Este es, por fin, el último post de la ruta en bici por Noruega. Ya solo quedará agruparlos luego todos en un e-book, que hará el número 14 de la serie Rodamos Suave Suave, la denominación que empleo para las aventuras cicloturistas. Sí, este ha sido un viaje especial porque, en origen, era el que asocié como «premio» al hecho de terminar la tesis doctoral allá por 2018. Entonces no pudo ser porque una caída me lo impidió. Sin embargo, en 2024 he conseguido pedalear una ruta de tres semanas en la que unía Oslo con Trondheim para luego meterme en territorio de fiordos y recorrer algunas rutas panorámicas verdaderamente espectaculares.
Ya he publicado las dos caras de la moneda: los «momentos mágicos» y algún que otro aspecto no tan agradable de ciclar por Noruega. No quiero repetirme, puedes leer esos textos para hacerte una buena idea de lo que ha supuesto la ruta. En este artículo voy con algunas cosas más personales e incluyo también al final ciertos datos.
Balance personal
Lonely Planet dice que «Noruega es un destino al que se va una vez en la vida y la esencia de su atractivo es muy sencilla: se trata de uno de los países más bellos del mundo». Bueno, yo también debía de ser de esa opinión. Me fui hasta allí y lo pude comprobar. Desde luego que merece la pena, pero, como ya he comentado en varias ocasiones, con sus claroscuros… como todo en la vida.
Dicho eso, mi primer día de pedaleo e incluso la llegada al hotel, junto al aeropuerto, fueron (casi) deprimentes. En el hotel nos reunimos una marabunta. Así que nada de amabilidad y trato personalizado porque era imposible. No pasaba nada, el ánimo estaba alto. Al día siguiente me endosé 115 kilómetros bajo una lluvia constante, a veces sirimiri y a veces chaparrón. El tiempo que pasé en un McDonalds en Gjøvik fue de los que se quedarán entre mis recuerdos para toda la vida. Yo, mi ropa empapada, el charco alrededor y la necesidad de volver a entrar en calor, fuera como fuera. Algo hizo crack en algún sitio en torno a la rodilla izquierda. Dos días después, al comenzar la tercera etapa, ya sabía que no podía continuar pedaleando. Todo fueron dudas.
Así que hubo que rehacer planes. No pedaleé durante tres días. Le di mimos a la rodilla de todas las formas en que fui capaz: hielo, estiramientos, antiinflamatorios, pequeños automasajes, bálsamo de tigre… El caso es que funcionó. Tras estos tres días de descanso y tras un «disgusto» con un conductor de autobús en Trondheim, por fin pude volver a pedalear. No diré que fue una recuperación milagrosa, pero sí que aquel día de vuelta al pedaleo me sorprendí de lo bien que fue todo. Aquella etapa alcanzó casi los 110 kilómetros (hay que agradecérselo al conductor de la línea 310 de Trondheim a Orkanger) y con algo más de mil metros de desnivel. La rodilla se portó de diez. Lección aprendida.
¿Sigo estando preparado para este tipo de rutas? Nadie me va a hacer cambiar de opinión. Me dan vida. ¿Mala vida? Ni por asomo. La lección aprendida tiene que ver con prepararme físicamente mejor, con cuidar el cuerpo de tal forma que esas vertebras lumbares que tanta guerra me dan no me impidan pedalear. Ya tengo trabajo.
Vamos con el siempre positifo de Van Gaal. La ruta ha presentado, cómo no, momentos fantásticos. En la tabla que puedes ver más abajo he marcado en verde mis etapas preferidas. Verás que no incluyo una por los fiordos, la de Aurlandsvangen, porque me sentí presa del turismo de masas y eso acabó por condicionar mi percepción.
Creo que es el viaje en bici al que más horas de preparación he dedicado. Lo hago con auténtico placer y lo seguiré haciendo. Viajar es también preparar el viaje. Siempre lo he tenido claro y aquí en Noruega más que nunca. De hecho, ese conocimiento previo me ha permitido alguna que otra improvisación. Ya ves, planificar para improvisar. Creo que esto da para un artículo «serio» cuando vuelva a los asuntos de la consultoría, mi actividad profesional.
La ruta con más carretera hasta la fecha
Si echo la vista atrás, creo que esta es la ruta en la que más kilómetros de asfalto he recorrido. Se nota claramente en la velocidad media, que casi llega a los 20 km/h. A ello contribuye que no haya pedaleado etapas con un desnivel acumulado por encima de los 1.500 metros. De las 17 jornadas efectivas de ruta, siete han estado por encima de los cien kilómetros y otras dos prácticamente han llegado a esa cifra. Las distancias, en este caso, están muy condicionadas por lo «especial» de la orografía.
Distinguiría entre las tranquilas carreteras, preciosas muchas de ellas, de segundo, tercer o cuarto orden, y las principales. Por desgracia, no quedaba más remedio que meter algunos kilómetros por estas. Lo digo alto y claro: mala experiencia. Si puedes, evítalas. Aunque me temo que, a no ser que vayas a realizar un recorrido puro de montaña, no te quedará más remedio. Por cierto, me he encontrado con varias carreteras que se pasaban a pista de tierra sin previo aviso, aunque con un firme que, sin llegar a ser asfalto, no le desmerecía mucho en cuanto a que se veía muy bien compactado.
¿Volver?
Me lo he estado planteando porque hay un lugar que enseguida aparece como destino: las islas Lofoten. ¿Problema? No uno, sino dos. Quedan más al norte, con lo que hay que alargar el viaje hasta llegar allí. Bueno, es problema menor, ¿no? Entonces, ¿qué me echa para atrás? La masificación. Si una de las «zonas cero» de los fiordos (Nærøyfjord y Geiranger) o el tren Flåmsbana ya daban muestras de fatiga turística, las Lofoten pueden estar al mismo nivel. Al menos es lo que he leído.
De todas formas, la belleza de Noruega está repartida por muchos lugares. Hay donde elegir. Por eso se puede entender perfectamente que sea uno de esos sitios en donde no basta con una ruta de tres semanas. Ni mucho menos. El tiempo dirá.
Lo dicho, comparto algunos datos de la ruta y dejo acceso a los enlaces de cada una de las etapas. Seguiremos leyéndonos, ¿no? Porque ya tengo una idea bastante clara de qué hacer el verano que viene. Se trata de un país, por cierto, con unas curiosas conexiones con Noruega. Y hasta aquí puedo contar…
Los datos de la ruta
Álbum de fotos en Flickr
Crónicas de cada jornada
- 00 Bilbao-Oslo
- 01 Gardermoen-Biri
- 02 Biri-Frya
- 03 Frya-Ringebu-Trondheim
- 04 Trondheim (día 1)
- 05 Trondheim (día 2)
- 06 Trondheim (día 3)
- 07 Trondheim-Kyrksaeterora
- 08 Kyrksaeterora-Kristiansund
- 09 Kristiansund-Molde
- 10 Molde-Isfjorden
- 11 Isfjorden-Stranda
- 12 Stranda-Hjelle
- 13 Hjelle-Lom
- 14 Lom-Skjolden
- 15 Skjolden-Kaupanger-Gudvangen
- 16 Gudvangen-Aurlandsvangen
- 17 Aurlandsvangen-Geilo
- 18 Geilo-Veggli
- 19 Veggli-Drammen
- 20 Drammen-Gardermoen