Solo son 28 (al menos) trabajadores fallecidos más en la industria textil

by Julen

Fueron más de 500 cuando en 2013 se desplomó un edificio en Bangladesh. Quedaba lejos, pero, entre otras marcas implicadas, enseguida afloró la información de que El Corte Inglés subcontrataba allí la confección de prendas. Ahora es un poco más cerca, aquí al sur de Europa, en el norte de Marruecos. Y, bueno, solo han sido 28. El País titula al menos 28. Desgracias que pueden ocurrir en cualquier parte, qué se le va a hacer. Para que podamos comprar ropa a precios competitivos hay que pasar por pequeños atajos, como llevar la producción a lugares recónditos del planeta, escondidos de la luz del primer mundo. Si luego mueren 500 o solo 28; en fin, hay que competir en el mercado. Daños colaterales.

Pasa el tiempo y las grandes corporaciones se rodean de memorias de responsabilidad social. Firman documentos con compromisos en materia de derechos laborales. Se comprometen a unas condiciones de trabajo dignas y salarios en consonancia. Todo eso luego, en la realidad, lo puedes traducir a greenwashing, esclavitud y salarios y trabajos de mierda. Porque parece que en 2021 seguimos con estos pequeños desajustes: subcontrata que subcontrata que subcontrata. Hasta que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Total, solo han sido 28. Cuatro días en los titulares de prensa y luego, si te he visto no me acuerdo. En el diario.es:

El profesor universitario y experto en Derecho del Trabajo, Khaled Bouqich, explicó a Efe que es relativamente habitual en el sector textil en Marruecos la «cadena de subcontratas»: una gran empresa subcontrata una actividad concreta a una compañía más pequeña, que a su vez la vuelve a subcontratar.

Y llegamos, así, a los 28 muertos, al taller clandestino, al empleo casi siempre feminizado, a unas condiciones imposibles de soportar en nuestras queridas democracias occidentales. Eso sí, mejor que se queden allí y que se mueran allí. Aquí, en Europa, 28 muertos en una fábrica sería algo descomunal, una ignominia para cualquier país de bien. Ahí, ya en África, es todo más soportable. Otra razón más para contener a las hordas de migrantes que quieren saltar la puta valla de Melilla. ¿No ves? Si ahí mismo, a escasos 70 kilómetros de frontera de Ceuta, tienen trabajo en cualquier taller textil. ¿Qué más quieren? ¿Condiciones laborales dignas, seguridad social y un salario justo? Hasta ahí podíamos llegar.

El management moderno exige externalizar actividades. Nada de integrar para que luego te cojan con el carrito de los helados. No, necesitamos estructuras livianas, agilidad, una cadena flexible de producción. Cuando hay trabajo, hay; cuando no, mis costes fijos deben ser lo suficientemente bajos como para poder aguantar el bache. ¿La compra responsable? Bueno, ya contrataremos consultoría para elaborar una preciosa memoria y propondremos auditorías. Luego, si la cadena de subcontratación va más allá, ¿qué quieres que le haga? No podemos llegar hasta el final.

El final es este: solo 28 muertos. Occidente sigue pensando que es así como deben ser las cosas. Aquí el diseño, el concepto, el marketing, el branding, la idea. Allá el taller clandestino. Allá el riesgo, el salario de mierda y las condiciones infrahumanas. Como siempre. De vez en cuando, eso sí, los titulares nos dan 28 muertos. Solo.

Imagen de Rob van der Meijden en Pixabay.

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