De Bilbao a Guadalajara hemos optado por venir por Soria. Es una opción que lleva un poco más de tiempo que por Madrid, pero resulta mucho más agradecida para la conducción. Al menos para mí. A primera hora de la mañana me he acercado hasta Mundaka y allí he recogido a mi compañero habitual de pedaleo en este tipo de rutas. Hemos metido su bici para que haga compañía a la mía y carretera y manta.
Desde luego que si hay que elegir una forma cómoda de comenzar y terminar una ruta, esto de hacerlo en coche nos sigue pareciendo la más adecuada. Nada de tener que embalar la bici. Al menos en mi coche no hay problema de espacio para que dos bicicletas viajen dentro con nosotros. Con solo una rueda desmontada y empleando bien las cintas de sujeción, la carga se lleva a cabo en un momento.
Como decía, hemos cogido Camino Soria –por cierto, en principio la canción de Gabinete Caligari iba a llamarse Camino Cuenca– para luego terminar esta primera etapa motorizada en Guadalajara. El plan era simple: llegar a primera hora de la tarde y darnos una vuelta por su downtown. Sin embargo, sobre la marcha hemos decidido acercarnos hasta Sigüenza para comer y, de paso, intentar recordar dónde dormimos aquí hace 10 años cuando hicimos parte del Camino del Cid. Imposible. La edad no perdona.
Pues nada, que ha caído un cordero asado muy especial, con una receta que incluía una salsa a base de ajo y perejil majado, vinagre y salsa Perrins.
Vamos con alguna nota sobre Guadalajara City. Para ello, Ccmo quiera que nuestra primera etapa va a emplear el track del ramal de Álvar Fáñez, una de las alternativas que ofrece El Camino del Cid, aprovechamos para echar mano de su web. Dice esto de Guadalajara:
La ruta prosigue hasta Guadalajara -su nombre proviene del árabe y significa «río de piedras»-. Guadalajara fue en sus orígenes un puesto militar andalusí próximo a la frontera del Duero. Muchos de los ejércitos que venían de Toledo pasaban por allí y después se dirigían a Atienza o a Medinaceli. Aunque su monumento más emblemático es el Palacio del Infantado (XV-XVI), posee importantes hitos de origen medieval, como el puente califal (del que quedan escasos vestigios del siglo X, pues su apariencia actual data del XVIII), interesantes ejemplos de arquitectura mudéjar o los torreones del Alamín y de Álvar Fáñez (siglos XIII y XIV).
Según veníamos en coche hemos pasado raudos y veloces por zonas por las que pedalearemos en las dos primeras etapas. Vaya diferencia de movilidad. En coche es un suspiro; en bici, en cambio, un buen esfuerzo. Pero la recompensa no tiene comparación.
La tarde de hoy ha sido el momento de comentar lo que esperamos de esta ruta por la España Vaciada que vamos a emprender. La iniciamos aquí y el plan es estar de vuelta el sábado 15 de abril, con un traslado final desde Albacete hasta Madrid en autobús y luego en tren de cercanías o quizá pedaleando. Así que, vale, también tendremos que embalar la bici para ese pequeño traslado. No nos libramos del todo de las esclavitudes del cicloturismo clásico. Así no perdemos la práctica.
En fin, tarde tranquila en Guadalajara capital, velando armas, con visita incluida, cómo no, al Palacio del Infantado y sus colecciones museográficas. A ver si la salud se porta, que en este último año me ha dado mucha guerra.
Como ya comenté en el primer post dedicado a este proyecto, escribiré una crónica diaria que redifundiré a través de Facebook y Twitter. El hashtag: #EspañaVaciadaMTB. También iré subiendo fotos a Instagram, aunque el álbum de esta ruta quedará, como los demás, en Flickr.
Pues eso, mañana empieza lo bueno. Nos leemos. Aprovecho, por cierto, para actualizar el plan de ruta.
La imagen es de Cincinato y está tomada de la bóveda de la sala de las Batallas, una de las que pintó en el Palacio del Infantado.