¡Corre, hombre, corre!, de Chester Himes #NovelaNegra 75

by Julen

De nuevo hemos decidido leernos a un clásico. Chester Himes, escritor afroamericano que nació en 1909, y que es conocido sobre todo por la serie de novelas del género negro ambientadas en Harlem en las que aparecían Coffin «Ataúd» Ed Johnson and Gravedigger «Sepulturero» Jones como protagonistas. Esta que reseño, ¡Corre, hombre, corre! a veces se incluye en como la sexta de la serie, aunque su rol es muy secundario. La historia gira en torno a un policía, Walker,  que se transforma cuando bebe en un violento salvaje amoral. En una borrachera, al entrar en una cafetería, mata a dos empleados negros sólo «porque estaban allí». La mala suerte quiere que haya un testigo. La trama tiene que ver con la cacería posterior.

Himes pasó unos cuantos años en la cárcel. Fue condenado nada más y nada menos que a veinte años por un robo a mano armada en su juventud. Ingresó en prisión y allí, con el tiempo, comenzó a escribir. Su eje central, la discriminación racista con la comunidad afroamericana. En ese sentido, ¡Corre, hombre, corre! es un rotundo ejemplo. Cada página está impregnada de una relación tan asimétrica y con una violencia de fondo tan irracional que, a veces, agobia.

Con los años, Chester Himes se trasladó a Francia, donde residió muchos años. Allí adquirió más fama si cabe y su obra adquirió reconocimiento. En 1969 se vino para Moraira, un pueblo de Alicante (aquí puedes leer un estupendo artículo con detalles). Vivió allí hasta su muerte en 1986. De hecho, está enterrado en el cementerio de Benissa.

Como decía, el comienzo de la historia nos zambulle de lleno en una realidad asfixiante. Walker, porque sí, en su borrachera, dispara y mata a dos negros. No hay que hurgar mucho más. Es Nueva York, es una sociedad atravesada por la violencia racial y tampoco va a ningún un lado un crimen así. Uno es policía, los otros son… ¡negros! Todo debía quedar ahí, en una simple historia de mala suerte con un daño lateral más o menos asumible. Ese asesinato, sin embargo, implica a un testigo. La novela refleja la forma en que se lleva a cabo la cacería posterior.

Al margen de la calidad literaria del texto, no está de más leer hoy este tipo de novelas (esta en concreto es de 1960) para entender y tomar conciencia del tremendo problema social del racismo en Estados Unidos. Y, ojo, estamos en la coste este. Deberíamos repartir la mirada por otros estados para encontrar los muchos matices de este fracaso colectivo.

La imagen destacada corresponde al monumento al escritor estadounidense Chester Himes en la playa del Castillo de Moraira, España. Fuente: Wikipedia.

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