20 – Alandroal – Badajoz #KostaMTB

by Julen

https://strava.app.link/pP3ETuPFdsbComo comentaba ayer, hace tres años pasé por Alandroal. Gracias a Juan, que me dio la pista de un bar, conseguí por fin situarme. Andaba yo despistado. Eso sí, tengo otro pueblo de ese viaje en mi retina que voy a tener que descubrir, porque no es Alandroal.Aquí, por supuesto, lo que manda es el castelo. Otro a la saca para Don Dinis, el rey que allá en el siglo XIII debió de desatar una burbuja inmobiliaria del copón bendito. Qué fiebre la de este hombre por construir castillos aquí y allá. El de Alandroal se lo ventilaron en cuatro años, entre 1294 y 1298, según parece. Visto y no visto. Ya tenía Don Dinis bien engrasada la maquinaria, desde luego. Ah, una cosa: me hacen una buena torre del homenaje, que necesito vistas por si el enemigo se pone arisco.

Cené en un restaurante cerca de donde me alojaba. Sin llegar a ser ninguna maravilla, estuvo digna. De postre, Juan, sericaia.

Estas últimas etapas, las que he finalizado en Coruche, Ervedal y Alandroal, y la que termino hoy en Badajoz, están cortadas por el mismo patrón: pedalear hasta las doce o la una del mediodía como muy tarde para sacar el máximo partido a las primeras horas soportables del día. A partir de la una nada tiene sentido que no sea precisamente no hacer nada o casi nada. La temperatura se dispara. La única opción válida es quedarse metido en el alojamiento de cada día con persianas bajadas para impedir que un solo rayo de sol arruine la fiesta. Diría que hasta las ocho o las nueve de la tarde es lo que toca en estas latitudes en pleno verano.

Claro que lo que realmente me planteo es si tiene sentido pedalear así. Quizá hubiera sido mejor opción buscar la vuelta en transporte público desde Lisboa y no estirar la ruta con estas cuatro etapas finales, que, por supuesto, no pueden lucir la etiqueta #kostaMTB. En mi descargo debo decir que aquí en el Alentejo tengo una espina clavada porque no pude hacer la ruta que en su día debía haber pedaleado y me tuve que conformar con acompañar en coche a Alberto y a Juan. Pero creo sinceramente que por aquí hay que pedalear en primavera, no en verano. En fin, vamos con la crónica de la última etapa.Hoy también acompañaba la niebla, pero menos que otros días para comenzar a pedalear. El sol enseguida ha empezado a impartir justicia. Mi primera referencia era la fortaleza de Juromenha, un lugar curioso, junto a la Raya del Guadiana, por supuesto con mucha historia detrás (te recomiendo este artículo, que incluye también un amplio reportaje fotográfico). Pero… mi gozo en un pozo. Están restaurando el lugar y me da que les va a llevar su tiempo. Así que nada de pedalear intramuros. Una pena.Desde Alandroal hasta Juromenha la ruta era muy sencilla: seguir la carretera nacional. Están de obras con aire faraónico: viaductos para regalar en un trazado paralelo al actual. La antigua, por la que pedaleo, está bastante hecha polvo. Hay cierto tráfico de camiones que pasan a toda pastilla y levantan enormes polvaredas. No es la mejor manera de disfrutar de la bici.

Menos mal que hacia Elvas, al menos en su parte final, dejamos a un lado esta carretera para disfrutar de los perros de las fincas por las que pasamos. Es la tranquilidad de la vida en el campo. Los que están atados se enfurecen como si no hubiera un mañana al pasar junto a sus posesiones y los que están sueltos (normalmente pequeños) te persiguen hasta donde les da su valentía. Perros al margen, por la zona se ven viñedos a punto de caramelo.

En Elvas era visita obligada la plaza de la parte alta. Estuvimos alojados en una casa que daba a una de sus entradas. Tengo que hacer, además, una parada técnica para cargar la batería del cambio electrónico. Algún día me va a dar un disgusto. Se me va la pinza y no me acuerdo de mirar si tengo que recargarla. En fin, he mirado hace unos pocos kilómetros y el indicador estaba en rojo. Así que toca alimentación para el humano y también para la batería.

Tengo la suerte de que el bar en el que paro dispone en varias mesas de cargadores USB. Hay que ver cómo adelantan las ciencias. Allí me apalanco un buen rato mientras sigo escribiendo el post que estás leyendo.

Desde Elvas hasta Badajoz el track me lleva por pistas junto a fincas y cultivos. Esta vez los perros han debido de decidir que ya no es hora de defender sus castillos. Alguno se oye, pero sin mucha convicción. Ah, y otra vez junto a los viaductos en construcción.

Se comienza a ver Badajoz allá al frente. Entro por uno de sus puentes más modernos, aunque me acerco por la ribera del Guadiana hasta el peatonal. El río, me temo, presenta un problema. Sí, queda bonito a la vista, pero, por lo que he leído, ha sido invadido por nenúfares mexicanos, evidentemente una especie alóctona que solo podría eliminarse dragando el fondo. Poca broma. Eso sí, los nenúfares se organizan en formas curiosas.

Me subo hasta la Plaza Alta. El calor ya aprieta y apenas se ve turisteo en las terrazas de la plaza. Supongo que Badajoz en agosto son palabras mayores. Yo tengo la suerte de que para hoy solo están previstos 37 grados. Toda una suerte. Cae una media ración de calamares. Los he comido mejores, desde luego.

Bueno, hasta aquí la ruta. Ya escribiré, como de costumbre, algún post de balance y editaré la colección de posts en un ebook como los que ya tengo publicados. Pues eso, hasta la siguiente ruta, amiguitos. Y no olviden supervitaminarse y mineralizarse.

Kilómetros totales de la ruta completa: 1788,31.

Metros de desnivel acumulado de la ruta completa: 20.784.

⏪ Etapa anterior

📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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