Balance de 12 días de ruta en bici #BilbaoBilbaoMTB

by Julen

Ya comentaba ayer que, como en otras rutas que compartimos en este blog, publicaría un post final de balance. Han sido doce días de ruta que venían después de un período muy intenso de trabajo y condicionado todo por el coronavirus y sus rebrotes en diferentes partes de la geografía peninsular. Además, circunstancias familiares obligaban a no alejarse mucho de casa. Así pues, no había opción: debía ser una ruta sencilla con salida y llegada en Bilbao, fuera esta en la fecha prevista o en otra anticipada. Mi plan original de ir hasta el Mediterráneo usando como eje inicial el Ebro pero luego incorporando otras referencias llegaba hasta el 10 de agosto. La ruta ha concluido, sin embargo, ayer domingo día 2. No sé por qué, pero así ha sido. Lo aceptamos con deportividad.

Bueno, ya que han sido doce días de pedaleo, he pensado que estaría bien incluir doce elementos en este post de balance y un par de bolas extra. Vamos con ellos.

1. Adiós a la Orbea Oiz de 2015, la del doctorado.

Permitidme que empiece por la máquina, aunque siempre haya dicho que en mi caso es un medio para un fin y no un fin en sí misma. El caso es que me sirvió como punto de partida para una investigación en torno a la innovación que procede de las personas usuarias. Aquella investigación ha terminado en amistad con algunas de esas personas, con las que hoy, varios años despúes comparto un grupo en WhatsApp. Toca decirle adiós a la bici que sirvió como referencia para una tesis doctoral: Innovación de usuario en el sector de la bicicleta de montaña: el caso de la comunidad online de la Orbea Oiz en ForoMTB.

2. La mascarilla y la limpieza de manos.

Otro aspecto que no tiene que ver estrictamente con la ruta en sí misma, pero que es imposible de obviar en la circunstancia presente. No sé cómo serán las próximas rutas. Quizá esta nueva normalidad llegue para quedarse (al menos durante bastante tiempo), pero desde luego que como primera experiencia marca un antes y un después. Como era de prever, hemos visto buenas y malas prácticas. De vez en cuando también a quien escribe se le olvidaba la mascarilla y había que volver a por ella. Todavía no está la rutina del todo interiorizada, pero con el panorama actual terminará por imponerse, supongo.

3. La posada Corral Mayor en La Brena.

No suelo comentar de los alojamientos a no ser que crea que hay algo que los diferencia. Gemma, la responsable de la posada, me trató muy bien. La habitación, abuhardillada, estaba muy bien y la cena, sencilla, en la que cocinó una fideuá con verduras, fue perfecta. Estuve muy a gusto allí, la verdad. El lugar tenía su encanto y se respiraba mucha paz.

4. El monasterio de Montesclaros y su hospedería.

Aunque no me alojé allí, sí que tenía marcado en mi recorrido el paso por este monasterio tan especial. Al lado pasa el tren de La Robla, con su estación y todo. Al llegar por la mañana a eso de las nueve y medio tuve tiempo de charlar con la gente que estaba alojada. Me invitaron a un té y estuvimos jugando con un collie y su pelota de tenis. Fue un momento muy entrañable, la verdad.

5. La subida desde Los Llares hasta la Collada de Brenes, entrada al parque natural del Saja-Besaya.

Pensaba que sería pista pero se trataba de una carreterita encantadora que iba metiéndose poco a poco en la niebla, que quedaba arriba en las cumbres. Tuve un encuentro con un par de mastines que cuidaban sus cabras, pero estuvieron muy tranquilos y me dejaron pasar sin problemas. La ascensión es muy llevadera, sin grandes desniveles. Me pareció un tramo digno de mencionar, quizá también por cómo estaba el día, brumoso y melancólico.

6. Las vacas de raza tudanca y el resto de animales.

Me crié en una casa en la que teníamos animales y me siento a gusto cuando me veo rodeado de vacas o caballos. En el Saja-Besaya la raza vacuna por excelencia es la tudanca. Son esos animales con unos cuernos tremendos pero pacíficos del todo cuando pasas a su lado. Caballos, cabras, ovejas y los perros que las cuidan forman parte del paisaje cuando pedaleas por el monte. También hubo tiempo para ver un zorro y otros ejemplares de ciervo, corzo o gamo, que no soy capaz de distinguir.

7. La ruta de las cuencas en Reinosa.

En la carretera que sube al Alto Campoo se encuenta Mazandrero y desde allí parte un recorrido, el PR-S 84, la ruta de las cuencas. En bici se hace estupendamente. La subida es llevadera y las pistas, en general, tienen buena ciclabilidad. A una cota de 1.500 metros se encuentran dos cubetas glacieras con mucho encanto: son las cuencas Bucer y Vitor. Toda la ruta, por su parte elevada, proporciona muy buenas vistas a la sierra de Cordel y a la zona de Alto Campoo.

8. Los paisajes de Tierra de Cameros.

Tengo una especial predilección por esta zona de La Rioja que linda con Soria. Nuestra etapa reina nos condujo a subir tres puertos: el primero desde Zarzosa hasta el parque de aerogeneradores y luego ya por carretera los de La Rasa y Peña Hincada. En este último, la bajada hasta Brieva de Cameros es espectacular. Nos coincidió además con el típico cielo negro de tormenta y unos cuantos relámpagos en el horizonte para que fuera aún más sobrecogedora.

9. El inesperado encuentro con Txelu Balboa y su amiga Silvia en Arnedillo.

Txelu dice de sí mismo que le «gusta ir por la vida a velocidad de pedal para disfrutar de los detalles de lo que me rodea». Compartimos pasión por el cicloturismo y las bicis. Él con sus amigos en formato normalmente autosuficiente y con unas estupendas fotografías de sus andanzas. Cuando vi que comentaba una foto en Instagram pensé que me estaba vacilando, pero resultó que estaba allí en Arnedillo, tomando un café y también de ruta cicloturista. Casualidad como pocas.

