Lo han conseguido: el trabajo no es relevante en mi vida

by Julen

Como ya sabéis quienes leéis este blog, mi trayectoria profesional ha estado ligada prácticamente al completo, de una u otra forma, al cooperativismo de MONDRAGON. Formo parte de eso que con el tiempo se llamó la generación del baby boom. Mis padres quisieron que estudiara lo que ellos no habían podido. ¿Para qué? Para conseguir un trabajo digno, que permitiera seguir avanzando en el ascensor social. El estudio conducía a un trabajo de valor, bien remunerado y que ofrecía la perspectiva de satisfacer aspiraciones y deseos. El trabajo era importante.

Hace poco Santi García firmaba en su blog Quiet quitting: La gran renuncia silenciosa. El término quizá te suene si trabajas en torno a la gestión de las personas o vives con cierto interés las nuevas tendencias del trabajo. Santi introduce su texto con alusiones a otras corrientes que, más o menos, se guían por ideas similares: los YOLOs, el Tang Ping y la Great Resignation. Lee el artículo y así entenderás mejor de qué va esta nueva corriente.

Bajo este nuevo concepto, el de quiet quitting, no se refleja sino algo lógico: mucha gente no ve en el trabajo eso que a mí me grabaron a fuego. Porque el trabajo ha perdido relevancia. Las empresas, grandes y pequeñas, se han sumergido en una competición por resultados en la que las personas han salido, por así decirlo, perjudicadas. Por supuesto que todo esto mientras, al mismo tiempo, no se corta en lanzar proclamas de Chief Happiness Officers, mindfulness, gestión del talento y toda la parafernalia del marketing de buen rollo en torno a la fundamental importancia de las personas dentro de las organizaciones. Mentiras burdas demasiadas veces.

Supongo que estamos recogiendo los polvos que nos merecemos de los lodos que sembramos. Desde luego que continúa la pelea y la pasión convertida en trabajo, la realización a través del estatus social que proporcionan determinados puestos, y las startups como modelo cool ahí siguen. Pero quizá ya se les ha visto tanto el plumero que cada vez son capaces de convencer a menos gente.

El crisismo y los emperdedores llenan nuestras aulas. No future. Sex Pistols, año 1977. Ahora tenemos que reinterpretarlo como un fenómeno global. Pero, claro, al mismo tiempo es contradictorio. Sirve lo uno y su contrario. VUCA ha evolcuionado hacia BANI. Tenemos que renunciar a entenderlo. Nos convencen de que se ha diluido la relación causa-efecto. Vivimos en el dataísmo y nuestra limitada fisiología no nos da para descubrir qué hay detrás. No hay razones, hay hechos.

Arizmendiarrieta ha muerto, física y conceptualmente. Hay una renuncia silenciosa a transformar el mundo a través del trabajo. The end? Más lo veo como un To Be Continued…

Por cierto, en Mondragon Unibertistatea se pone en marcha un programa experto a comienzos del año que viene que profundizará en estos asuntos. Desde luego que pinta interesante: Curso experto universitario en Personas, Cultura y Talento para el Futuro del Trabajo. Yo que tú, le echaba un vistazo.

Imagen de Fırat Eskici en Pixabay.

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2 comentarios

Amalio Rey 09/09/2022 - 13:44

Julen, con carilo, creo que hay un poquillo de «cricismo» en el titulo de tu post, aunque despues lo matizas No creo que el trabajo haya dejado de «ser relevante» para tu vida, ni siquiera para la tuya, con tus posibilidades. Puede que haya «perdido relevancia», que los intereses se esten diversificando, pero, ojo, eso solo para los que pueden hacerlo. Es imposible evadirse del impacto relevante que tiene trabajar para nuestro bienestar. Lo que sí somos es mucho mas criticos con eso. Y tbn, que hay una elite laboral e intelectual (los knowmad) que creen que esa tendencia esta mucho mas generalizada de lo que esta. Esto no ha cambiado tanto como nos cuentan. Me suena un poco al hype transformador de la Covid. Seguimos igual, salvo lo de estar mas dispuestos a teletrabajar, pero con logicas laborales parecidas…

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Julen 17/09/2022 - 19:51

Aunque el artículo va por otro lado, creo sinceramente que, ahora mismo, en mi momento vital hay otros aspectos que empiezan a comerle claramente terreno al trabajo. Supongo que es ley de vida.

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