Los primeros peregrinos: bonne route. Al que madruga, Dios le ayuda. Así que para las doce pasadas ya estaba en mi destino, tras cerca de cinco horas pedaleando. Como llegaba con tiempo, he decidido coger el camino-camino durante el último tramo, llegando a la Côte-St-André, desde Le Grand-Lemps durante algo más de 10 kilómetros. No quiero forzar y prefiero ir suave.
La primera parte de la etapa ha sido volar a favor de viento, disfrutando de esa luz del amanecer que proyecta tu sombra a derecha o izquierda, según la orientación del camino. Los primeros 35 kilómetros han pasado rápido, hasta Les Abrets. Aquí pan au chocolait y croissant para celebrar lo del viento a favor. Otra vez el calor ha empezado a apretar muy pronto. A las diez son ya 34 grados, que van a quedar instalados para lo que queda de día, con una sorpresa final por la tarde, en que alcanzamos los ¡38 grados!
Desde Les Abrets hasta Paladru me encuentro unas cuantas cuestas, para que no se me olvide. De todas formas, ha sido una etapa muy suave, con solo 800 metros de desnivel acumulado en los 79 kilómetros que me han salido.
Aquí, en la Côte-St-André, he cogido habitación en el típico hotel de pueblo, el Hotel de L’Europe, punto cutre y punto familiar encantador. Madamme Gabrielle me ha atendido como a un verdadero peregrino. Alimentos en abundancia —excesiva— y como si estuviera en casa. He estado echando un vistazo al libro de firmas de los peregrinos. Muchos alemanes, abrumadora mayoría. Mientras lo revisaba, me comenta la señora algunos susedidos. Y el caso es que me salgo con un encargo: saludar de su parte a un peregrino, un tal Ramón Lasa Mugika, que paso por aquí dos veces, en 1993 y en 1999, y que por Navidad siempre envía una felicitación. El buen hombre es de Donosti, y como soy de Bilbao, veremos cómo cumplir el encargo.
Como me han visto llegar con la bici, enseguida me han enchufado los titulares de la prensa deportiva, con la gesta del tal Pereiro, que se ha colocado el maillot de líder del Tour, ahí es nada el chaval.
Lo de localizar un cibercafé pasa al estado de ficción. Es domingo por la tarde y en Francia tiran bombas de neutrones que hacen desaparecer cualquier rastro de vida humana a estas horas. Anda que como lleguen los extraterrestres por aquí a estas horas se piran de la misma anunciando que el planeta Tierra está desierto.
Distancia de la etapa: 79,1 Km
3 comentarios
Ánimo, Julen. Virtualmente me siento dando pedales contigo por esos caminos de peregrinos de la France. Mejor estaría que amarrado al duro banco de la galera turquesa del Jaurlaritza.
No dejes de enviar la crónica, cuando puedas.
Allez, allez!
Con la que está cayendo.. y tú dando pedales.. que valiente.
No se si ayudará a subir las rampas pero tienes todo mi apoyo moral.
He encontrado un Ramón Lasa Múgica en Donosti, a la vuelta te paso su teléfono.
Con Internet lo de esconderse está jodido. 😉
¡Ánimo con la bici! Y a ver si tienes suerte y afloja un poco el calor.