Y es que creo que, desde mi experiencia, sólo lo puedo expresar en femenino. En otros mundos a lo mejor se podría escribir en masculino también, pero en esta parte de la galaxia, si tengo que hablar de personas que ocupan puestos clave de una organización, lo hago de las mujeres. Espero hacerme entender. Este es el segundo capítulo, tras el puesto de recepción, de los «otros puestos clave» de una empresa. Cada vez veo más claro que los puestos clave son de las mujeres (la tercera entrega también será de un puesto universalmente femenino, aviso).
Como casi siempre sucede, el valor de una persona en un puesto se muestra al desaparecer la persona en cuestión. ¿Quieres darte cuenta de lo que valía «tu» (impresionante adjetivo posesivo) secretaria? Pues como si se tratara de un concurso del absurdo, muchos jefecillos se han dado cuenta al despedirla, cambiarla de puesto o amortizarla. Porque sí, no nos engañemos, se amortizan personas, en un ejemplo alternativo de multiplicación por cero.
Las personas que han ocupado estos puestos, en cierta forma, se han adelantado al tiempo. ¿Por qué? Su labor principal ha tenido que ver con la gestión de la información. Vamos, que el amigo Alfons Cornella debería dedicarles un monumento a la entrada de su negocio: Homenaje a la secretaria, infonomista. ¿Por qué no colocarla en la lista de grandes infonomistas? Si alguien en una empresa disponía de destrezas informacionales, esas debían ser las secretarias. Hacían la función humana que hoy se encomienda a la tecnología. En realidad, la secretaria fue un puesto de la empresa 2.0, no me cabe ninguna duda. Aunque creo que de esto será difícil hablar en blogak 2.0.
Si echamos un vistazo a algunos de los rasgos y de las herramientas con que Tim O’Reilly caracteriza a la web 2.0, decidme si no veis en estos cuatro a la secretaria de toda la vida.
- Secretaria «Tagging». Analizando información de entrada, filtrando, asignándole estructura para su reutilización posterior, ubicando en sus repositorios correspondientes, reorganizando en función de las necesidades.
- Secretaria «Data inside». La materia prima básica de su trabajo siempre ha sido la información, los datos organizados. Y no sólo vía explícito sino tácito, mucho tácito, derivado de las escasas capacidades comunicativas de muchos cafres que merodeaban por su entorno.
- Secretaria «Some rights reserved». Puede ser que haya habido casos de excesivo celo asociados a un enfermizo impulso de los jefecillos a sobrevalorar el carácter confidencial de ciertas informaciones. Sin embargo, ya se sabe que luego había un criterio adicional no escrito utilizado por la secretaria para decidir hasta donde contamos y hasta dónde no.
- Secretaria «Trust and reputation». Probablemente es la función en tácito más relevante. El filtrado de información que desempeñaba para su jefe tenía que ver con la aplicación de criterios evidentes de confianza y reputación. Según la fuente, se le otorga más o menos posibilidad a una información concreta de pasar a una fase siguiente.
Todo lo anterior, mezclado con ciertas características (sobre todo, habilidades sociales) de nuestro anterior puesto clave, la recepción, catapultan el puesto de secretaria al máximo rango en la escala organizativa.
Con esto quiero decir que la secretaria ha representado en buena parte un puesto adelantado a su tiempo. Muchos directivos han sucumbido, sucumben y sucumbirán cuando estas personas no hagan ese tipo de trabajo con la información. Entonces aparecerán sus carencias y mostrarán sus vergüenzas en lo que tiene que ver con sus destrezas informacionales. Antes había una persona que se encargaba, en forma humana, del filtrado de fuentes, la asignación de reputación, la etiquetación y todo esto que le pedimos a las herramientas 2.0. Ahora, muchos directivos, si no están muy arriba y sus empresas ganan mucha pasta, están en bolas. Les reducen o quitan estas personas y es como si les colocaran unos grilletes a los pies y les lanzaran a nadar al Volga.
Si sigo adelante en la reflexión, puedo llegar a una idea radical: que las secretarias enseñen a sus gerentes destrezas informacionales. Es decir, los top man podrían recibir clases de sus secretarias para ver si adquieren ciertas habilidades informacionales. Y no me refiero a que le expliquen al gerente cómo se usa el ratón y para qué vale la tecla escape. No, no hay que ir tan deprisa. Primero los conceptos básicos, luego ya les explicarán lo del ratón, la tecla escape y qué son las negritas (aguantando algún que otro comentario de mal gusto a este último respecto, claro está).
