¿Ídolos deportivos? Más bien productos de marketing

by Julen

Sí, se han puesto de moda los documentales para ensalzar a los ídolos deportivos (por cierto, con una abosluta mayoría de machos). Podéis leer al respecto en este artículo de eldiario.es: El ‘boom’ de los documentales sobre deportistas españoles, un fenómeno de las plataformas que no para de crecer. Supongo que las audiencias mandan y alguien habrá hecho un sesudo estudio de mercado en el que se dice que hay negocio. Más allá de los logros deportivos en sí mismos, cuenta crear el típico storytelling con el que enganchar a la ciudadanía de a pie que lo quiere es olvidar tristezas y ganar en ilusión. Así que el producto documental de ídolo deportivo cumple con su función.

El artículo, firmado por Pedro Zárate, lo explica bien a las claras:

Los espectadores quieren saber los pormenores de sus éxitos, cómo han llegado a tocar el cielo desde un pueblo como el tuyo o como el mío, cómo se comportan en su día a día, cómo es su vida cuando no están compitiendo y por qué tomaron las decisiones que tomaron a lo largo de su carrera. Si a esto le añadimos la épica deportiva -ingrediente imprescindible para construir un relato atractivo para los hinchas- y la irrupción de las plataformas de streaming, el resultado es el aluvión de documentales sobre deportistas españoles que ha llegado a nuestras pantallas en los últimos tiempos y que no parece que vaya a detenerse en el futuro más cercano.

A mí esto de subir a un pedestal a toda esta gente y colocarlos como referentes sociales me produce sarpullido, la verdad. Es la vieja historia de ir apartando dosis de humanidad para dejar solo las de heroicidad. El discurso de sacrificio, de constancia, de ejemplo para niñas y niños tiene una parte que la mayor de las veces pasa desapercibida: son productos para el consumo. Están fabricados a partir de lo que la audiencia pide, son elaboraciones muy bien diseñadas para tocarnos la fibra sensible. Como tal, son productos de marketing. No se nos tiene que olvidar.

Ya he escrito alguna otra vez aquí que el deporte de élite siempre me ha parecido bastante enfermizo. Por supuesto que es difícil no admirar a gente que destaca en lo suyo. Pero hay que buscar las dosis justas porque todos tienen por detrás a sus asesores de imagen, sus marcas, su imagen, su lado mediático; todo ello forma parte de la sociedad del espectáculo en la que vivimos. Las marcas hacen viajar sus mensajes a través de todos estos supuestos referentes porque saben que así venden sus productos mejor. Si Ronaldo usa esos calzoncillos será por algo, ¿no? Así de simple es el mensaje.

Pues eso, resulta que ahora las plataformas han descubierto un nuevo filón en este tipo de documentales, mezcla de épica, sacrificio y cosmética. Para no liarse demasiado, ¿en qué se fijan? Pues básicamente en el fútbol, que no son tontos, vaya. Todo es más simple de lo que parece. El fútbol, sobre todo el de élite, sigue siendo, para mí, un fracaso educativo. Ahí mandan el dinero y los resultados. En el fútbol de élite, ahí vive toda esta gente de la que están fabricando documentales. Con alguna excepción (por lo que leo en el artículo, bádminton y halterofilia; o sea, mujeres), el fútbol de élite es la materia prima para elaborar productos de marketing en forma de documentales épicos.

Ya digo, todo es más sencillo de lo que parece: se trata de hacer dinero. Solo que ahora vivimos en la estetización del capitalismo.

Imagen de Pexels en Pixabay.

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1 comentario

Paula Badosa y el Athletic de Bilbao – Consultoría artesana en red 22/10/2021 - 05:49

[…] Siempre he considerado el deporte de élite como un cocedero de gente no demasiado sana. En la actualidad los ídolos del deporte terminan engullidos dentro de las lógicas del marketing más salvaje. Su imagen pública se convierte en muchos casos en una fuente de ingresos que hay que gestionar. No es su vida, es alguien, un equipo de profesionales, que está ahí para extraer réditos del potencial mediático que atesora la figura en cuestión. El deporte va por un lado, pero a su lado el marketing es tan relevante o más. Ser buena deportista no equivale a ser buena persona en su más amplio sentido. El efecto halo, un sesgo cognitivo muy habitual, nos hace caer en la trampa. […]

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