Es de esas cosas que uno lleva pegadas toda su vida. Porque los espacios necesitan personas y el barrio es una forma sencilla de vida en común. Quiero pensar que los barrios son humildes. Aunque los hay que marcan distancias, la esencia del barrio tiene que ver con una dimensión humana de las cosas. Ahí hay nombres, motes, conocimiento tácito, miradas cómplices. No hay por qué contarlo todo; los secretos se mantienen a voces.
El barrio tiene sus nodos porque la red es una metáfora adecuada para comprenderlo. Los nodos generan conversación. Son hilos que fluyen sobre cauces diversos, sujetos al azar de la argumentación. Los nodos son puntos fijos y volátiles. Son referencias que se deshacen y rehacen con lo cotidiano.
Quiero pensar que un barrio tiene las puertas abiertas. No puede ser de otra forma. Si acaso sujeto a ciertas normas cívicas básicas. Pero debe favorecer el tránsito. Las personas, sus pensamientos y emociones, deben sentirse cómodas vagabundeando por sus aceras. Llega gente nueva y otra se va. Pero algo queda que permite la vuelta de quienes se fueron. Sin mayores problemas. No hay un sello sagrado que delimita una clara frontera entre quienes están dentro y quienes están fuera. Una cierta confusión alegra la vida del barrio.
Definirse «de barrio» es reivindicar la humildad. Y no creo que tenga que ver con rebajar expectativas. Los barrios crecen y se dispersan; no pueden ser grandes. Porque su crecimiento implica disolución en nuevas unidades. Como personas necesitamos referencias abarcables a través de nuestras emociones. Es una hermosa metáfora. ¿Vives en un barrio?
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La foto en Flickr es de .Bambo.
11 comentarios
Hola
Así llama Nacho a la comunidad de artesanos de España, no?
Comparto este sentido y vivencia de barrio. No sé si te pasa…tiendo a verlo como algo de antaño…vinculado a mi niñez, y es que quizás los barrios son más nítidos a los ojos de los niños y se desdibujan un poco cuando eres adulto y el trajín de la vida te agrega y desagrega continuamente…
Desde el mismo momento en que empiezas a llamar «barrio» a algo, lo estas abriendo. Es la fuerza de las palabras, con todas sus consecuencias.
Sí, me ayuda a mantener la cordura bajar a por el pan o a tirar la basura y saludar a uno, tropezarte con otro que te pregunta por tus padres, y encontrarte con la vecina que te dice eso de «tus hijos van para arriba, te van a dejar pequeño».
Sin esos puntos de referencia, acabaríamos un poco locos. La A8, la A68 y los aeopuertos están muy bien, conoces a mucha gente interesante, compartes muchas cosas. Pero necesitamos, creo, un puerto más resguardado para que no nos arrastre la corriente.
Sí, vivo en un barrio, ya sabes de que pueblo ; ). Mientras voy haciéndome vecino de otro barrio por aquí, en lo 2.0: llevará tiempo, me faltan años todavía. Pero pienso que acabaré por empadronarme también por aquí, si me dejáis el resto de vecinos.
Yo mas que de barrio, soy de pueblo, y de pueblo pequeño ademas
El sábado a la tarde pasé una agradable tertulia con los amigos del «barrio» en Getxoblog
A mi me gustan los barrios que huelen: a pan recién hecho, a limpio, a café, a tierra mojada,… Cuando los barrios están adornados con aromas sabes que están vivos y a través de los olores puedes llegar a deducir cómo es la vecindad. A saber a que oleran los barrios nuevos… 😉
Sigo viviendo cerca de mi barrio de toda la vida por decisión propia, no creo que me mude, me gusta, sigo cerca de aquel lugar en dónde los niños jugábamos en la calle, dónde lo divertido era que demolieran una casa baja para hacer viviendas, y así poder jugar al «Club de los cinco» con perro sin pedigree incluído. Han transcurrido los años y ahora hay muchas más zonas verdes, en cambio los niños precisan muchas cosas ascesorias para poder imaginar como jugar al Club de los cinco.
http://www.editorialjuventud.es/19-blyton.htm
El barrio lo hacemos todos los que vivimos en él.
un saludo. Mari Cruz
«Mi» hospital parece un barrio y, mi despacho uno de los patios de vecinos.
Que post mas entrañable 😉
Me ha traído muy buenos recuerdos según lo leía…, yo era como una especie de «niño callejero», siempre que podía salía a jugar, tenía varias cuadrillas, y jugábamos a todo :))
Mejorábamos los carrichoces, inventábamos artilúgios de lo más variados, comerciábamos con materiales deshechados, hacíamos amigos aquí y allá…, ¡ahora que lo pienso! no es algo parecido lo que estoy haciendo ahora¿?… ;-P
Gracias a todas/os. Supongo que es evidente que compartimos barrio, ¿no? Creo que es una idea humilde y cercana. Espero que nos sirva.