Sin embargo, hay un lado oscuro, muy oscuro, en este puesto de trabajo. Evidente, ¿no? Vienen rápido palabras como sumisión, lealtad, desigualdad, adoración a un ser divino, autoestima baja, disponibilidad total, supeditación de los intereses propios a los de otra persona, complejo siseñor, complejo faldatubotacones y cosas por el estilo. Es duro reconocer que las destrezas informacionales han tenido algo que ver con la buena presencia. Absurda relación, pero heredera de una perspectiva sangrantemente odiosa y que saca lo peor de nuestra sociedad. Pero tenemos que decirlo porque es la realidad. La secretaria es un puesto que todavía hoy lo ves en femenino en la sección de ofertas de trabajo.
Es cierto que el sistema ha arrastrado a muchas secretarias al vacío de motivación personal en el trabajo. Se han fagocitado en un extraño ritual donde el cáncer se les han extendido por el cuerpo para acabar anulando su profesionalidad. Algunos casos conozco donde la veneración al macho cabrío desquició el sistema. También he conocido el extraño caso de las secretarias «de nadie». Es decir, al ser mujeres y tener un puesto en el que manejaban básicamente información, alguien pensó que debían ser eso: «secretarias». Para distinguir al sexo, cuando podía rondar un hombre en torno al asunto y como no era cuestión de equiparar, lo apellidaron «técnico»: entonces surgió el «secretario técnico», pero dios me libre de compararlo con la simple secretaria… hasta ahí podíamos llegar. En fin, ver para creer.
Creo que alguien se ha equivocado y ha pensado que el gerente valía más que la secretaria. Pero lo que muchos ya sabían es que cuando no estaba el gerente, la secretaria dirigía el negocio… y nadie notaba nada raro (excepto que había mejor ambiente). Ah… se me olvidaba. Como muestra de dónde estamos, al entrar en Google Imágenes y teclear «secretaria» podéis comprobar qué tipo de imágenes aparecen. Real como la vida misma: triste mundo a veces.
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8 comentarios
Quizás el que sea un trabajo no muy visible y el que la discreción es un valor, se corresponde a su etimología secretaria. Mucho trabajo, poco ruido.
¿Si quitamos la gerencia no se desvirtuaría un poco el puesto?
¿Y si ponemos secretari@s?
Cuando era secretaria del Director del Jardín Botánico hice un curso de secretarias con el resto de las secretarias la del Rector, de los Gerentes, etc., en él nos preguntaron si queríamos serlo, yo contesté que no, que quería ser jefe. El resto contestó que sí. Nos vendieron la moto de que nuestro puesto era muy importante, que tenía más poder de decisión que muchos manos intermedios, pero yo seguií en mis trece. Cuando lo conseguí unos meses después, ser jefe, el resto de las secretarias vinieron a preguntarme como lo había hecho. Si ellas no querían seguir siéndolo porque no fueron capaces de decirlo.
Cuando llegamos al tema de poner café se lió pero gorda, me negué en redondo y algunas me secundaron. Una cosa es ser secretaria y otra una esclava.
Cuando tuve secretaria la traté como una persona colaboradora, como alguien con las mismas posibilidades que yo. No supe ser buen jefe, era mejor secretaria, pero eso te lo enseña la experiencia.
Leyendo este post me he acordado de mi visita al AYuntamiento de Lleida y una estupenda conversación con varias personas claves en el funcionamiento de la institución.
Son genias porque como dice un dicho alemán «solo l@s geni@s controlan el caos».
Estoy de acuerdo en general aunque habría que comentar también la falta de ambición de las secretarias. Me refiero a ambición en el mejor sentido de la palabra.
Como me dijo cierta vez un gran empresario: «Lo importante, no es saber; es rodearte de gente que sepa». Cada cual en su puesto y cargo, con sus funciones y responsabilidades. Una buena secretaria es el 80% de tu éxito.
Si a una persona que lleva años haciendo de «asistente» se le llama «secretaria» en muchos sitios porque es señora, y al señor se llama «técnico», no le veo ningún problema siempre y cuando cada uno de ellos haga las tareas que se negociaron cuando los contrataron. Como si quieren llamarlos «manager assistant»; creo que no importa mientras se le trate con respeto.
Casi nadie hace lo que parece que debiera hacer, así que… Para mí no tiene mucha importancia.
Como decía un amigo, «si pagan bien y no duele, adelante».