Lo sigo encontrando con demasiada frecuencia. De un buen técnico surge un mal gestor. Ya escribí antes (por cierto, con comentarios estupendos… que no tuve la delicadeza de responder). Lula Towanda también habló de batas y corbatas, Nice habló del gris. Y supongo que mucha más gente se lo preguntará. Y no lo entiendo del todo. En parte sí, pero hay algo que se me escapa.
Supón que trabajas en una empresa industrial no muy grande. Pongamos 150 personas. En el taller ves gente que funciona bien, que parecen destacar del resto de personas que allí trabajan. Son unas pocas personas en las que cualquiera puede observar unas destrezas especiales. Captan enseguida cómo hay que hacer el trabajo, se aplican a ello, observan qué funciona y qué no, y, como consecuencia, son capaces de rendir de forma sobresaliente.
Incluso muchas veces encuentras personas que trasladan sus sugerencias de mejora al sistema. Informan sobre cómo podrían modificarse los procesos de trabajo para ganar en eficiencia. Lógica consecuencia de trabajar con atención. Sí, con «atención«, ese gran invento para que las cosas funcionen mejor. Una vez que han prestado atención a lo que pasa por sus manos y trasladado a su cabeza, se dan cuenta de que hay muchas cosas para mejorar. Piensan, analizan y nos lo cuentan.
Qué suerte. Ya tenemos una persona de esas que vale su peso en oro… aunque nunca se lo pagaremos, claro está.
Y de repente surge la necesidad de nombrar a una persona para coordinar toda un sección del taller. Son quince personas y alguien ha decidido que allí no se puede estar sin una persona que coordine. Necesitan un jefe de equipo, un encargado, un «lo que quieras llamarle». Pero el gran sheriff ha decidido que nos hace falta esa persona que coordine. Entonces se monta el gran tinglado. Veamos el proceso, al que asistes incrédulo.
Primero: todo el mundo sabe quién podría ser la persona para ocupar el puesto. La gente piensa que quien mejor trabaja, juicio simple, directo al grano. Y allí hay precandidato claro. La gente no se para a pensar cómo será como jefe, por mucho que alguien allí dentro esté dale que te pego a describir el perfil de ese puesto de trabajo. Claro que en el perfil dibuja un imposible (o raro caso al menos) tratando de conjugar buenos conocimientos técnicos y amplias dotes de gestión: planificación, personas, seguimiento… blablablá.
Si fuéramos personas que confiamos las unas en las otras, acordaríamos quién es la persona. Nos reuniríamos y como gente civilizada, lo acordaríamos. Pero hay un sistema y los sistemas están para lo que están. Para aplicarlos. Así que lo aplicamos: perfil del puesto, convocatoria oficial, pruebas pscicotécnicas rancias o menos rancias, pruebas de aptitud, entrevista y… santa decisión final, siempre injusta. Por cierto, a esta decisión se aplica un ley de Murphy que dice que la decisión será injusta aunque te decantes por el otro candidato con opciones… o por cualquier otro. Vamos, que da igual, siempre es injusta.
Ha pasado la semana de rigor y… ¡joder!, la persona en cuestión no se presenta. Con cierta tensión en el ambiente, el jefe del jefe se acerca sigilosamente a… llamémosle H. Pues sí, H, he visto que no te has presentado al puesto de coordinador. Sí, es que no lo veo claro. Pero seguro que tú vales. Sí, pero es que yo aquí estoy a gusto. Ya, H, pero la empresa te está dando una oportunidad para progresar. ¡¡¡¡Ta chán!!!! Aquí la cagamos. Progresar = actividades indirectas de «ordeno y mando», o su versión moderna de «coordina y motiva». Si quieres seguir siendo un buen técnico, púdrete con el sueldo de miseria que acarreas.
Al final, como la pasta es la pasta y en casa todos sabemos que el crédito hipotecario nos está jodiendo, H se presenta.
Como todo el mundo sabe, porque el mundo es simple, el puesto está «dado». Esto es una mierda. Aquí siempre es lo mismo. Para qué publicarán estas oportunidades de promoción interna si el puesto ya está dado. Esto es una mierda. Siempre igual.
H saca el puesto. La gente se mosquea con él. Mírale ahora. La gente le hace un cierto vacío. H no es el mismo de antes. Ahora empieza a ver el lado oscuro de la raza humana. Adiós a la partida de mus con los compañeros. Ahora se ha pasado al enemigo. Y en esas condiciones, adiós al buen técnico, bienvenido un mal gestor. No sé hasta cuánto se puede explicar por sus incompetencias de gestión; en realidad creo que es más bien una cuestión de «contexto cabrón». Fracaso anticipado. Fracaso. Y a no ser que tenga su índice de resiliencia bien alto, cicatriza mal.
