Capileira – Pico Veleta (5)

Bueno, vale, no he llegado hasta el Pico Veleta. Pero tampoco pasa nada. Arriba pegaba fuerte el viento a rachas y de vez en cuando parecía ponerse algo turbia la meteorología. Eso y un nevero tremendo en mitad del camino en La Carihuela a algo más de 3.000 metros de altitud me han decidido a dar la vuelta. Iban ya más de 1.600 metros de subida constante desde Capileira. Suficiente. Y como no había conseguido maritoñis…

La carretera que sale de Capileira hacia arriba rebosa de baches. Tanto es así que al terminar y comenzar la pista la sensación es de que todo mejora. Curva y más curva, los kilómetros -mejor decir los metros- pasan despacio. El cielo se va abriendo y la crestería con sus neveros funcionan a modo de imán. Son la referencia que buscas con la mirada. Hasta allí hay que llegar.

Los turistas suben en autobús porque al ser parque natural, esta zona de Sierra Nevada tiene restringido el acceso a vehículos a motor. Sólo podemos pasar bicis, gente a pie, personal del parque y los autobuses con turistas. Había salido a eso de las 7 de la mañana con mi chubasquero de Goretex por si las moscas. Pero los 20 grados del principio serían 23 en la cumbre. Nada que supusiera que el chubasquero haría falta. No obstante, por si acaso siempre hay que ir prevenido, que el tiempo cambia rápido a estas alturas.

En La Hoya del Portillo, a 2.100 metros de altitud, está la barrera de acceso al parque. Mientras subía vi que un coche que me adelantó llevaba una bici dentro. Al poco de pasar la barrera alcanzo a Pedro Rosa Ruiz. Nombre y apellidos porque así quedamos mientras le acompaño un par de kilómetros o tres. Hablamos de su doctorado, de teoría de sistemas, de educación, de la familia, de sexo. Vamos, lo típico en la subida al Pico Veleta. El hombre pedalea despacio y quiere llegar a Mulhacén. Ya veis que los hay con más ánimo y menos prisas.

A partir de la cota 1600 el paisaje es tremendo. Neveros, lagunas de un verde rabioso, laderas descarnadas con piedra suelta, cielo inmenso y un bambi con su amatxu. De vez en cuando algún humano, a veces en grupos de 2 ó 3 personas, a veces en manada más numerosa. Pero es el paisaje lo que domina. Los humanos somos menos ahí arriba. La mirada sigue la línea de cumbres. Hasta allá hay que dar pedales. Ya falta menos. Ya se ve más cerca. Neveros y más neveros hasta que llego a uno que cierra el camino.

Ayer el hombre que atendía en el Centro de Interpretación de las Altas Cumbres (todo un fiera de la comunicación) en Capileira ya me avisó del viento. Rachas de 60-70 km/hora. No es que fuera para tanto, pero en el último tramo pegaba fuerte. También traía información de un abuelete que en Bubión, un par de kilómetros antes de Capileira donde ayer cogí agua, ya me avisó: en La Carihuela seguro que hay nieve. Pues también tenía razón. Así que aunque hubiera podido pasar el nevero, pensé que era suficiente. Lo dejamos para mejor ocasión. Me doy por satisfecho. Media vuelta.

Y quedan algo más de 30 km de bajada. Lujuria. Me refreno un poco por miedo a cargarme una de las cubiertas. Hay mucha piedra que asoma afilada en el suelo. No me gustaría quedarme sin cubierta ahí arriba. Pero aún así la bajada es espectacular, no cabe duda. Todo lo que se sube se baja.

Distancia: 60,1 km. Sobre la bici: 5h 40m. Desnivel acumulado: 1.805 m