Actualización.- Añado esta nueva lista con un pormenorizado análisis de otras 5 herramientas que me ha llegado vía correo. Gracias, Amanda.
Estos días estamos escuchando en los medios de comunicación que el Gobierno endurece las medidas contra novatadas y plagios en la universidad. Uno, que lleva ya muchos años metido en la corrección de trabajos fin de grado y fin de máster y que pasó por el tribunal que tuvo a bien concederle el doctorado, no llega a entender cómo es posible que en 2021 se pueda sacar adelante un texto que esté plagiando contenidos previos. Debería ser imposible.
Hace ya tiempo que tenemos herramientas para detectar los plagios. No hace falta convertirse en Sherlock Holmes para cazar al tramposo o a la tramposa. Echando un vistazo a Internet enseguida puedes encontrar un buen arsenal de software antiplagio. Por ejemplo, el servicio de biblioteca de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (uno de los primeros recursos que me ha devuelto una siemple búsqueda en Google) nos comenta los siguientes:
- DOCODE: permite el análisis de tres documentos al día con otros que existan en la web.
- Copyscape: busca copias online de una página web a partir de la URL.
- Plagium: busca documentos iguales o similares al texto introducido.
- PlagScan: se puede subir archivos o introducir texto directamente. Devuelve resultados ordenados por preferencia.
- The Plagiarism Checker: muestra las páginas web donde se encuentra el texto introducido.
- Dupli Checker: compara el texto introducido con documentos en la web.
- Plagiarisma: funciona en Windows, Android, BlacBerry.
- ArticleCheker: compara texto y páginas web en los buscadores de Google y de Yahoo.
- TinEye: motor de búsqueda de imágenes a la inversa.
- Viper: es un software que permite comparar documentos con otros en la web y con documentos propios.
- Antiplagiarist: es un software que permite comprobar en documentos los fragmentos de texto copiados.
- Google Books y Google Académico: debido a que cada vez existen más libros subidos a Google, permite detectar el plagio entrecomillando a través de una frase concreta.
Yúbal Fernández también publicaba en Xataka hace cosa de un año una relación de programas gratuitos. Nosotros, en Mondragon Unibertsitatea, usamos Turnitin, que creo es la herramienta más extendida. Cuando estás tutorizando a una alumna o alumno, el asunto es tan sencillo como explicarle el primer día que no tiene sentido plagiar porque lo sabremos en el momento en que pasemos su texto por Turnitin. Eso, por supuesto, no quiere decir que no «copien». Nadie crea un trabajo original desde cero. Todos nos apoyamos en investigaciones previas que, lógicamente, hay que citar. Porque de eso se trata, de reconocer quién ha dicho qué y cómo esos contenidos encajan en nuestra argumentación.
Si llega el caso de que se produce un plagio, el problema, para mí, está sin lugar a dudas en la persona que ha tutorizado ese trabajo. Si hablamos de una tesis doctoral, aún con mayor gravedad, porque dirigirla engorda el currículum académico: implica, entre otras cosas, dejar claras estas cuestiones desde el principio.
Si el caso es que no ha habido como tal una tutorización de un trabajo que una alumna o alumno entrega, volvemos a lo mismo: cualquier sospecha queda resuelta cuando aplicas el software antiplagio. Vale, si no lo aplicas, a veces es difícil saberlo… o no tanto. Los cambios en la redacción al pasar de un estilo a otro de escritura suelen ser muy evidentes. Estás leyendo y de repente te encuentras con un párrafo que «huele» distinto que los demás. Suele ser suficiente con una búsqueda entrecomillada de parte de ese texto» para que el mismo Google te ponga las cosas en su sitio. Sí, hoy si cuela un plagio es porque quien tenía la responsabilidad de revisarlo no hizo bien su trabajo. Así de simple.
Por eso me parece imposible que hoy se plagie en la universidad. Tenemos las herramientas. El Gran Hermano lo es para lo bueno y lo malo. No parece de recibo que no sea capaz de detectar que alguien está jugando sucio. Si cuela, yo miraría hacia arriba. Alguien, con intención o sin ella, no está haciendo bien su trabajo. Se trata tan solo de pasar el texto por el software antiplagio en uso. Nada más. Y nada menos.