Incoherencias

by Julen

reflejoSe mueven rápidas y gozan de buena salud. Ágiles y descarnadas, juegan a desequilibar una argumentación en la que siempre hay flancos débiles. No puede ser de otra forma, así que sólo queda convivir con ellas. Están presentes en cada párrafo que escribimos. Así que no queda sino entretejer ideas a sabiendas de que en el fondo van a ganar la partida.

Las vacunas sin bien conocidas y suelen fabricarse en torno a dos grandes antídotos: la tranquilidad y el sentido común. En la fábrica de las incoherencias los operarios son muy eficientes. Ni siquiera necesitan una planificación detallada de producción. Encuentran justificaciones en cada línea para desatar dudas y mostrar que siempre hay otros caminos posibles, mejores, más atractivos, más coherentes.

Por eso no insisto es defender un territorio que perdimos hace mucho tiempo. Proyectamos contradicción con la palabra y con el hecho. Los fragmentos de conducta se estrellan en los acantilados de las ideas para romperse aún en más pedazos. Quedan así como minúsculos retazos de argumentaciones imposibles, que se unen por azar y se disuelven en conversaciones que terminan en ninguna parte.

Son mis incoherencias. Me acompañan y disfrutan de su libertad, sabedoras de que cuanto más hablamos mayor presencia tendrán. No lucho contra ellas, me conformo con una coexistencia pacífica plaga de mutuos reconocimientos. Son mis incoherencias.

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2 comentarios

idoia llano 06/09/2009 - 08:50

Buenos días. El abandono a la incoherencia me suena raro. Otra cosa es la obsesión y la dogmatización de los propios principios. Entre ambos podría haber un sano equilibrio o justo medio no? Pero la lucha no sé… Una cosa es la flexibilidad que exige adaptación porque la coherencia no puede ser dogma….pero otra es la autocomplacencia. Yo si lucho con las mías, con mis incoherencias. Cuestión de educación, o de condición humana, no lo sé¡

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Amalio A. Rey 06/09/2009 - 10:35

Jjj…hablemos de meta-incoherencia. Suscribo el comentario de Idoia, no se podía decir mejor. Se puede hacer mucho más que convivir con las incoherencias. Si la coherencia es un atributo positivo, como lo es la ética y la integridad, entonces es bueno trabajar por ella. Siempre habrá incoherencias, y mientras más hagas y te impliques, más riesgo hay que las generes, eso es totalmente cierto, pero no renunciaría nunca a descubrirlas y limarlas. Lo malo es obsesionarse con ellas porque caeriamos en perfeccionismo paralizador. Por cierto, aquí el tamaño importa… hay incoherencias gordas, que contienen hipocrecia, falta de empatía o doble moral («haz lo que digo y no lo que hago»), y contra esas yo lucharía por muy mías que sean…

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