Las bóvedas de acero, de Isaac Asimov #NovelaNegra 40

by Julen

Seguramente que pensar en Isaac Asimov es igual a pensar en ciencia ficción. Vale, pero Las bóvedas de acero es una novela que no deja de plantear una clásica trama en torno a la resolución de un asesinato. El detective de la Tierra Elijah Baley tiene que investigarlo por encargo de su jefe, el superintendente Julius Enderby. Eso sí, con un detalle muy particular, su compañero para la misión es un robot, R. Daneel Olivaw. Pero no un robot cualquiera al estilo R2D2 o C-3PO; no, este es un robot humaniforme espacial. Vamos, que según parece, si no te fijabas bien, te podían colar que estabas frente a un humano y por ahí va parte de la trama. Estamos, según parece, en el siglo XLVII. Hazte a la idea.

Las bóvedas de acero es la segunda novela de la serie de los robots y fue publicada primero en fascículos en 1953 y luego como novela en 1954. Sí, hace 67 años. Hay diversas adaptaciones de por medio. El detalle de la fecha en que se escribió es pertinente porque la imaginación del señor Asimov, visto lo visto en pleno siglo XXI, tiene mérito, no hay duda alguna al respecto. Sus preguntas siguen estando vigentes.

Mi pregunta es: ¿por qué se construyen robots humanoides? Quiero decir que los he dado por sentado toda mi vida, pero ahora se me ocurre que no conozco la razón para su existencia. ¿Por qué debe un robot tener una cabeza y cuatro miembros? ¿Por qué debe parecer más o menos humano?

Tengo que reconocer que nunca antes había leído nada de Asimov. De hecho, la ciencia ficción no ha sido un género que me atraiga especialmente, pero ahora que llevo ya tres años liado con los contenidos de la asignatura de ética en el grado de Business Data Analytics en la universidad, este asunto de los robots y la inteligencia artificial me (pre)ocupa.

Esa es la diferencia entre un robot y un hombre. Un cerebro humano, o cualquier cerebro de mamífero, no puede ser completamente analizado por ninguna disciplina matemática que conozcamos. Ninguna respuesta puede ser considerada, por tanto, como segura. El cerebro robótico es perfectamente analizable, o no podría ser construido. Sabemos exactamente cuáles deben ser las respuestas a estímulos dados. Ningún robot puede realmente falsificar las respuestas. Lo que usted llama falsificación sencillamente no existe en el horizonte mental del robot.

La novela —supongo que el conjunto de la serie de los robots— dibuja un futuro fascinante, con dos opciones enfrentadas. Una sigue presente en el viejo planeta Tierra y se basa en ciudades enormes que están rodeadas por unas gigantescas cápsulas de acero. Hasta cierto punto, quienes viven allí han autolimitado su desarrollo y son muy críticos con la robótica. Mientras, la otra opción, la de los espaciales, se ha lanzado a la conquista de otros planetas y dispone de robots muy avanzados, casi humanos.

El asesinato de un espacial da pie a conocer de qué forma ambos mundos están enfrentados. El desarrollo de la novela nos va presentando pinceladas de ese futuro en una Tierra superpoblada, con un gran problema de recursos. Algo que no nos suena extraño en la actualidad, ¿no? En tanto que buena parte de las conversaciones giran en torno a los robots disponibles, por supuesto que aparecen mencionadas las tres leyes de la robótica de Asimov. La primera, ya sabes, es esa que dice que «un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.» Y además:

La teoría básica estándar incluye las Tres Leyes de la Robótica: la Primera Ley, que ya ha citado usted; la Segunda Ley, que dice «Un robot debe obedecer las órdenes de los seres humanos, excepto cuando esas órdenes contravengan la Primera Ley», y la Tercera Ley, que dice «Un robot debe proteger su propia existencia, mientras tal protección no contravenga la Primera o Segunda Ley». ¿Lo entiende?

No cabe duda de que en la era actual leer a un Asimov que escribía todo esto en los años 50 del siglo pasado tiene su miga. El universo que construyó con sus escritos bien merece, desde luego, reconocimiento. Quizá me anime a leer alguna otra novela de la serie de los robots. ¿Tiene sentido que en clase en la universidad leamos estas novelas o será demasiado casposo para la juventud de hoy en día?

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