El viernes pasado llevamos a cabo, tras un primer aplazamiento, el primer taller REDCA online. Las circunstancias obligan y creo que, como en tantas otros casos, la pregunta era: ¿por qué no lo habíamos hecho antes? Sabemos que estos encuentros suelen ser intensos y que sirven para poner en común mucho más que situaciones profesionales. Son ya muchos años de relación como para saber que estos contactos nos alimentan también en lo personal. Es complicado de explicar, pero la realidad nos ha ido colocando en nuestro lugar. Quizá la intensidad, pensamos, estaría reñida con lo virtual. El caso es que, el taller número 11 sucedió online.
Frente a otros encuentros mucho más extensos en el tiempo, esta vez fueron solamente tres horas. Teníamos una agenda con temas que habían ido surgiendo en fechas recientes y algún que otro asunto delicado que tratar que venía del taller anterior, el que llevamos a cabo en febrero pasado en Madrid. Tras una ronda que nos ayudó a tomar conciencia de cómo cada cual estaba afrontando la pandemia, hubo luego un tiempo para poner en común. Creo que, en general, lo vivimos como tiempo de oportunidad y, a la vez, como tiempo de enorme preocupación. En lo profesional quien más quien menos se ha dado cuenta de que virtualizar es un paso natural en nuestra forma de trabajar. Al hacerlo emerge un escenario diferente, en el que nos sentimos relativamente cómodos. En general, siempre nos hemos llevado bien con las tecnologías y que no hubiera plan B no ha hecho sino aflorar nuestras competencias digitales en su más amplio sentido.
Claro que el momento actual es muy complejo. En lo personal la preocupación es evidente respecto a nuestra gente mayor. Hasta la fecha los datos dan miedo y quienes tenemos mayores a los que cuidar andamos siempre con esa espada de Damocles detrás. Por otra parte, en lo profesional estamos comprobando cómo ciertas empresas, muy condicionadas por su sector de actividad, están abocadas a una crisis como quizá no hayan conocido antes. Y por detrás de todo esto, reconocer que como humanidad no éramos lo que nos habíamos creído. El panorama no es sencillo de interpretar. Ahora bien, como profesionales de REDCA, con las lógicas inquietudes de un momento tan dramático como el actual, creo que ni tan mal.
En cuanto a los temas concretos que abordamos, por fin llegamos a un consenso en la forma en que dar pie a que se puedan incorporar otras personas a REDCA. Siempre será a través de la propuesta de alguien que ya forma parte de la red y requerirá de la unanimidad del resto. No tiene sentido que pasemos a ser un colectivo mucho más grande en número. Una cosa es compartir nuestro enfoque y filosofía de trabajo, pero en tanto REDCA son muchos años de química entre nosotras y creo que así debería continuar. Pero también es natural que haya cambios. Ya veremos qué sucede.
En esa misma línea también vamos a gestionar colaboraciones para escribir en el blog, al estilo de Doce Miradas. Redactaremos unas breves líneas de orientación para explicar sobre qué y cómo nos gustaría recibir colaboraciones. Al igual que en el caso de nuevos miembros, la intención es canalizarlas siempre a través de un miembro de la red, lo que no excluye, claro está, que si alguien quiere participar, pueda hacerlo. Pasará por un comité de redacción (aún por concretar) y se decidirá según proceda.
Decía antes que había también asuntos delicados. Sobre todo tenía que ver con qué entendemos que es compromiso con REDCA y si podía darse el caso de que viéramos que estaba faltando en alguien en particular. Es un asunto, desde luego, muy subjetivo evaluar hasta qué punto existe o no ese compromismo. Soy de los que piensa que los encuentros REDCA son la clave: o se está o no se está. Creo también que cuando de por medio alguien tiene la sensación de que ese compromiso está faltando lo mejor es que lo diga abiertamente. Somos adultos y estas situaciones hay que afrontarlas de frente, mirándonos a los ojos y con asertividad.
En fin, un primer taller online que sirvió para darnos cuenta de que este formato lo podemos replicar con mayor frecuencia que el físico. La logística es mucho más sencilla y ya hemos acordado organizarlos para que podamos compartir aprendizajes asociados a los proyectos de consultoría que cada cual desarrolla. Manel siempre ha inisistido en que REDCA tiene sentido en cuanto se convierta en auténtica comunidad de práctica. Creo que el formato online nos va a ayudar a que así sea. Como decía al principio, para quienes conformamos REDCA, es momento de oportunidad. Cada cual, desde su particular situación, entenderá en qué se concreta y siempre con ese punto de preocupación al que obliga un contexto de emergencia sanitaria como el actual, con consecuencias enormes en lo económico.
Termino como empecé: ¿por qué no habíamos planteado un taller online hasta la fecha? Quizá no éramos capaces de entender que, más allá de la tecnología que pongamos sobre la mesa, lo que de verdad importa es el contacto síncrono de todo el grupo. Se abren nuevas posibilidades. En breve espero poder comentar una iniciativa que estamos gestando con gente de Paraguay. Seguimos en contacto. Gracias por estar ahí. Cuidaos mucho.
La imagen, cortesía de Juanjo Brizuela 🙂