Cazalla de la Sierra – Santa Olalla del Cala

by Julen

Xabi se marcha antes que nosotros. En vez de repetir tostadas y bareto local, prefiere sus frutas varias y para las 8:30 nos despedimos. Seguro que nos volvemos a ver, cooperativas de Mondragón mediante, me temo.

Alberto y yo nos subimos de nuevo a Cazalla para santificar las tostadas con aceite y sal de viernes santo. Otro bar de pueblo, donde dar cuenta de que vamos a pedalear hasta Almadén de la Plata. Como siempre, tras comentarlo surgen propuestas locales de por dónde es mejor ir. Por una vez parece que lugareños y GPS están de acuerdo, transandalus oficial.

De nuevo tomamos carreterita provista de muretes ambos lados y más allá, cerdos y más cerdos. Los pobres se asustan al vernos pasar. Seguro que saben bien que somos humanos y como tales quienes nos los vamos a comer. Así que parece lógico que se alejen y pongan pies en polvorosa. Quizá me repita, pero si no queréis dar pedales, la gastronomía es una buena alternativa como razón para acercaros por aquí. Tendré que buscar en Facebook algún grupo cuya religión declarada sea el consumo de cerdo ibérico… de bellota, por supuesto.

Se deja la carretera para coger una pista que mejora el firme: auténtico pistón de los de dar pedales con velocidad. Primero se llanea y tras algunos toboganes, desciende a lo bestia hasta la Presa del Viar. Es zona de pinos que deja entrever al fondo el embalse. Caen algunas fotos que ya subiré a Flickr cuando pueda.

Abajo nos encontramos con una madre y su hija en apuros a cuenta de una maniobra con un todo terreno. Han cruzado el vehículo y parece que la hija se ha puesto nerviosa con los consejos de la madre para hacer la maniobra. Típica estampa, ¿verdad? Al final Alberto hace de buen samaritano y hace la maniobra con el todo terreno. Nos vamos con Dios, según saludo final agradecido de ambas mujeres.

Tras cruzar la presa por un puente, se toma el «Cordel del Pedroso», otro pistón de más de 10 metros de ancho en algunos tramos que conduce a Almadén de la Plata. El tramo es algo anodino y la entrada en el pueblo pasa por una zona bien fea. Sorry, las cosas como son, no puedo decir otra cosa.

Callejeando por Almadén aterrizamos en un bar para repostar. Me he engullido un par de manzanas y el zumo de dos naranjas. Todo ello estaba en un expositor y no he podido resistir la tentación. Claro que otros tiran de tercios, quintos y cosas de esas. También debe alimentar. Por cierto, que un momento antes de entrar al bar Alberto se ha encontrado con una pareja de Durango que iban en bici para Zafra.

De Almadén a Santa Olalla de nuevo carretera porque el GR48 parece que no es de fiar: alguna que otra cancela y puede que conduzca a ninguna parte. Se baja hasta el río Cala donde se deja atrás Sevilla para entrar en Huelva. Tercera provincia andaluza en cinco días de pedaleo. Poco a poco se vuelve a subir hasta entrar en Santa Olalla donde surge de nuevo la civilización en forma de autovía y una buena ración de restaurantes.

Nos hospedamos en unos apartamentos que incluyen lavadora. Así que colada general aprovechando centrifugado potente. Nueva sobredosis de ibéricos (hoy látigo y presa) en viernes santo; así que no ha quedado más remedio que acudir a la procesión del santo entierro. Una procesión con su guardia civil tricorniado, como debe ser 😉

Datos de la jornada: 63 km en 4 horas y 15 minutos.

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