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Barranco de Igüer y Refugio de Lizara – Consultoría artesana en red

Barranco de Igüer y Refugio de Lizara

by Julen

Strava: https://strava.app.link/MoPuEfORPBb

Había anuncio de tormentas fuertes por la tarde y no he querido arriesgarme a alargar la etapa. Así que, en vez de una ruta larga de carretera que había previsto, he vuelto a coger la bici de monte para hacer dos subidas: hasta el Barranco de Igüer por La Cleta y al Refugio de Lizara. Para ello me he acercado hasta Jasa en coche con la bici dentro. De esta forma me quitaba los 15 kilómetros que hay desde Hecho hasta Jasa y que me tocaría pedalear a la ida y a la vuelta.

Las dos subidas llegan a enlazar, en su parte final, con el GR11. De hecho, por este sendero se puede ir desde el Barranco de Igüer hasta el refugio de Lizara. No sé de la ciclabilidad del asunto. Desde luego que a un torpe como yo ni se le ha pasado por la cabeza. Así pues, subir y bajar; subir y bajar.

Un poco pasadas las siete de la mañana salía de la plaza de Larraz, en pleno downtown de Jasa, rodeado de rascacielos y con un tráfico demencial. Qué alegría dejar el estrés de estas urbes cosmopolitas. La Wikipedia dice que en el censo de 2022 llegaban a ser 105 habitantes en el pueblo, entre jasinas y jasinos. No os digo más.

Salir y empezar a subir. De Jasa a Aísa hay que subir el puerto del Puyarrón para salvar un desnivel de 300 metros. Así pues, para comenzar, suave suave. Como primera tachuela, es una un bonito detalle para calentar músculos. La carretera, a tramos, está destrozada. Hay marcas en el suelo avisando del asunto. Incluso he visto unas en las que ponía «a pie». ¿Será coña?, ¿tendrá que ver con alguna marcha cicloturista? Desde luego, como digo, por tramos está fatal. Hacemos cumbre y afrontamos una breve bajada para dar inicio a la primera de las dos ascensiones oficiales del día.

Acompañamos al río Estarrún mientras a izquierda y derecha vamos dejando barrancos. El valle luce espléndido y solitario a esta primera hora del día. Todavía hace fresco, pero en subida hasta se agradece. Es muy llevadera, aunque entra viento de frente. Tengo el encargo de llevar cadencias altas y en ello intento aplicarme. No es tan fácil cuando no tienes esa costumbre. Todo sea por recuperar forma física.

Llego a la altura de la Cascada de Sibiscal. Ya había leído que estaba prácticamente seca. Caía un hilillo de agua, una pena. Todavía queda un buen trecho hasta la zona que se conoce como La Cleta, donde los coches ya no pueden continuar. Atravieso el portón que da acceso a la pista que conduce al Barranco de Igüer. He visto que también se conoce como «Puerto de Aísa». El terreno, pedregoso al principio y con una buena cuesta, nos ofrece de repente un tramo encementado con una pendiente de mil demonios. Un 24% que sirve para que eche el pie a tierra (perdón, a cemento) y suba hasta donde termina semejante sopapo.

Ohhh, la pista de cemento traía recompensa. El paisaje se abre. A la izquierda queda el refugio d’as Saleras. Entramos en el Barranco de Igüer. La pista cruza hasta en tres ocasiones el riachuelo. Se escuchan ¿cientos? de cencerros de vacas, tanto en las praderas del valle como en las laderas de las montañas que lo forman. No hay manera de esquivar tantas moñigas como voy encontrando. Nos llevamos un buen recuerdo, entre el agua del arroyo, la arena del terreno bastante seco y los excrementos vacunos. Pero el sitio merece la pena. Sigo durante un rato la pista que lleva hacia el fondo del circo. Caen unas cuantas fotos.

Como era más que evidente, la bajada dura un abrir y cerrar de ojos. El viento de culo contribuye. De repente, siento como si el termómetro hubiera subido 15 grados al llegar a la solana. Paro, me doy crema protectora solar. Subimos de nuevo el Puyarrón, esta vez por donde antes lo bajamos y disfrutamos de la carretera destrozada. Ventajas de ir con la bici de monte.

Paro a tomar un café en Jasa. Momentos de tranquilidad. Tomo un sendero que baja hasta Aragües del Puerto y que enseguida reconozco: por ahí pasa la Transpirenaica. Lo recordaba más ciclable. Llego a la carretera y otra vez para arriba. Esta vez (no lo entiendo muy bien, porque es la misma dirección que la subida anterior) el viento es, en su mayor parte, favorable. Cojo agua de una fuente que ofrece un chorro fabuloso. Decido ir bebiendo cada 30 metros ascendidos: una forma como otra cualquiera de asegurar que ingiero líquidos. La temperatura se ha disparado hasta casi los 30 grados.

Se ve cierta infraestructura para el turista: un asador aquí, una zona de acampada por allá, un alojamiento de turismo rural más adelante y, por fin, el refugio de Lizara, con un buen número de camas disponibles. A medida que vamos ascendiendo llegan las rampas más duras. Molinillo y para arriba. La carretera traza unas cuantas curvas de herradura en la zona final que brindan buenas vistas.

Ni una nube en el cielo, por cierto. ¿Vendrá luego la anunciada tormenta? Eso sí, hoy es el día en que más calor hace.

Me quedo un rato descansando junto al refugio. En el parking anexo hay bastantes coches y en la terraza del refugio se ve animación.

Un buen montón de vacas comparten un cercado quizá demasiado pequeño y andan revueltas. Se nota por la polvareda que levantan con sus movimientos. Pobrecillas. Eso sí, pueden disfrutar de las vistas.

Solo queda bajar lo que hemos subido. Casi al final decido subir a Aragüés del Puerto a ver si reconozco el pueblo en el que, por dos veces, hice noche pedaleando la Transpirenaica. Más o menos sí. No recordaba que hubiera ¡adosados! Hasta aquí han llegado. El pueblo parece muy bien cuidado, aunque en la parte vieja están de obras y no hay forma de pasar. Media vuelta. De nuevo a la carretera y a subir el col de Jasa. Me permito llamar así a la subida final de un kilómetro escaso hasta el centro de pueblo, donde tengo el coche. Nada, un paseo 😉

Como mañana cambiamos de base y nos vamos para Aínsa, aprovecho para limpiar un poco la bici y dejarla ya bien ubicada dentro del coche, con sus cinchas y demás. Una Coca-Cola y un bocadillo de jamón con tomate rematan esta primera parte del día. Y a esperar a la tormenta, a ver si llega. O no.

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1 comentario

Zuriza, recuerdos de Transpirenaica – Consultoría artesana en red 15/08/2023 - 06:37

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