Creo que la consultoría tradicional se mueve culturalmente en territorios cerrados. Por dos motivos:
- Lo que uno trabaja con su cliente se mueve en el plano de lo confidencial, faltaría más.
- Lo que uno desarrolla y convierte en método de trabajo se cierra con siete llaves para que no lo fusile la competencia.
AVIC es la Asociación Vasca de Ingeniería y Consultoría. Entre los materiales de su web (pequeño desastre, por cierto, con un montón de enlaces que no van) puedes encontrar el código deontológico, que incluye código de conducta, contenido de una oferta y sistema de evaluación de proyectos. Entre otras cosas, se dice, respecto a la conducta personal, que hay que «mantener una actitud abierta a la colaboración con otros colegas«. Pero a la vez, en cuanto a profesionalidad, la recomendación es «mantener la confidencialidad sobre la información recibida y dada a sus clientes«, así como «difundir la imagen corporativa de colaboradores leales con sentido de la confidencialidad«.
En el fondo, este negocio de la consultoría está basado, en gran parte, en el paradigma de la relación confidencial cliente-consultor. Luego pueden realizarse arabescos de colaboración entre consultores, pero la realidad es que «abrir contenidos» en un proyecto de consultoría resulta, en general, contra natura. Cabe la posibilidad, no obstante, de que conviniera «abrir». ¿Cuándo? En aquellas situaciones en las que suponga publicidad para la empresa.
Y es que es difícil abrir la lata. Este negocio tira mucho del clásico diván. Lo que el consultor aporta al cliente debe quedar remitido estrictamente a un marco de confidencialidad, como secreto de terapia. ¿Qué razones puede haber para considerar que un modelo abierto de consultoría con contenidos accesibles a cualquiera fuera pertinente? Muy pocas, desde la perspectiva del tradicional modelo de consultoría.
Así que estamos ante un asunto cultural, arraigado en la profesión y anclado en su código deontológico. Un proyecto de consultoría pide una wiki… ¡¡cerrada!! Toma pan y moja pero que no se entere nadie. Esto es entre cliente y consultor. Pero, ¿hay otro modelo? Si lo hay, ¿cuántas empresas lo abrazarían como forma natural de trabajo entre consultor y cliente? Seamos realistas, casi ninguna. ¿El modelo abierto es un sinsentido en la consultoría?
Otros artículos relacionados con la consultoría en este blog (por cierto tendría que retomar una serie de artículos que comencé en su día y quedó truncada):
8 comentarios
Reflexión interesante efectivamente que me cuestiona a menudo y que me causa problemas de conciencia. ¿Cómo haces cuando tienes una información que te ha dado un «cliente» porque se siente a gusto y porque es necesaria que te la de para el proyecto que estás construyendo con él, (prefiero socio a cliente, de hecho suelo decir «trabajamos con…», no me gusta tpc la palabra «partner» en inglés que me suena como muy «guay», será mi pequeña aversión por las terminologías anglófonas forzadas), bueno este partenaire no quiere que difundas esta información y trabajas al mismo tiempo con otro que es su «competidor»¿? Sabes que le vendría bien tener esta información pero que por otro lado quieres ser leal respecto al primero?
No creo que confidencialidad sea lo mismo que secretismo y que no haya tpc una voluntad de esconder información, no comunicar etc…sino que según las circunstancias tienes que tener mano izquierda, ser diplomático, hacer que toda las organizaciones con las que colaboras se sientan a gusto en todo momento. De hecho, cualquier consultor artesano seguro que se encuentra en este tipo de situaciones. Me imagino que tú, comunicas hasta cierto punto sobre los proyectos que llevas no tanto por tí sino por tu «cliente»…. reflexión abierta…sin contar que en algunas situacionesse te pide el «cliente» que te quedes en la sombra, como proveedor y no actor, cosa que intentamos evitar pero que a veces ocurre…habrá mucho que comentar también al respecto…
Si miramos a los consultores como diagnosticadores y prescriptores de terapias en las personas jurídicas, ¿por qué no podrían imitar la práctica médica de compartir procedimientos y técnicas preservando la confidencialidad de las dolencias de sus pacientes?
Es decir, según lo veo, confidencialidad y apertura no tienen por qué ser contrapuestos.
@Katixa, es complicado, desde luego. La confianza con el cliente es muy útil porque genera espacios donde es más fácil compartir y abrir contenidos. En cualquier caso, lo tenemos que hacer «cliente a cliente», cada cual tiene su particular punto de vista con estas cosas. Todos saben que reutilizamos material, es ley de vida. De todas formas está bien preguntar si hay problema para «abrir» determinados contenidos.
@josempelaez, fíjate que en el ejemplo que planteas de la medicina ahora mismo hay sobre el tapete una muy importante discusión sobre lo que la información abierta entre pacientes pudiera aportar. Los hay que la necesitan como el comer (enfermedades raras, por ejemplo). Pudiera ser que, como le comentaba a Katixa, se trate simplemente de introducir en la conversación con el cliente la posibilidad de abrir contenidos. Muchos te mirarán como un bicho raro, pero quizá haya quien lo empiece a entender.
Julen, entiendo que la ley actual permite ya a los profesionales el compartir informaciones médicas de los casos tratados sin pedir permiso a los pacientes siempre y cuando estén «anonimizadas», tanto a nivel individual (caso clínico) como estadístico.
Los nuevos sistemas de información de gestión hospitalaria tratan por separado los datos del historial clínico de los datos personales del paciente.
Considero que lo que planteas se refiere más a que los propios pacientes o clientes se «abran» a compartir la info de sus casos con nombres y apellidos. De esta manera podrán relacionarse directamente entre ellos, con todo lo que eso trae consigo.
Dices bien. Lo que planteo es que ya es una realidad que los pacientes pueden querer compartir su información «privada» porque salen ganando con ello (derivado del objetivo común que comparten, que es sanar). En este sentido, el consultor podría plantear los beneficios (también riesgos, claro está) de abrir esa zona tradicionalmente privada. Sólo es cuestión de comprender por qué puede resultar útil abrir el grifo de la información.
Touché Julen. Justo hoy hemos discutido sobre este tema en un blog interno de LKS (ya ves, muy en línea con lo que comentas) tomando como punto de partida el amargo post de Dolors Reig «Consultoría 1.0, desilusión 2.0, conocimiento y poder».
Pienso que cada organización tendrá que hacer su camino al andar y ver a donde llega. Vale para nosotros y para nuestros clientes. Me viene a la cabeza tu post «4 palancas para transformar el núcleo de las organizaciones». Para este tema de la apertura, quizás la única palanca está en las personas, en trasladar sus experiencias a la propia organización.
Habrá que seguir pensando y conversando sobre todo esto.
[…] cliente es un asunto absolutamente privado, que queda entre él y yo. ¿Es que no te has leído las cláusulas de deontología profesional donde se especifica que allí quedarán sepultados los secretos para siempre? Confianza = […]
[…] Lo intuí rápidamente: yo sabía que mis valores personales “crujían” dentro de la consultoría “clásica” -si es que hay algo a lo que se le pueda llamar así y que otros llaman “consultoría añeja“-. […]