Desde donde vivo, aquí en Bilbao, hasta el Hotel Carlton, en plena Plaza Moyúa, apenas se llega en diez minutos a pie. Este hotel es uno de esos lugares emblemáticos de nuestra villa. Fue construido entre 1919 y 1926 por el arquitecto de origen vasco-inglés Manuel Maria Smith. El Gobierno Vasco lo declaró monumento arquitectónico, histórico y cultural en el año 1995. Vamos, es de esos edificios que, sí o sí, aparecerá en cualquier guía turística que se precie. Es un edificio singular y, por supuesto, el hotel de referencia cuando se trata de distinción y gente rica, sea local o foránea.
Así que enseguida ha sido fácil conectar con una novela titulada Muerte en el Carlton. Eso sí, no es que me prodigue mucho por este hotel, aunque alguna vez, lógicamente, ya he estado por allí. Lo que sí es verdadera novedad es que ahí dentro hayan estrangulado y rematado con un par de tiros a un ricachón de Neguri. Porque ahí es donde asesinan a Juan Artolabe y comienza así una trama con muchos hilos de los que tirar y que entremezcla líos de familia, chantajes, negocios legales, negocios turbios y amoríos atípicos. Bueno, y hasta el oscuro pasado del terrorismo con el que convivimos durante demasiado tiempo por estos lares. Juan Artolabe, ¿quién es este personaje?
Nadie lo conocía, nadie había oído jamás de un Artolabe que despuntara en algo, dirigiera una naviera o un banco, o al menos diera clases en Deusto o escribiera en El Correo. Era un hombre sin pasado hundido en cualquier región remota del otro lado del Atlántico.
Esta es la primera novela que leo de Javier Sagastiberri, otro de los representantes de la txapel noir, siempre que esta exista, claro está. Y bien entretenido que he estado leyéndola. Los asuntos de familia siempre dan juego, pero estos son solo una parte de la trama que nos propone el autor. Porque, a medida que avancéis en la novela, ya os daréis cuenta de que Artolabe tiene enemigos a su alrededor, todos ellos ganados a pulso, claro está.
En la investigación se dan cita un par de mujeres, oficiales de la Ertzaintza, cada cual con su particular historia detrás. Las pesquisas avanzan y poco a poco vamos empezando a sospechar que entre quienes asisten a la fiesta del setenta cumpleaños de Artolabe en el Carlton, momento en que es asesinado, son varias las candidaturas a la autoría del crimen. La resolución del caso no es fácil, desde luego.
Por cierto, un aspecto con cierta retranca en la novela es la forma en que introduce en la escena aquella final de Copa que, tras una demora impensable en «tiempos normales», jugaron el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad. Visto desde el presente, no deja de provocar una media sonrisa. O quizá haya a quien se le atraganta tras el resultado final, que esto va por barrios.
La foto del post es de nuestro amigo Mikel Agirregabiria en Flickr.