07 Muxia – Muros #KostaMTB

by Julen

Hoy no hay enlace a Strava. Garmin ha grabado mal, según parece, los datos. No obstante, echando mano del GPS de Alberto, nos han salido 104,2 km en 5:57:31 para un desnivel acumulado de 1.537 metros.

Muxía, cómo no, es zona de percebes y bien que los degustamos para cenar. Elegimos un bar con nombre conocido: O Prestige. Una vez dentro, los percebes se hacen hueco en una carta escrita a boli en un cartoncillo en el que el menú cuesta 12 euros. Menú de 12 euros, pero percebes como alternativa a añadir. En fin, percebes son percebes en esta parte del mundo. Por cierto, en un cartel, junto al faro de Laxe, leíamos ayer lo siguiente:

Existen dos tipos de extracción del percebe. A pie (se accede desde costa caminando a las rocas) y a flote (se accede desde embarcación). Para poder ejercer cualquiera de estas dos modalidades hay que estar en posesión de todos los permisos y documentación reglamentaria. La cantidad de percebe que se puede recolectar es de 5 Kg diarios a excepción del mes de diciembre en el que se pueden extraer 6 Kg. La herramienta con la que los percebeiros realizan la extracción se denomina rasqueta y en la indumentaria es habitual el traje de neopreno, guantes, casco, salabardo, botas. En la cofradía de Laxe no hay mujeres que se dediquen a la extracción del percebe.

No obstante, Muxia figura en el mapa, además de los percebes y el Prestige, por su Santuario de la Virgen de la Barca. Este es uno de esos lugares unido indefectiblemente a la peregrinación a la tumba del Apóstol Santiago. Y es que la tradición dice que hasta aquí llegó la Virgen en una barca para infundir ánimos al Apóstol. El lugar en el que se asienta el Santuario tiene, desde luego, su magia.

El lugar es espectacular. El propio recinto religioso y el atrio que se extiende más allá del murete, hacia donde están las piedras «mágicas», con propiedades curativas y adivinatorias: la Pedra de Abalar (oscilar), la Pedra de Os Cadrís (Riñones), Pedra dos Namorados (enamorados) y la Pedra de O Temón (timón). Son los restos de la embarcación en la que, cuenta la leyenda, llegó la Virgen por mar para alentar al apóstol Santiago en su evangelio.

Aquí en Muxia finaliza el Camino Xacobeo que conduce hacia el Atlántico. Los peregrinos llegan por el Camino de la Costa o por el Camino Real. El Cabo Vilán queda en la costa de enfrente.

Pero Muxia tiene un antes y un después del 22 de noviembre de 2002. Ese día ocurrió el desastre del Prestige. Aunque hayan pasado casi ya 20 años, no hay duda de que aquel desastre se quedó, de una u otra forma, a vivir en el pueblo. Fueron 76.972 toneladas de chapapote las que salieron de las tripas del barco. Muxia fue la zona cero.

Nos levantamos, como de costumbre, a las seis y media. Nos indican un bar para desayunar. Patxi López en la tele. Un déjà vu en toda regla. Y los incendios. Tremendo lo de cada verano. La tostada no está pasada por un tostador, sino que la han puesto en la plancha. Vale, modo cascarrabias off. Los manteles de bar, curiosos, ¿no? Cortesía de Estrella Galicia.

Primeros kilómetros y peregrinos y más peregrinos. Hacia Muxía, hacia Fisterra, hacia donde sea. Peregrinos. Vamos alternando carretera y tramos del Camino de Santiago. Carreteras de las de pedalear a gusto, olvidadas por el tráfico. Al menos en la parte inicial de la etapa. Y horreos, muchos horreos.

Pero la etapa de hoy contaba con tres puntos especialmente señalados en el track. El primero era el cabo Touriñán. Si Estaca de Bares es el punto más septentrional de la Península Ibérica, el de Touriñán ostenta el título de ser el lugar más al oeste (bueno, puede que no exactamente). Se encuentra en una pequeña península que se adentra en el mar a través de un istmo. Allí se dan cariño los dos faros, uno pegado al otro: el viejo y el nuevo. El primero vio la luz a finales del siglo XIX, mientras que el segundo se levantó en 1981. El paisaje es espectacular. Por un momento puedes pensar que estás en Escocia o alguna otra zona de la costa de alguna isla del norte de Europa. Dabid dijo que teníamos que venir aquí. Apúntate una, desde luego.

La segunda de las referencias de la etapa de hoy era Fisterra, Finis Terrae. El fin de la tierra. ¿Muxia o Fisterra para finalizar la peregrinación? Ambas representan, de alguna manera, el fin. Y habrá que elegir o incluir ambas etapas en la ruta. En bici no había problema: primero Muxia y luego Fisterra porque venimos así es la línea de costa de acuerdo con el sentido de la ruta que traemos. El camino más antiguo es el que lleva desde la tumba del Apóstol en Santiago hasta Fisterra. Si Muxia ofrece el Santuario de la Virgen de la Barca, Fisterra alberga al Santo Cristo de Fisterra, en la iglesia de Santa María das Areas, en la carretera que sube al faro. Y para romería, la que se organiza cada Semana Santa en las Festas do Santísimo Cristo, el Domingo de Resurrección, con soldados romanos de por medio custodiando el Santo Sepulcro y discursos que, según parece, siguen invariables desde el siglo XV.

Retoque de la foto: Igor Arzanegi

Los peregrinos llegan hasta Fisterra y tienen sus ritos: postrarse ante O Cristo da Barba Dourada (el Santo Cristo de Fisterra), quemar sus ropas, bañarse en el mar, coger la concha de vieira y volverse a sus lugares de origen como personas nuevas tras la peregrinación. Esa es la tradición. No sé muy bien si eso de quemar la ropa seguirá en la lista. En fin, costumbres son costumbres. El kilómetro cero anda por aquí. O uno de ellos.

Por fin, el tercer lugar marcado en la etapa de hoy en la lista de sí o sí era Ézaro y su famosa cascada. Conste que mi primer diseño de esta etapa pasaba por ascender hasta el Mirador de Ézaro, una cima que la Vuelta ha puesto en el mapa. Es una tachuela de 263 metros de desnivel que se sube en 1,68 kilómetros con un porcentaje medio nada desdeñable del 14,75% y un pico del 28%. Nada, otra que se queda para más adelante. Al final, seguimos por la costa. Nosotros a disfrutar de la cascada, que mantiene su caudal tanto en épocas lluviosas como en verano.

Pegados a la ría de Corcubión, por fin en la Rías Bajas, y antes de entrar en la de Muros se llega a la playa de Carnota. Sus siete kilómetros de longitud la convierten en la más larga de Galicia. Una preciosidad, no hay duda, con su fina arena blanca. La estampa en bajamar es digna de contemplación. Hace poco The Guardian la reconocía como una de las mejores playas de Europa y tiene por ahí más reconocimientos públicos.

Nosotros paramos en Carnota, pero en el pueblo, para comer algo antes de finalizar la etapa en Muros. El último tramo nos va dejando vistas a playas que lucen una arena blanca y un agua azul turquesa de ensueño. Alimento para fondos de pantalla, no hay duda.

Un último detalle: en Muros están de festival este 22 y 23 de julio: el Castelo Rock. Entre otros, tocan Lehendakaris Muertos y El Drogas. No es mala música para conciliar el sueño jeje. Mañana os cuento.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 626,79.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 10.601.

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📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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1 comentario

Isabel 24/07/2022 - 17:59

Me han entrado ganas de volver a algunos de los sitios que citas…

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