 tiene que pararse a comprender este complejo mundo de interactividad.

Por comentar tres cosas del artículo (45 páginas, por si acaso te decides), me he parado lo suyo en torno a la homofilia en nuestras redes personales: la tendencia a interactuar con iguales. Y es que las relaciones tienden de forma natural a ser homófilas. Nos dice J.L.Molina:

En cambio la relación que se produce entre posiciones sociales desiguales es forzosamente intencional y «artificial», exige un costo y suele tener fines instrumentales. Esta relación es heterófila. Los lazos fuertes y débiles de Granovetter pueden aproximadamente asimilarse a estos dos conceptos.

O sea que si queremos diversidad, ya podemos gestionarla porque no nos va a salir «porque sí», mucho me temo. Sin embargo, en otro párrafo se dice:

Sabemos que la diversidad en la red personal es un indicador de capital social, pues puede suponerse que diferentes grupos sociales controlen diferentes recursos, aunque lógicamente esta diversidad debería estar ponderada por el lugar ocupado en la jerarquía social.

Por otra parte, me han llamado la atención las diversas consideraciones al factor género. El tamaño de las redes personales de las mujeres es, en promedio, menor. Y la sensación que tengo que es que, aunque sea de menor tamaño, su calidad -no sé cómo medirla- potencial es mucho mayor. Claro que también nos dice que las redes sociales con más mujeres tienden a contener más apoyo social.

Por último un par de sesgos en nuestra percepción de la propia red personal:

  • Existe una tendencia generalizada a informar de las relaciones de estatus superior y olvidar las de estatus inferior. Somos así.
  • Las posiciones más centrales en una estructura social disponen de mejor información sobre las relaciones sociales efectivamente existentes. Y los que no están ahí suponen información para dar sentido a las cosas. Pero quizá en la periferia se vive de otra manera, a veces más atractiva, ¿no?

Y ahora viene detrás en la lista de lecturas «El software social y la capitalización de las redes personales» de Isidro Maya y Mariángela Petrizzo. Cualquiera diría que me sobra el tiempo. Por cierto, tenéis buenos materiales de consulta en la web de la revista redes. Una pequeña joya.

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1 comentario

Jaizki 19/04/2006 - 06:09

Lo de que las relaciones se producen entre iguales refuerza el papel de los conectores. Personas que pueden moverse en varias redes diferentes, y que por hacerlo tienen mucho valor. Son los únicos que pueden sacar provecho a las redes sociales poniendo en contacto a personas de distintos ámbitos.

En cuanto a los sesgos, supongo que volvemos a tener conectores en los que se mueven igual hacia arriba que hacia abajo.

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