Nava de San Pedro – Hornos de Segura (11)

by Julen

IMG_1848A las siete de la mañana un jabalí se cruza rápido en la pista. Cinco minutos después de comenzar la etapa de hoy. Iba a ser la tónica general: animales, muchos más que humanos. Y soledad, la que invade los casi 45 kilómetros desde Nava de San Pedro hasta el nacimiento del río Segura, el siguiente punto civilizado.

La primera parte del pedaleo recorre parajes que evocan a Félix Rodríguez de la Fuente. Incluso tiene su pino con una inscripción que lo atestigua. He perdido la cuenta de los ciervos y gamos con los que me he cruzado. Pero esto no era nada si lo comparamos con las vacas bravas de los campos de Hernán Perea allá arriba. Iba avisado por los de la casa de turismo rural: habían subido vacas bravas a pastar. «Pero tú tranquilo, que si no se ven amenazadas, ellas no hacen nada». Ya, claro, pero, joder qué cuernos. Mira que las vacas son tranquilas, pero basta que sepas que son bravas…

Me las encontré en buena cantidad y pasando a escasos metros de ellas, compartiendo la pista, como que no iba yo del todo tranquilo. Por si acaso no hice fotos. Sólo una de un ejemplar que estaba allá en lo alto de la pista mirando de frente y muy quieto. No, no es una valla publicitaria, es un bicho de verdad.

Las zonas de pasto suponen un cambio brusco de paisaje. Llanuras donde vacas y ovejas comparten comida, limitadas por zonas rocosas en el horizonte. Color amarillo propio del mes de julio, pero suficiente para que los animales lo consideren un manjar. Tras muchos kilómetros por allí arriba se sale de la llanura poco a poco para bajar a la civilización: el nacimiento del río Segura. De allí a Pontones no queda nada.

IMG_1852Dudo si pernoctar ahí o tirar hasta Hornos de Segura. No hay cobertura de teléfono y tampoco Guadalinfo. Tampoco me agrada demasiado el hotel en que he parado a echar un vistazo. Pues seguimos ruta. Son las 12:30 y viendo el perfil de la etapa espero en un par de horas llegar a Hornos de Segura, pueblo con más encanto, según parece. Así que tira millas.

Me dopo con unas uvas pasas y hacen su efecto. Aunque me quedaban algo más de 30 km para llegar a Hornos, ha sido coser y cantar. Una subidita a 38 grados ya es cosa habitual. Tras acompañar al río Segura en sus primeros kilómetros se sube a la carretera de la cumbre, que separa la vertiente atlántica de la mediterránea en los ríos de la zona. La bajada final a Hornos es estupenda: 14 km de curveo para observar cómo a medida que bajamos sube la temperatura. Pues sí, 41 grados en el pueblo, como casi siempre a estas horas.

Me he alojado en el Hostal El Mirador. Sencillo como tantos otros, pero ya se ha apuntado a su favor. La señora me ha puesto un arroz caldoso con verduras que de tan sencillo estaba glorioso. Mi hambre ha contribuido lo suyo porque a las 3 de la tarde tras cerca de seis horas dando pedales no veáis lo que soy capaz de comer. Ha caído una siestecilla breve porque a las cinco y media abrían el Guadalinfo. Y aquí estamos, poniendo al día el diario de la Transandalus. Nos leemos.

Distancia: 86,4 km. Sobre la bici: 5h 48m. Desnivel acumulado: 1.205 m.

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11 comentarios

iturri 27/07/2009 - 19:38

Ánimo, Julen. 11 etapas como si nada.

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Jorge 27/07/2009 - 19:54

Impresionante travesía Julen. Muy buenos relatos, los disfruto mucho. una consulta, ¿cuanto peso llevas encima, y cuanto de ello es de agua?.
Saludos Santiagueños.

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Fran 27/07/2009 - 20:00

Mama caca! Me acuerdo de mi paso el año pasado en agosto por los Campos de Hernán Perea a cuarenta-y-no-se-cuantos grados y me imagino la que habrás pasado.

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Fran 27/07/2009 - 20:01

Para mañana, tómate con calma la subida a las Cumbres de Beas. ¿donde dormirás en Aldeahermosa?

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Julen 27/07/2009 - 20:16

@iturri, llevo muchos ánimos encima, pero esos no pesan sino todo lo contrario, jeje
@Jorge, sólo llevo encima unos 5 kgs. En agua llevo el botellín de unos 800 ml y luego la mochila de agua donde me caben fácil dos litros. La gran ventaja de la mochila es que mantiene el agua fresca. El botellín a partir de las 10 de la mañana sirve para 15 minutos; luego puedes hacer té si no has bebido el agua.
@Fran, tengo mis dudas. Dos alternativas: estirar las etapas y volverme en bici a Antequera o hacer todo más tranquilo. De todas formas mañana había pensado llegar hasta Aldeahermosa. Hoy he ido bastante fino… ¿será las uvas pasas? 😉 Te pegaré un toque para pedir consejo.

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Hector 27/07/2009 - 20:23

en Menorca hace muchos años iba en bici a calas vírgenes y te encontabas con el camino vallado con puertas para que no se escapen las vacas, había que abrir, pasar y cerrar, y claro, pasar delante de ellas sin espantarlas… me encanta leer tus etapas!

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Moli 27/07/2009 - 20:25

Sigue, compañero que te recibiremos con el himno de… se lo preguntamos a Francia?

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Luis 27/07/2009 - 20:39

Bueno, ya has recorrido Cazorla
Pero la verdad el los días más calurosos en varios años.
Los Campos de Hernán Perea es la zona más fría de todo Andalucía pero estos días,….no hay lugar fresquito.

Si llego a saber que el domingo estabas en La Nava de San Pedro me habría acercado a echar una cerveza, estaba yo a escasos 10kms. en linea recta.

Animo, que mañana por las cumbres de Beas y por los olivares del Guadalimar el calor lo vas a sufrir bien. (como lo sufrimos hace un año Fran Carlos y yo).

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Lula Towanda 28/07/2009 - 22:10

Impresionarte la vaca brava, parece que te está mirando. Por lo que cuentas los animales del bosque sobrellevan mejor a los ciclistas que los perros.

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Julen 29/07/2009 - 17:08

@Hector, yo estuve andando en bici en Menorca hace muchos años… cuando hubo una ola de calor. Recuero un puertecito en el centro de la isla 😉
@Moli, no seas mala…
@Luis, pues sí que entre los olivos el calor parece más calor. La subidita a Cumbres de Beas bien maja, ¿verdad? Ya quedaremos algún día, que esto es pequeño y las pistas siempre se acaban cruzando por algún sitio.
@Lula, pues de cerca no veas el canguelo que entraba 😉

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Amalio A. Rey 30/07/2009 - 10:18

Soledad y vacas bravas, amena combinación. Estoy flipando con tu relato. Me siento como en un cubiculo de los de Dilbert, mientras miro de reojo (y con rabia) mi bicicleta estática, con la que comparto espacio de fría oficina.

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