Carlos Guadián aprovechaba que Ada Colau deja Twitter para ofrecernos una lista muy interesante de diez libros de los que hacen pensar en ese lado oscuro al que nos abocan las tecnologías. Mis clases de ética en el grado de Business Data Analytics hace tiempo que me hacen navegar por este lado oscuro. El backoffice de la tecnología digital queda oculto demasiadas veces a la mirada de la opinión pública. Los gigantes empresariales del siglo XXI, esos que abandonaron la fuerza del producto físico para instaurar la amable dictadura de la seducción a través de lo cool y la experiencia juegan con armas de destrucción matemática.
Cómo no entender a Ada Colau y su huída de una red social. Ella habla de Twitter, pero creo que podemos generalizar. Yo diría que en la actualidad cualquier red social de uso masivo cae, sí o sí, en el lado oscuro. La pelea por el mercado, por el gigantismo o simplemente por los ingresos para los accionistas hace tiempo que no sabe de ética. Y no olvides que, además, quien la cita suele navegar por las aguas del greenwashing y el ethicswashing sin rubor alguno. Ada Colau dice basta. Normal.
Yo uso Twitter y de hecho es la red social a través de la cual difundo contenido. Eso sí, no entro en polémica alguna; converso muy poco; por no decir nada, la verdad. No creo que sea mi lugar para entablar conversaciones de provecho. Por supuesto, esto no impide que de vez en cuando pueda suceder. Pero siempre será de una forma muy concreta, entre una pequeña cuadrilla de personas. Nada que ver con la escena pública global en la que una persona que trabaja en política se sabe sujeta al escrutinio de miles y miles de ojos. Entre ellos, claro está, con su correspondiente dosis de estupidez humana.
Carlo M. Cipolla nos avisó hace mucho tiempo sobre este asunto: la estupidez humana. Sus leyes se refrendan día sí y día también:
- Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación.
- La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
- Una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.
- Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas.
- La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
Carlo M. Cipolla, además, clasificaba a los seres humanos según una relación de coste/beneficio en estos cuatro grupos:
- Desgraciado (D): aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás.
- Inteligente (I): aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.
- Bandido (B): aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.
- Estúpido (E): aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.
Seguramente que las redes sociales masivas son el escenario ideal para contemplar a gente desgraciada, bandida y estúpida. No quiero decir que no haya inteligentes, pero me da que pierden por goleada. ¿En qué se nos va el tiempo? Supongo que es cuestión de seleccionar entre el descomunal mercado de Twitter con qué te quedas. Seguro que hay gente que lo usa de forma intensiva y que le saca partido. Sin embargo, el riesgo de que una participación activa en Twitter (no solo como medio de consulta) derive en estupidez es, desde luego, elevado.
¿Está llegando el momento de abandonar el barco y dedicar el tiempo (coste de oportunidad) a otros asuntos? De momento sé que voy a seguir embarcado, pero leer la reflexión de Ada Colau es importante. ¿Compensa en la balanza? ¿Hemos creado un monstruo y no sabemos ya como dejar de alimentarlo? A lo mejor hay que ir un rato al rincón de pensar. Sin más. Para reconocer esas tremendas paradojas con las que convivimos. Yo, al menos, así me siento. Espero que disfrute de esta nueva vida, Ada Colau. Ánimo.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.
1 comentario
Mira que me ha hecho qué pensar lo de Ada Colau… siempre habrá incluso alguien que diga que «ella se lo buscó», con lo cual vuelven a demostrar de nuevo la estupidez existente, o bandid=, no sé muy bien.
A mí me da qué pensar.
Echo tanto en falta las conversaciones en los blogs… que no sé si merece la pena estar tanto en Twitter, la verdad