El cerebro despistado

by Julen

Parece que no se encuentran antecedentes. Las neuronas se mueven inquietas, preguntan aquí y allá, pero nadie es capaz de proporcionarles una pista válida. El experimento es de tal magnitud que las tiene desconcertadas. Los axones y las dendritas tienen que reprogramar su actividad a marchas forzadas. Es tal el revuelo que nada de lo de antes sirve. Hay que partir de un folio en blanco. El silencio. En teoría.

La gama cromática salta por los aires. Lo impensable comienza a ganar terreno y a ocupar actividad cerebral. Las señales, eléctricas o químicas, parecen cargadas de un significado desconocido hasta la fecha. Suceden, sin orden aparente, y organizan un concierto en el que no hay partitura alguna. La fiesta es total. Las neuronas sensoriales comienzan a entremezclar información. De momento, no hay cartografía. Los sentidos se rebelan.

El tiempo se ha detenido. Si hacía falta algo para empujarlo todo hacia el caos, ya está aquí. Los días empiezan a parecerse sospechosamente unos a otros. Las rutinas se van pegando como una costra en la corteza cerebral. La respiración y el ritmo cardiaco abandonan sus lugares habituales y juguetean con lo insondable. Nadie parece estar al mando. La partida se juega con unas cartas distintas y no hay regla que sirva.

Las sensaciones inquietan. Sea como sea, la fábrica sigue echando humo. Aunque no haya plan director alguno, la actividad parece frenética. No hay proceso que se detenga. Cada cual busca su escaporia y se aplica en el método del ensayo y error. La desinformación agiganta las zonas oscuras. Adentrarse en ellas es pura lotería. Pero no hay renuncia. Solo es un momento único, nunca antes conocido. Allá arriba parece haber una pelea por un nuevo orden. La batalla no ha hecho más que comenzar. Yo, desde fuera, asisto atónito a lo que pasa en mi cerebro. En tu cerebro.

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