Estas historias se repiten una y otra vez. Se repiten, se repiten, se repiten, se repiten. ¿Por qué?
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10 comentarios
¿Por la propia naturaleza de la raza humana, quizás…?
Muy buena pregunta. Comparto contigo la sensación de que algo no cuadra.
Aunque en mi opinión lo que más chirría es lo que apuntas de «progresar = actividades de gestión».
¿No se supone que el valor de todo en esta sociedad lo fija la ley de la oferta y la demanda?. Y los directivos ¿porque cobran más?. ¿Es necesario para gestionar tener conocimientos muy complejos?.
Como dice Fernando, para mi que este tema cae totalmente fuera del terreno de lo racional. Se trata únicamente del reflejo puro, intacto y directo de las relaciones jerárquicas que tenemos grabadas en nuestros instintos de primates. Las relaciones laborales no son fruto de una estructura social que hallamos desarrollado, son únicamente comportamiento animal que debería estudiar la etología.
Si me permites una de mis frivolidades diría que si hubieran elegido un coordinador que fuera un amigo del cole del jefe, H seguiría feliz trabajando como técnico, rindiendo y jugando su partida de mus sin necesidad de pasarse al lado oscuro.
Si H pudiera progresar económicamente sin necesidad de arruinar sus habilidades y el amigo del cole del jefe no ganase más que los que realmente producen, la vida sería más justa.
Me pregunto ¿por qué ganan más los que miran que los que trabajan?
Aunque entiendo las fuerzas ancestrales (primarias o animales) que comentáis, creo que todo proviene de la división del trabajo (unos piensan/gestionan otros hacen) que lo tenemos grabado en lo más íntimo. Directos vs. Indirectos. Nos cuesta salir de esa dicotomía de pensamiento. Es una dinámica que se repite en cualquier sistema actual. Conmigo o contra mí. La maldita «línea» que todo lo separa.
Es el mismo Principio de Peter el que comentas (todos escalamos hasta nuestro nivel de incompetencia).
Preguntas por qué ocurre tanto esto de «elevar» a buenos técnicos a «malos gestores». A mí se me ocurre una respuesta: Nuestra educación y formación se ha centrado principalmente en desarrollar nuestras capacidades técnicas, y no las de gestión (de personas, el 95% de la gestión), lo dice un ingeniero formado inicialmente SÓLO técnicamente.
Por tanto, la respuesta puede ser: ¡¡ES QUE NO SE ENCUENTRAN BUENOS GESTORES!!
Coincido con Nice en lo de la «maldita linea». ¿Y si H. al final se animó por que también lo veía como un reto, como una evoluación en el trabajo que llevaba 15 años haciendo igual, agusto, pero igual? De repente, al poner todo su esfuerzo en una nueva tarea, antes de que le valoren su trabajo, el hecho de cruzar la linea le coloca «en otro sitio».
De todas maneras, aqui veo los dos problemas de base muy claros: que la excelencia técnica no se valora, en seguida llegas a su techo. Y que la formación en gestión se ignora complemtamente, parece que debe ser algo adquirido.
fernandomh, ¿así de simple?, ¿nos resignamos? Conste que es una opción, porque veo que se sucede una y otra vez.
telémaco, a lo mejor has descubierto una nueva línea de pensamiento para el management y nos encontramos en breve con que algún gurú nos compara primates y empresas. Tampoco lo descartaría. Quizá con este tipo de promociones sale lo «animal» que llevamos dentro.
Lula, curioso el asunto de pagar por ver. El cuarto misterio de la cristiandad, creo.
nice, prefiero el primer argumento que utilizas. Quizá tengamos que negar la mayor, es decir, el hecho de separar esos dos grupos de actividades.
joserra, creo que resumes muy bien por qué llegamos a estas situaciones, con tus dos argumentos. Conste que para mí, lo primero de todo es saber técnicamente de algo… aunque sea de gestión.
Lo animal que llevo yo dentro me salió cuando escribí «hallamos desarrollado» en lugar de «hayamos desarrollado».
Eso me pasa por darle al botón de «publicar» sin revisar antes las burradas que escribo.
¡Perdón!
es propiedad del necio confundir valor y precio. están locos estos romanos…
Por frustraciones personales, falta de decisión y envidias posteriores al hacer comparaciones. ¡es la raza humana!
saludos
[…] directivos y mandos medios. Esta es una necesidad que ya se ha diagnosticado y se denomina, ” El síndrome del buen técnico, mal gerente“, Esta es una persona que es un buen técnico ya sea en la área contable, en el área de […]