Digitalización: el miedo al descontrol de la vida societaria en la cooperativa

Este jueves de la semana pasada, el día 28 de abril, desarrollamos un webinar dentro del marco del Máster en Cooperativismo y Gestión Socioempresarial que se coordina desde HUHEZI, la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Mondragon Unibertsitatea. Escribí de ello también la semana pasada. Como ya sabéis quienes leéis este blog, desde hace un par de años colaboro de forma activa en este máster. El webinar lo centramos en torno a un trilema con el que jugábamos por si podía resultar imposible de resolver: cooperativismo, estrategia y digitalización. Este post se fija en un aspecto muy concreto que intuí que podía estar de fondo en nuestra conversación, pero que ahora se me confirma después de leerle a Jesús Fernández del Carmen en su blog. Por cierto, un fantástico post el suyo, que ha titulado Vibraciones: sobre cooperativismo, estrategia y digitalización. Absolutamente recomendable su lectura. Creo que va a formar parte de los contenidos del máster a partir de ahora 😉

El webinar lo presentaba Julene Gorrotxategi, que gestiona proyectos de orientación al alumnado en HUHEZI, yo hacía las veces de moderador, mientras que  Nagore Ipiña, decana de HUHEZI, y Jesús Fernández del Carmen, Director de Desarrollo Corporativo y Transformación Digital en FAGOR EDERLAN S. Coop. cruzaron argumentos en torno al impacto de la digitalización en las organizaciones y su estrategia, pero en especial en las cooperativas y su forma de enfrentarse al mundo.

Voy al grano y copio/pego una de las muchas reflexiones que Jesús ha compartido en su post (el subrayado es mío) y que da origen a este texto que publico hoy:

Si se trabaja en clave de transformación digital la parte más societaria del proyecto socioempresarial, sí sería posible abordar en positivo la vivencia de principios y valores, aunque las cooperativas se vienen mostrando durante ya muchos años muy conservadoras en cuanto a cambios que puedan suponer riesgos para el control de la vida societaria. En este sentido, considero que sería una excelente oportunidad de revitalizar y multiplicar la vivencia y los efectos tangibles del ejercicio práctico de principios y valores.

¿La digitalización nos aboca a escenarios de menor control? Desde luego que la sobreabundancia de datos a partir de los millones de sensores instalados por todas partes y el incremento exponencial en la capacidad de tratarlos no daría pie a pensar que es así. Pero, sin embargo, la sensación de permanente aceleración, de beta permanente, de mañana no será como hoy trasladan una sensación de que todo este tsunami es imparable y que, desde luego, nos sobrepasa.

Si miramos a la estructura societaria de una cooperativa, los estatutos son meridianamente claros. Consejo rector, consejo social y consejo de dirección conforman el triángulo sagrado sobre el que se asienta la gobernanza de la organización. Con esta base, la asamblea general de socias y socios es la expresión suprema del principio básico: una persona, un voto. En cierta forma, la cooperativa se mueve en un territorio conocido, con estructuras que llevan funcionando muchos años, que han sobrevivido a los vaivenes de las modas del management. Una cooperativa es, sobre todo, una máquina bien engrasada en su teórica gobernanza.

Pero, como decía, la digitalización cambia las reglas. En el webinar se insistía en que digital no es sino el adjetivo que acompaña a lo esencial: la transformación. Jesús insistía en que hay que mirar a la esencia del cooperativismo, que no es otra que la capacidad transformadora del trabajo. Solo que ahora hablamos de un trabajo que, bajo el prisma de la digitalización, tiene que reinventarse en su concepción misma. Nagore, por cierto, nos incitaba a pararnos y pensar en el para qué de todo esto. Lo que no sé muy bien es qué capacidad real tenemos de virar el rumbo cuando la sociedad en su conjunto se mueve, presa de la digitalización, en una burbuja (des)informativa.

Creo sinceramente que hay ciertos aspectos fundacionales del cooperativismo de MONDRAGON que pueden tambalearse. Ya sé que esta frase queda demasiado lapidaria, pero la ortodoxia de la gobernanza de una cooperativa se ha basado en unos circuitos de toma de decisión que han manejado unos tiempos lógicos, a partir de un ciclo PDCA grabado a fuego, y en el que se necesita sensación de control. Y ahora mismo, pese a que, en teoría, sumamos a nuestra inteligencia natural otra de carácter artificial,  el tsunami digital no espera a nadie. Llega, lo ves venir, pero a veces solo queda subir una veintena de metros para observar qué pasa ahí abajo. Como no te muevas, adiós.

¿Cómo es la gobernanza cooperativa cuando la información es ubicua?, ¿cómo se acorta un ciclo natural de gestión que ahora exige pleitesía al ahora, al tenía que estar para ayer? Hablamos de decisiones basadas en datos, pero la analítica de los datos migra al campo de las correlaciones y olvida la causalidad. ¿En las cooperativas podemos permitirnos el lujo de que los algoritmos avancen y que muchas de las decisiones prescindan de la causalidad? ¿Es esto perder el control? ¿La vida societaria de una organización en la que los algoritmos ganan terreno es, en esencia, diferente a la que hemos conocido desde que en la segunda mitad del siglo pasado viéramos nacer a muchas de las cooperativas que hoy conforman la Corporación MONDRAGON?

Soy consciente de que la respuesta no es fácil. De momento me quedo con la pregunta, que tiene mucho que ver con un profundo cambio cultural. También en las cooperativas. Por cierto, miro la imagen que tenéis más abajo y que da acceso a la grabación del webinar y… se nos nota que lo pasábamos bien, ¿no?