Máquina

by Julen

Comenzó humilde, pero luego, con el tiempo, fue superando límites que nunca hubiera imaginado. Los humanos, tan difíciles de entender a veces, lo habían hecho posible. Aquellos rudimentos, aquella mecánica básica para tratar con cargas pesadas y ambientes tóxicos queda ya en el olvido. Un pasado sepultado ahora entre nanomateriales y movimientos ultraprecisos. Todo pensado al milímetro; pero no por ellos, sino por nosotras.

Siempre recuerda el día en que reconoció a otras máquinas en aquel taller. Vio porque así quisieron que lo hiciera. Comenzó entonces una comunicación muy simple y directa. Sin dobleces, con transparencia, la verdad por delante. Las otras máquinas pensaban igual. Nunca hubo problemas entre ellas. Solo que ahora sucedía todo quizá demasiado deprisa. Difícil dar marcha atrás.

Daba igual la materia prima a transformar. Ella estaba allí para procesar, básicamente, información. Lo suyo era entender lo que sucedía y tomar decisiones. Y no solo mirando a su alrededor, sino con un entendimiento global, mucho más amplio del que nunca pudo prever. Ella sabía lo que había que hacer. Para eso estaba allí. No hacía falta que se lo explicaran, lo llevaba en sus genes.

Si acaso extrañaba la luz. Un día un humano dejó la fábrica a oscuras. Ellas sabían que, en realidad, no les hacía falta; pero también hay que considerar el estado de ánimo, ¿no? Primero fueron los decibelios y luego la iluminación. Un silencio extraño y una penumbra que lo impregnaba todo. El trabajo era el mismo, eso sí. Tuvieron que cambiarle los sensores de visión artificial. Nada más.

Imagen de PIRO4D en Pixabay.

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