10. La compañía de pedalear por La Rioja con Alberto.

Aunque no fuera el mejor de los tracks, aunque hiciéramos mucha carretera, yo encantado de compartir ruta. Tras los seis primeros días de ruta por mi cuenta, supongo que sale de dentro el animal social que somos y sienta aún mejor si cabe compartir kilómetros y conversación. A veces a la par, a veces cada cual a su ritmo, siempre hay luego momentos para charlar sobre la ruta. Así que, por supuesto, me quedo con este detalle en mi lista de recuerdos de este viaje con salida y llegada en Bilbao. Ah, y un recuerdo y mucho ánimo para Juan allá en el sur.

11. Los caminos de Santiago (casi) sin peregrimos.

La ruta ha ido flirteando en varias ocasiones con el Camino de Santiago, sea el Francés, el Olvidado o la Vía Bayona. Esta nueva normalidad nos ha traído lo nunca visto: apenas se veían peregrinos. Por el Camino Olvidado y por la Vía Bayona se puede resumir fácilmente: no encontré a nadie. En el caso del Camino Francés sí que nos los encontramos a la llegada a Navarrete y, sobre todo, en el tramo que nos conducía a Logroño. Pero para lo que estábamos acostumbrados, nada de nada.

12. Caminos que no se usan, se cierran.

La penúltima etapa la recorrí íntegra a través de la Vía Bayona, entre Briviesca y La Puebla de Arganzón. Cerca de Pancorbo el camino se arrima al trazado del ferrocarril. Es un tramo que no debería tener complicación alguna. A no ser que no se transiste por él. La vegetación se lo había comido y no era cualquier tipo de vegetación: predominaban zarzas y otro tipo de plantas provistas de buenos pinchos. El recuerdo quedó ahí abajo, en las piernas, en forma de una buena colección de arañazos.

¿Las dos bolas extra? Ahí van, bien diferentes, pero tienen su relevancia.

12+1. El borbón y su comitiva.

Ya sabíamos que nuestra ruta coincidía con la cumbre de presidentes autonómicos que tenía lugar en San Millán de la Cogolla el 31 de julio. A su alrededor, en cruces y rotondas, se podía apreciar un considerable despliegue de guardia civil. La cumbre comenzaba a las diez de la mañana y nosotros pasamos antes por allí, pero eso hizo que nos cruzáramos con los coches oficiales que llevaban a las autoridades. Y sí, entre ellas, el borbón con todo su séquito por delante y por detrás.

14. La Cuchara del Camesa

Si estás por la zona de Reinosa, acércate a la Cuchara del Camesa, en Olea, un restaurante situado en un lugar fantástico y con una propuesta culinaria muy significada. Si a eso le añadimos la amabilidad con la que te tratan, creo que es un valor seguro para disfrutar del paladar. Si el tiempo acompaña, sea como sea, pídete la olla ferroviaria.

Bueno, pues hasta aquí el resumen de detalles de esta ruta improvisada de doce días que nos ha servido para desconectar un poco de la frenética actividad laboral de los últimos meses. A ver si en breve nos llega la nueva Orbea Oiz y disfrutamos con ella tanto como hemos hecho con la de 2015. Nos leemos 😉

Datos de resumen

  • Distancia: 1.017,98 kilómetros.
  • Desnivel acumulado de subida: 14.538 metros
  • Tiempo de pedaleo: 57 horas 31 minutos
  • Jornada más larga: Arnedillo-Anguiano con 106,49 kilómetros.
  • Jornada con mayor desnivel acumulado: Arnedillo-Anguiano con 2.219 metros.
  • Jornada más corta: Briviesca – La Puebla de Arganzón con 64,47 kilómetros.
  • Jornada con menos desnivel acumulado: Briviesca – La Puebla de Arganzón con 628 metros.
  • Ruta con finales de etapa en: Gibaja – La Serna – Reinosa (2 noches) – Mave – Briviesca – Navarrete – Arnedillo – Anguiano – Briviesca – La Puebla de Arganzón – Bilbao.
  • Fechas: del 22/07/2020 al 02/08/2020.
  • Algunas rutas utilizadas: GR123, Camino Olvidado, PR-S 84 Ruta de las cuencas, Camino Francés, Vía Bayona, GR 291 Agua y Roca (del Ebro a los Obarenes)… y otras muchas de las que no habré sido consciente.
  • Alojamientos: Casa Pardo en Gibaja, Posada Corral Mayor en La Serna, Hotel San Roque en Reinosa, Hostal La Llave en Mave, Hotel Isabel en Briviesca, Hotel San Camilo en Navarrete, Casa Las Pedrolas en Arnedillo, Hotel Restaurante Valdevenados en Anguiano y Hotel Arganzón Plaza en La Puebla de Arganzón.
  • Algunas comidas especiales: una sencilla fideuá con verduras en la Posada Corral Mayor, la comida casera en el Hostal La Llave, un tomate fantástico en el resturante La Pista de Arnedillo, cualquier cosa que te den en La Cuchara del Camesa en Olea, unos espárragos (y unos puerros Alberto) en el restaurante Valdevenados de Anguiano y los dulces en general y los garrapiñados en particular de la cafetería Sarralde Plaza en Briviesca.
  • Tracks y datos de cada etapa en Strava:

Por último, te dejo aquí el álbum de fotos. La que le da inicio, por cierto, está tomada en el bosque de bambú junto a la ferrería del Pobal, en Muskiz, a la orilla del río Barbadún.

Improvisando

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