Estanterías

by Julen

Vacías, blancas, olvidadas en un rincón. Son solo estructuras. Son formas. Líneas a diferenes alturas que conforman rectángulos. Se recortan sobre el fondo de la pared y esperan. Sí, esperan. Educadas, sin levantar nunca una voz, saben que mientras estén vacías no lo son. Por eso no hacen ruido. Conocen su destino y la paciencia debe ser su virtud.

En realidad, proceden todas de un proceso industrial vulgar. Con matices según los materiales, pero no hay mucho misterio en semejantes formas regulares. Lo suyo es básicamente el ángulo recto y ahí todo se simplifica. Nunca podrán presumir de origen noble. Aunque entre ellas haya quien quiera destacar, no es fácil huir de un diseño previsible. A fin de cuentas, se las espera por su función.

También sucede, es cierto, que a veces reciben maltrato. No es muy habitual, pero lo hay. Los cardenales en forma de alabeos lo demuestran. Lo que antaño fue una superficie lista y nivelada al milímetro pierde tal condición. ¿Cómo pudo suceder? Las cargas demasiado pesadas, una violencia innecesaria. Un sufrimiento en silencio que casi nadie fue capaz de anticipar.

Por fin, una de ellas sale del almacén. La han elegido entre un muestrario que casi tendía a infinito. La rutina del porte, montar, ajustar y lista para comenzar una nueva vida. Tímida al principio, sin saber cuál será su compañía. Tras un par de días a la espera, por fin ve que poco a poco van llegando libros. Ni tan mal. Mucha novela negra y criminal.

Imagen de Prettysleepy en Pixabay.

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