Solas, de Javier Díez Carmona #NovelaNegra 67

by Julen

Hace casi año y medio reseñé aquí Justicia, la primera novela que Javier Díez Carmona publicó con Osmany Arechabala como protagonista. Pues bien, ya tenemos la segunda, Solas, publicada (muy bien, por cierto) en Grijalbo. Esta vez Osmany recibe un encargo de un viejo conocido de su Cuba natal que le conduce a Enkarterri, una comarca de Bizkaia que se convierte en otro protagonista de la trama. Si en Justicia era Bilbao quien cobraba relevancia, ahora lo es esta comarca. Por cierto, allí, en Balmaseda, es donde vive su autor. Por conocimiento de causa no será. En mi caso pasa lo mismo: las ventajas de pedalear más de una vez por una zona atractiva como pocas para la bici de montaña. Creo que no había lugar que se mencionara en la novela que no conociera.

A lo mejor he batido algún récord porque la novela me ha durado día y medio entre las manos. Será buena señal, ¿no? Desde luego que me parece una novela sólida, con una cadena de acontecimientos que van sumando a la tensión y que termina en una escena en la que confluyen casi todos sus diferentes hilos.

Cuando comentaba antes la localización de la novela es porque se convierte en una constante referencia para explicar por qué pudo suceder lo que sucedió. Claro que el autor se permite la licencia de colocar un frío, una niebla y unas nieves que sí, están ahí, pero no con la crudeza en que suman a la negritud de la novela. Sin embargo, es cierto que a veces (en mi caso, al menos) la belleza del lugar se aprecia mejor sin que de por medias luzca el astro rey. Cada cosa en su sitio.

La trama juega con el tiempo y las circunstancias sociopolíticas de un cierto momento histórico. El drama de las drogas o del terrorismo dan cobertura al momento presente. Las raíces de lo que sucedió hace treinta años conforman un punto de partida para que el tiempo avance entre desapariciones que navegan entre la realidad y la imaginación. Todo ello conforma un ambiente denso que impregna toda la novela. Además, contamos con otra trama paralela que desarrolla otro conflicto, esta vez familiar, que sirve de contrapunto al a veces casi obsesivo devenir de la investigación en el territorio encartado.

Según lo leía, pensaba en que la comarca, desde luego, da mucho juego. No es cuestión de buscar símiles con el Baztán de Dolores Redondo, pero si miramos solo, por ejemplo, al valle de Karrantza, encontramos lugares emblemáticos para imaginar, por qué no, turbios asesinatos: un lúgubre balneario, un monte plagado de simas, unos barrios perdidos en la niebla con sus iglesias y cementerios rebosantes de melancolía… Lo digo porque parece evidente que habrá una tercera entrega. Osmany dice que se vuelve a Cuba. ¿Le creemos?

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.