Seguimos escribiendo en torno a nuestro mapa de la transformación digital. Antes de pasar a los elementos más operativos, quería detenerme en un aspecto concreto de los que citamos cuando hablamos de la estrategia. En aquel post decíamos:
Más allá de la mejora en competividad que buscamos, hay que elevar la mirada y pensar que no podemos dejar un mundo peor para quienes vengan por detrás. Tenemos esa responsabilidad, individual y colectiva. Me gustaría que quedara acuñado el término transformación digital responsable porque, insisto, me da que demasiadas veces se nos nubla la vista con las promesas que nos llegan desde la transformación digital «a secas».
Pues bien, a finales de mayo de este año Antonio Vives publicaba en su blog Cumpetere un artículo, La responsabilidad social de la digitalización, que me sirve para poner en valor este concepto de TD responsable. Allí citaba la referencia de Michael Wade, quien había publicado en la MIT Sloan Management Review un texto muy sencillo pero esclarecedor de los cuatro ámbitos de la responsabilidad digital corporativa (es como la denomina el autor en cuestión): Corporate Responsibility in the Digital Era. Además, dicho sea de paso, ando preparando unos materiales para un módulo del máster en cooperativismo y gestión socioempresarial en el que abordaremos la TD desde la óptica de la economía social y el gráfico que veis más abajo me viene de perlas. Ahí en nuestro máster, por supuesto, es obligada la reflexión en torno al modelo de TD que estamos proponiendo y su impacto no ya en la economía sino también en nuestra vida comunitaria y en el planeta en su conjunto. Y, claro, uno enseguida ve nubarrones, para qué ocultarlo.
Como se puede apreciar, Wade nos propone cuatro ámbitos para entender la responsabilidad digital que deben asumir las empresas: social, económica, tecnológica y medioambiental. A estas alturas de partido hay que andarse con cuidado porque los avances de la digitalización son cuánticos y si caemos en un tecnologicismo acrítico podemos vernos en serios problemas (que, me temo, es la situación en la que ya estamos).
The risks to humanity of poor or unethical digital practices are increasing rapidly and can no longer be ignored. Imagine the damage that could be caused by a weapon controlled by malevolent AI, the impact of a total loss of personal privacy, or the social and economic costs of unregulated gig-economy jobs with few or no social protections. The potential outcomes of these and other scenarios are starting to be openly discussed within governments and civil society. Now corporate entities need to join the debate.
La responsabilidad digital social tiene que ver con el vínculo que la empresa establece con la sociedad y sus personas. Aquí cabe considerar aspectos relacionados con la privacidad y los datos personales, con la diversidad digital y la inclusión para limitar la brecha digital. Por su parte, la responsabilidad digital económica tiene que ver con el reemplazo de humanos por robots y la consiguiente posible pérdida de puestos de trabajo. Además, son muchos los estudios que nos alertan de que una gran mayoría de los nuevos puestos creados alrededor de la gig economy y sus plataformas son de muy escaso valor y abocan a la precariedad.
La responsabilidad social tecnológica es la que se refiere a la creación de las tecnologías en sí mismas. ¿Se generan algortimos libres de sesgos o la inteligencia artificial está reproduciendo los que ya portaban quienes los diseñan? Por otra parte, ¿de qué forma limitar la creación de tecnologías potencialmente dañinas o con aplicaciones, por ejemplo, armamentísticas? Finalmente, Michael Wade nos presenta la responsabilidad digital medioambiental: ¿qué consecuencias acarrea el consumismo exacerbado en torno a los dispositivos?, ¿cómo controlar la obsolescencia programada?, ¿a qué niveles de consumo de energía nos conduce el modelo actual?
En fin, aprovecharé este enfoque en cuatro ámbitos para profundizar cuando me toque compartir reflexión con nuestras alumnas y alumnos del máster.
As sustainability and digitization trends continue to grow, CDR will become increasingly relevant for organizational performance, both to mitigate risks and to delight increasingly digitally and sustainability-savvy consumers in new ways. Organizations that fail to take a synergistic and coordinated approach to CDR may find themselves in trouble with customers, employees, and regulators.
Posts anteriores publicados de la serie sobre el mapa de la transformación digital:
- Un mapa de la transformación digital
- El mapa de la transformación digital: ¿cómo lo gestionamos?
- El mapa de la transformación digital: la estrategia
- El mapa de la transformación digital: 5 claves cuando todo es VUCA
7 comentarios
[…] la necesidad de un planteamiento ético en torno a la TD, ese del que hablamos más en concreto en el artículo anterior de la serie. No obstante, en este nos centramos en la aptitud y la actitud de las personas que deben […]
[…] necesidad de un planteamiento ético en torno a la TD, ese del que hablamos más en concreto en el artículo anterior de la serie. No obstante, en este nos centramos en la aptitud y la actitud de las personas que deben […]
[…] lo anterior porque este enfoque de transformación digital responsable con el que proponemos trabajar no se puede olvidar que no todo sirve. En concreto las formas […]
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