La presión de escribir

by Julen

Casi en forma convulsiva. De nuevo ante el teclado. De nuevo con la necesidad de que las líneas vayan sucediéndose repletas de caracteres. Conseguir que esos caraceteres encuentren su sentido. Conseguir que yo les encuentre sentido. Escribir, escribir. Deprisa. Sin dejar que nada escape a las yemas de mis dedos. Otra vez. Todavía no he llegado a terminar el primer párrafo y ya hay cola. Otros caracteres, otras palabras ya han cogido número. Y esperan.

Segundo párrafo. Sin tiempo apenas para pensar lo que que quiero decir. Un error tipográfico, otro más. Cierta inquietud. ¿Por qué hoy los dedos se muestra tan torpes? Pienso y reviso qué tal ha ido el día, pero no encuentro razón aparente. Otro error tipográfico. No sé cuántas correcciones llevo en estas pocas líneas que soy capaz de hilvanar. Pero no hay tregua. Veo ahí abajo otra turba de palabras a la espera. Gritan, golpean las puertas del blog. Malditas.

No hay clemencia. Ahora no me puedo parar. No puedo decir que no lo sabía. Siempre me pasa algo parecido. No sé de dónde llega la exigencia, la verdad. ¿Realmente es una exigencia? No sé explicarlo. Las prisas siguen provocando más y más errores tipográficos. El teclado parece desplazar las letras de un sitio a otro. Se me nubla la vista por momentos. Miro hacia abajo. Miro hace el frente. La pantalla escupe el texto.

Por fin, creo que voy a sobrevivir de nuevo. Ya no queda casi nada. El argumento se ha perdido en el camino. No sé muy bien qué quería decir. Sé que me puse con el teclado. Sé que decía arriba: «Nueva entrada». Casi sin tiempo para tomar aliento, me puse otra vez como un animal a devorar las líneas. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido? ¿Quizá cuatro o cinco minutos? ¿Quizá menos? ¿Por qué lo hago? Debe haber muchos demonios ahí dentro, ¿verdad?

Imagen de Dominic Alberts en Pixabay.

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