Entre mis lecturas habituales se cuelan muchas veces los artículos que @DerBlaueMond publica en El Blog Salmón. Hace una semana aparecía Llega la economía YOLO: muchas personas están dejando sus trabajos estables por este movimiento.
Es la economía YOLO, una incipiente pero ya muy relevante tendencia socioeconómica, por la cual miles de profesionales con empleos de ensueño los están dejando uno tras otro. Y lo hacen para lanzarse a aventuras o dedicaciones que son de todo menos lo estable y lo bien considerado de esos trabajos que están dejando en empresas y con condiciones de primer nivel.
El artículo toca un tema de fondo que me interesa mucho: ¿qué representa el trabajo en nuestras vidas? Es un asunto que he abordado en diferentes posts en este mismo blog. En particular, por ejemplo, desde la óptica del cooperativismo de MONDRAGON, este es un aspecto que debe conducir a una reflexión importante. ¿Por qué? Por la centralidad que le asigna al trabajo en nuestras vidas. Todo el modelo de Arizamendiarrieta gira alrededor de la transformación social a través de la educación y el trabajo. Las cooperativas son una herramienta de transformación social y esto implica que lo que allí sucede, dentro de ellas, es algo que necesariamente debe ser importante para quienes trabajan en su seno.
Como decía, de esto escribí, por ejemplo, en El cooperativismo y la pérdida de centralidad del trabajo en nuestras vidas. El artículo de El Blog Salmón parte de una decisión vital, muy ligada a un contexto generacional en el que las referencias de estabilidad y progreso personal simplemente son imposibles. Ahí emerge YOLO: You Only Live Once. Carpe diem. Si los Sex Pistols cantaban No Future en 1977 y Francis Fukuyama publicaba en 1992 El fin de la historia, ahora sucede simplemente que de aquellos polvos, estos lodos. Nada nuevo bajo el sol, es la consecuencia lógica de años y años de «no-progreso» (al menos percibido por una buena parte de esa sociedad que se incorpora al mercado laboral).
@DerBlaueMond cita una encuesta de la que se hace eco el New York Times: Microsoft revela que a nivel global un 40% de los trabajadores se están planeando dejar sus trabajos actuales este mismo año. Sí, de acuerdo, es una referencia esta de la economía YOLO que ancla sus raíces en el modelo americano. Pero hace tiempo que sabemos que la economía es global y que una mala práctica culinaria en un lugar escondido de Asia trae lo que trae al mundo. YOLO es la consencuencia de reinterpretar qué es seguridad y qué no. Si Sennett nos explicaba cómo el capitalimos nos había corrompido el carácter, ahora resulta que acabamos aceptando la corrupción como parte del sistema. Una corrupción que ya no es parte del sistema, es el sistema. Vete a la mierda con tu empresa. ¿Lo entiendes?
Claro que puedes verle el lado lado positivo. Es lo que hace @DerBlaueMond:
… miles de estadounidenses decididos a arriesgar su bienestar, la comodidad de sus trabajos actuales, y su vida y la de sus hijos, para lanzarse a valientes aventuras empresariales y tecnológicas que no les garantizan nada, pero que en conjunto ya les decía que aportan y mucho al desempeño y al progreso socioeconómico del país.
Pero me temo que el viejo sueño americano de progreso personal y colectivo se da de bruces con una economía salvaje, financiarizada al máximo y en la que todo son excesos. El esfuerzo, el ahorro y el trabajo de hormiguita son restos decadentes de un pasado que no va a volver. Y como solo vamos a pasar por aquí una vez, ¿por qué no aceptar las reglas del juego y dejarse llevar por la evanescencia del momento? Bauman fue profeta.
Si quieres más reflexiones sobre lo que podría (o no) representar el trabajo en nuestras vidas, te dejo diez miguitas de pan en este mismo blog:
- ¿Qué es el trabajo para ti?
- La realidad es que odio mi trabajo
- 30 citas de El trabajo ya no es lo que era, de Albert Cañigueral
- Cuando el jeje es el algoritmo: por fin el no-trabajo
- Empatizar con el trabajo alienante
- Al rincón de pensar: 25 ideas sobre la plenitud en el trabajo
- Mi vida vale (mucho) más que mi trabajo
- La empresa como máquina destructora de la pasión por el trabajo
- El trabajo cada vez es más irrelevante
- El trabajo, esa obscena arma ideológica
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